Bienvenidos a América del Sur

Picos andinos, selva pluvial amazónica, glaciares patagónicos, ruinas incas, ciudades coloniales, playas blancas y una vibrante vida nocturna: las maravillas de América del Sur son escenario de increíbles aventuras.

Paisajes cautivadores

De los picos nevados de los Andes a los sinuosos canales del Amazonas, Sudamérica despliega una asombrosa variedad de maravillas naturales: frondosas selvas pluviales, volcanes altísimos, bosques nubosos envueltos en bruma, desiertos yermos, cañones rojizos, glaciares azulados y playas bañadas por el sol. Pocos sitios de la Tierra ofrecen tanta diversidad en cuanto a paisajes.

Vida y música

Este es uno de los grandes destinos musicales del mundo. Nada es comparable a escuchar los ritmos de la salsa colombiana, la samba brasileña, el tango argentino y la música popular andina en los mismos sitios donde nacieron. Las sensuales milongas (clubes de tango) de Buenos Aires, las calientes garrafeiras (salones de baile) de Río o las salsotecas (clubes de salsa) de Quito son estupendas para divertirse un sábado por la noche. Y esto es solo el comienzo de una gran odisea musical que abarca la trova peruana, el conmovedor pasillo ecuatoriano, el acelerado forró brasileño, el vertiginoso merengue venezolano, los tambores metálicos guyaneses, las arpas paraguayas y muchos otros. Solo hay que dejarse llevar, y apuntarse a alguna clase de baile por el camino.

Tesoros culturales

La diversidad de Sudamérica no termina con la geografía. Hay ciudades coloniales de calles adoquinadas, antiguas iglesias doradas y plazas majestuosas que apenas han cambiado desde el s. XVIII. Es posible regatear por coloridos tejidos en los mercados indígenas, compartir comida con los habitantes tradicionales de la selva pluvial y seguir los ritmos intensos de los percusionistas afro-brasileños. Sudamérica es cuna de una impresionante variedad de culturas vivas y antiguas, y conocerlas de primera mano es tan fácil como asomarse a ellas.

Grandes aventuras

Es posible ir de excursión entre los templos antiguos de los incas, admirar la asombrosa fuerza de las cataratas del Iguazú, o pasar el día observando fauna a bordo de una canoa que surca uno de los numerosos igarapés (canales estrechos) del Amazonas. También se puede descender las carreteras andinas en bicicleta de montaña, practicar rafting de aguas bravas por ríos de nivel V y surfear olas imponentes en ambas costas. Y cuando uno crea haberlo probado todo, que visite los espectaculares paisajes de la Tierra del Fuego, mire a los ojos a las extraordinarias criaturas de las Galápagos y trepe por las montañas mesetarias de la Gran Sabana para descubrir un panorama propio de la era Mesozoica.

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