Si se toman las precauciones básicas que dicta el sentido común, viajar por Chile no resulta un problema. No se requiere ninguna vacuna especial, aunque conviene estar al día con las vacunas de rutina. En la América del Sur templada, las enfermedades transmitidas por mosquitos no suelen suponer un problema; la mayoría de las infecciones se relacionan con el consumo de comida y bebida contaminadas.
Las instalaciones modernas de Santiago ofrecen servicio de urgencias 24 h, además de especialistas (con cita previa) y hospitalización; entre ellas se cuenta la Clínica Las Condes (2-2210-4000; www.clinicalascondes.cl; Lo Fontecilla 441, Las Condes). Para un listado de médicos, dentistas y laboratorios en Santiago, véase la web de la embajada de EE UU (https://cl.usembassy.gov).
Por lo general, la atención médica en Santiago y otras ciudades es buena, pero en zonas más remotas puede ser difícil de encontrar. La mayoría de los médicos y hospitales esperan que se les pague en efectivo, independientemente de si el paciente cuenta con seguro de viaje. Se puede encontrar un listado de empresas de evacuación de enfermos y seguros de viaje en la web del Departamento de Estado de EE UU (www.state.gov).
La mayoría de las farmacias están bien abastecidas y atendidas por farmacéuticos titulados, y la calidad de los medicamentos es la habitual en cualquier país industrializado. Algunos fármacos que en otros países requieren prescripción facultativa se dispensan aquí sin receta. Quien se esté medicando debe conocer el nombre del principio activo del fármaco por si necesita comprarlo.
La atención médica en la isla de Pascua (Rapa Nui) y en pueblos del norte de la Patagonia es muy limitada. Las postas (centros de asistencia primaria) casi nunca están bien abastecidas de medicamentos y suelen estar atendidas solo por paramédicos. Los problemas de salud graves requieren la evacuación a una ciudad grande.
Por lo general, el agua del grifo es segura en las ciudades, pero su elevado contenido en minerales puede causar malestar estomacal; el agua embotellada conviene a estómagos delicados y en el norte.
El método más eficaz para purificar el agua es hervirla durante 1 min, o 3 min a más de 2000 m de altura. También puede desinfectarse con pastillas de yodo, un filtro o Steripen.
Se halla por todo el país. No es agresiva, pero su veneno es muy peligroso: puede producir lesiones, insuficiencia renal e incluso la muerte. Mide entre 8 y 30 mm (patas incluidas) y se identifica por su color marrón, manchas en forma de violín y por tener seis ojos. En caso de sufrir una picadura hay que aplicarse hielo y buscar atención médica inmediata.
La transmiten los jejenes en los valles áridos de las laderas occidentales de los Andes, entre los 800 y los 3000 m de altitud. Los síntomas principales son fiebre y fuertes dolores corporales. Algunas complicaciones posibles son una anemia aguda, dilatación del hígado y el bazo y, en ocasiones, la muerte. Suele tratarse con cloranfenicol, aunque la doxiciclina también es eficaz.
Infección muy grave y de progresión rápida que transmiten los roedores. A finales del 2010 se produjo un brote en zonas rurales del sur y del centro de Chile, y desde entonces se han registrado casos esporádicos. La enfermedad se da en personas que viven en contacto con los excrementos de roedores.
Es poco probable que los viajeros resulten afectados, aunque quienes se alojen en zonas forestales quizá corran mayor riesgo. Nunca se debe acampar en refugios abandonados, donde existe peligro de exponerse a excrementos infectados. Lo más seguro es montar la tienda de campaña. Los campistas que vayan a una zona con hantavirus pueden informarse en los puestos de los guardabosques.
También conocido como soroche, el mar de altura se puede producir si se asciende rápidamente a más de 2500 m. Los posibles síntomas son dolor de cabeza, náuseas, vómitos, mareos, malestar general, insomnio y pérdida de apetito. Los casos graves pueden complicarse con fluido en los pulmones (edema pulmonar de altura) o hinchazón del cerebro (edema cerebral de altura).
El mejor tratamiento para el mal de altura es bajar. Si alguien presenta síntomas, no debe ascender, y si los síntomas son graves o persistentes, debe descender de inmediato.
Hay que dejar un tiempo para aclimatarse a las altitudes más elevadas y beber mucho líquido, pero no alcohol. Si se planea una ascensión o excursión a gran altura, se aconseja llevar una receta de Diamox; se debe tomar 24 h antes de acceder a la región.
Se recomienda contratar un seguro médico. En caso de sufrir un problema médico potencialmente fatal, quizá se quiera ser repatriado, y esto puede ser muy caro. La embajada del país de origen puede recomendar servicios médicos.
Antes y durante el viaje recomendamos que cualquier información relacionada con seguridad, salud, trámites administrativos como la expedición de visados, etc. sea verificada con el Ministerio de Asuntos Exteriores del país del viajero.