Bienvenidos a las islas griegas

Las islas griegas inflaman la imaginación con una historia trufada de leyendas mitológicas y antiquísimas ruinas blanqueadas por el sol.

La vida en las islas

Hundir los pies en la arena y oír cómo el tibio Egeo lame la costa. Admirar la belleza majestuosa de Santorini o disfrutar de la trepidante vida nocturna de Miconos. Caminar entre un manto de flores silvestres en primavera o tumbarse en solitarias caletas en verano. Familiarizarse con el melancólico son de la rembetika y el sabor fuerte del tzatziki casero. Los días se funden unos con otros en un litoral aguamarina con algunas de las playas más límpidas de Europa. Así transcurre la vida en las islas. Muchos viajeros echan raíces y se quedan.

Satisfacer el apetito

Agasajar al forastero con abundante comida tradicional es lo habitual, como si se tratase de un familiar que regresa a casa. El viaje por las islas constituye una aventura culinaria. El queso es distinto en cada una, al igual que las hierbas y las mieles. En los puertos se ve cómo las capturas del día se vuelcan desde las redes mientras en las laderas de las colinas se cultivan otros manjares. En muchas islas, el legado italiano de la pasta adopta un regusto griego, y los mejillones se cuecen al vapor de ouzo; en otras, en cambio, el pasado otomano aflora en forma de especiados dulces y pasteles.

Viaje en el tiempo

Rodeado por las ruinas de Delos, o en el reconstruido palacio minoico de Cnosos, el viajero casi puede sentir la presencia de la antigua Grecia. La cautivadora ciudad de Acrotiri, excavada bajo las cenizas de la erupción volcánica de Santorini, y el amurallado casco medieval de Rodas transportan a tiempos remotos. Aparte de estos famosos lugares históricos, por casi todas las islas hay ruinas dispersas llenas de misterio e invadidas por las flores silvestres, desde las enormes estatuas de mármol de Naxos hasta los mosaicos del s. II de Cos. Los restos griegos son tan impresionantes como numerosos.

Actividades en las islas griegas

Las islas actúan como imanes flotantes para cualquiera que disfrute de las actividades al aire libre, como caminar por volcanes o calzadas bizantinas, remar en kayak junto a delfines, observar tortugas marinas o pedalear entre frondosos bosques. Las islas griegas son también lugares excelentes para practicar kitesurf, buceo con tubo y escalada en roca. Con anchos cielos y un paisaje tan vasto como variado, no es difícil entender por qué surgieron aquí tantos mitos sobre dioses y gigantes.

Por qué me gustan las islas griegas

Por Korina Miller, autora

Me quedé tirada en Tilos, una isla minúscula del Egeo. Mi ferri se había cancelado y una lluvia cálida caía en cortinas torrenciales, calándome hasta los huesos. Esta no era mi isla soñada. Me dirigí a una taberna de la playa, instalada en un edificio de piedra de finales de siglo. Una vez dentro, sus clientes me agasajaron con un trago de ouzo que se me deslizó por la garganta como un sol líquido. Alguien rasgueó una guitarra y los cantos llenaron la estancia. La vida insular se manifiesta de muchas maneras, pero la afabilidad de sus gentes es universal.

 

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