Bienvenidos a Colombia

Imponentes picos andinos, costa caribeña virgen, selva amazónica, ruinas arqueológicas y ciudades coloniales: Colombia tiene todo el encanto de Sudamérica.

Paisajes variopintos

La localización ecuatorial de Colombia hace posible una biodiversidad que pocos países igualan. Una aproximación a las alturas lleva de las soleadas arenas caribeñas a las cimas de las verdes colinas alfombradas de café en la Zona Cafetera. Si se sigue ascendiendo, se llega a Bogotá, la bulliciosa cuna de Colombia y la tercera capital más elevada del mundo. Unos pocos miles de metros más arriba aparecen cumbres nevadas, lagos de gran altitud y la extraña y singular vegetación de los páramos. Luego, los Andes dejan paso a Los Llanos, una franja compartida con Venezuela de 550 000 km2 de praderas tropicales.

Actividades al aire libre

El variado paisaje de Colombia resulta ideal para practicar submarinismo, escalada, rafting y senderismo. San Gil es la capital indiscutible de la aventura, pero hay diversión al aire libre en muchos rincones. Una excursión a pie de varios días conduce a las antiguas ruinas de la civilización tayrona en la Ciudad Perdida, y los numerosos ascensos en el Parque Nacional Natural El Cocuy trasladan a los más intrépidos a los puntos más altos de los Andes. El arrecife de Providencia es un paraíso para los submarinistas, mientras que en la costa del Pacífico se pueden ver ballenas yubartas.

Una cultura extraordinaria

Las antiguas civilizaciones dejaron a su paso un fascinante conjunto de yacimientos arqueológicos y culturales por toda Colombia. La Ciudad Perdida, la antigua capital tayrona, es una de las ciudades antiguas más misteriosas del continente, probablemente solo superada por el Machu Picchu. San Agustín, con más de 500 antiguas estatuas esculpidas en tamaño natural y esparcidas entre la campiña, está incluso más rodeada de misterio. Más allá está Tierradentro, cuyas historiadas tumbas subterráneas, excavadas por un pueblo desconocido, hacen aún más arcano el pasado colombiano.

Encanto colonial

Con el casco antiguo extraordinariamente bien conservado de Cartagena a la cabeza, Colombia ofrece un auténtico tesoro poco conocido de ciudades y pueblos adoquinados que a menudo parecen atrapados en un siglo diferente, felices de seguir tal como están, sin ninguna preocupación, desde la partida de los españoles. La intacta Barichara y la tranquila Mompós parecen decorados de cine inalterados por el progreso, mientras que la encalada Villa de Leyva parece anclada en el s. XVI. Los paisajes colombianos, con preciosos y fotogénicos pueblos, se cuentan entre los mejor conservados del continente.

Por qué me gusta Colombia

Por Kevin Raub, autor de la guía

Colombia era un país muy diferente cuando lo visité por primera vez a principios de la década del 2000, pero la hospitalidad de los colombianos me conquistó nada más llegar. Actualmente la seguridad ha mejorado espectacularmente, ayudando a que se convierta en el ave fénix de Sudamérica. Sin embargo esa bienvenida inicial se me ha quedado grabada: sin un atractivo turístico de cinco estrellas –no hay un Machu Picchu, unas cataratas del Iguazú o una Patagonia–, Colombia debe esforzarse más para atraer a los visitantes, y ese esfuerzo empieza y termina con la gente, que garantiza que uno se vaya con una impresión diferente de la que tenía cuando llegó.

 

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