Bienvenidos a Ecuador

Aunque sea pequeño, Ecuador posee numerosas maravillas: arquitectura colonial, pintorescas aldeas quechuas, selva amazónica e imponentes cumbres andinas.

Esplendor cultural

En los centros históricos de Quito y Cuenca pueden verse preciosas plazas, iglesias, monasterios del s. XVII y bellas mansiones restauradas. Un modo genial de sumergirse en el pasado es pasear por sus calles empedradas entre joyas arquitectónicas de la era colonial española. Fuera de las ciudades hay aldeas andinas célebres por sus coloridas telas y sus mercados; pueblos afroamericanos, donde se puede acabar el día degustando marisco; y remotos poblados amazónicos donde los chamanes recolectan las hierbas tradicionales.

La aventura andina

Emprender una caminata por los Andes es entrar en un cuento de hadas, un mosaico de aldeas, arroyos y campos sobrevolado por cóndores. Aunque la vista desde lo alto es sublime, no hace falta escalar una montaña para disfrutar de los Andes. Los verdes paisajes de su entorno son ideales para ir en bicicleta de montaña, montar a caballo o hacer excursiones entre aldeas, pernoctando en las casas de huéspedes que hay por el camino. Además, existen otros lugares que ofrecen aventuras igual de atractivas, como practicar surf en los exigentes rompientes de la costa del Pacífico o hacer rafting en los ríos de aguas bravas de clase V.

Observación de la naturaleza

Los paisajes volcánicos de aspecto sobrenatural de las célebres islas Galápagos son un imán para los amantes de la naturaleza. Allí pueden verse cara a cara enormes y torpes tortugas, huidizas iguanas marinas (el único lagarto acuático del mundo), leones marinos de ojos saltones, alcatraces patiazules saltarines y una legión de raras especies terrestres y acuáticas. Observar la naturaleza de la selva amazónica es una experiencia única. Hay que adentrarse en ríos y senderos forestales en busca de monos, perezosos, tucanes y delfines de río.

Un paisaje sublime

Tras varios días de aventura ecuatoriana, aguardan hermosos rincones donde relajarse entre un paisaje imponente. El altiplano ofrece haciendas históricas donde cargar las pilas, y cerca de Mindo se gozará de una belleza zen en un refugio en pleno bosque nuboso. Poblaciones tranquilas e intemporales como Vilcabamba y pintorescos pueblos con antiguas minas de oro como Zaruma son el antídoto perfecto contra el frenesí de la vida moderna. Si se prefiere la costa, se encontrarán desde aldeas remotas, como Ayampe y Olón, hasta los bellos pueblos de las Galápagos, con grandes playas y magníficas puestas de sol.

Por qué me encanta Ecuador

Regis St Louis, autor

Cuando alguien me dice que quiere viajar a Sudamérica y no sabe por dónde empezar, siempre recomiendo Ecuador, simplemente porque lo tiene todo: picos andinos, selva tropical amazónica, mercados indígenas, pueblos coloniales y playas bañadas en sol, por no hablar de su famosa cadena de islas volcánicas habitadas por fascinante fauna. El tamaño del país, relativamente pequeño, se suma a su atractivo y facilita la visita, así como sus buenas carreteras y moneda sin complicaciones. Pero lo mejor de todo son los ecuatorianos: amables, generosos y orgullosos del trecho que han recorrido en la última década; son el mayor tesoro nacional.

 

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