Bienvenidos a Nauru

Su belleza se palpa en la costa, donde las aves se lanzan sobre verdes acantilados y tanto las vistas como los atardeceres son espectaculares.

Aunque en la costa abundan las oportunidades para nadar y bucear o contemplar la fogosa puesta de sol sobre los cocoteros, basta con adentrarse en la isla para encontrar un escalofriante paisaje de pináculos calizos deforestados a raíz de la explotación de fosfato. La roca desnuda refleja los rayos del sol y espanta las nubes, así que hay muchísima luz solar pero pertinaces sequías.

La riqueza generada en su día por la minería –a la que siguió la pobreza en cuanto las tiendas se desabastecieron– ha llevado al país al borde del colapso. En pleno auge del fosfato en la década de 1980, Nauru tenía la segunda renta per cápita más alta del mundo; pasados 30 años, la renta media es de 2500 US$ al año. Desde el 2001, el polémico centro costero de gestión de refugiados de Australia es uno de los principales contribuyentes al desarrollo de Nauru.

Quizá el turismo –antes considerado innecesario– podría ayudar a que el país vuelva a afianzarse. El transporte y la hostelería escasean, pero no las sonrisas.

 

Dónde dormir

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