Los viajeros con hijos son ya una imagen consolidada en Kenia y casi todos los kenianos harán lo imposible por que los niños se sientan a gusto.
Kenia es un maravilloso destino familiar. Todo el mundo debe vacunarse y África parece un tanto abrumadora para ir con niños, pero si uno está dispuesto a pagar un poco más y anteponer la comodidad a la aventura, estas pueden ser las vacaciones de su vida.
Son infalibles para alegrar a los niños. Por ello hay que destinar tiempo a combinar el safari con una visita a la playa. Las playas de Kenia bastan por sí solas, pero algunos de los deportes que ofrecen, como buceo con tubo, también son adecuados para los críos según la edad. Otro modo genial de divertirse en familia es preparar un pícnic y disfrutarlo en un viaje en dhow (antiguo velero tradicional).
El safari parece pensado para los niños. Lleva el coche tan cerca de los elefantes que casi pueden tocarse, muestra a los cachorros de león brincando por las llanuras o absortos ante un guepardo corriendo por la sabana; son vivencias que los críos recordarán toda la vida.
Nairobi no es, en general, la ciudad más adecuada para ir con niños. Las maltrechas y pobladas aceras del centro son todo un reto para los cochecitos, y apenas hay tronas o cambiadores. El tráfico es horrendo y una prueba de fuego para menores y adultos. Los parques infantiles son escasos, y la mayoría, precarios.
Aun así, casi todos los supermercados tienen pañales y leche maternizada a precios similares a los del país de origen, aunque casi siempre de otras marcas. También hay fabulosos puntos de interés para toda la familia que gustarán a niños de todas las edades, entre ellos los centrados en la fauna salvaje, como el Nairobi National Park, Nairobi Safari Walk, David Sheldrick Wildlife Trust y el Giraffe Centre. El National Museum, Karen Blixen’s House & Museum y Bomas of Kenya entretendrán un par de horas a niños mayores. Otra opción es el Kazuri Beads & Pottery Centre.
En muchos hoteles de precio medio y alto hay piscina.
Masai Mara National Reserve La carismática megafauna de África en abundancia.
Lake Nakuru National Park Leones, leopardos y monos juguetones de fácil acceso.
Nairobi National Park Parque de tamaño infantil donde no hay tiempo para aburrirse.
Shimba Hills National Reserve Rápido safari de medio día desde la costa con buenas carreteras.
Hell’s Gate National Park Para andar e ir en bici entre megafauna.
Globo aerostático Sobrevolar la Masai Mara en globo.
Observación de delfines Nadar entre delfines en el Kisite Marine National Park.
Buceo con tubo Bucear en la isla de Manda Toto para descubrir todo un mundo subacuático.
Navegación con vela Navegar en dhow desde Lamu y disfrutar de un pícnic en la playa.
Dar de comer a elefantes Alimentar a los elefantes huérfanos del Nairobi’s David Sheldrick Wildlife Trust.
En Kenia la actitud hacia los niños difiere lo mismo que en Occidente, pero en general son bienvenidos en todas partes, siempre que no se trate de cotos exclusivamente masculinos. Las mujeres con familia propia son las que los acogen mejor.
Los refugios de safari ofrecen muchas comodidades con aplomo, ya sean camas, cunas adicionales o bufés donde hasta el más tiquismiquis de los viajeros dará con algo que le guste. En algunos hay parque infantil y casi todos tienen piscina. En otros tipos de alojamiento, cuanto más se pague, más posibilidades habrá de dar con lo que se necesita (como cunas).
Por motivos de higiene, se aconseja evitar los hoteles económicos. Casi todos los de precio medio son aceptables, pero por lo general solo los de precio alto se dirigen específicamente a familias. Acampar es emocionante para los pequeños, pero hay que ir con mucho cuidado: no pueden deambular por su cuenta por el monte.
Casi ningún hotel cobra a menores de dos años. Por los de 2 a 12 que duerman en la habitación de sus padres suele cobrarse el 50% de la tarifa de adulto, precio que habitualmente incluye una cuna. A veces hay grandes dormitorios para familias o habitaciones contiguas con puertas compartidas.
Advertencia: algunos refugios exclusivos, sobre todo los dedicados a lunas de miel o similares, solo aceptan a niños a partir de cierta edad. Otros son más flexibles y organizan actividades infantiles.
Los kenianos son un pueblo familiar, por lo que es fácil salir a comer con críos. Los restaurantes de hoteles suelen tener tronas y, aunque los menús infantiles son raros, es muy fácil dar con algo adecuado para los jóvenes comensales. Los supermercados venden zumo y fruta frescos (mandarinas, plátanos, etc.).
Se aconseja visitar al médico de cabecera antes de viajar, pues algunos medicamentos y vacunas (como los que previenen la malaria) no son indicados para menores de 12 años.
Los vehículos de safari suelen admitir a niños, pero no siempre es fácil viajar con críos en transporte público entre poblaciones. Para empezar, se marean, y además se ven como equipaje móvil, por lo que el viajero deberá sentarlos en su regazo. Los cinturones de seguridad son raros incluso en los taxis, y los accidentes son habituales; es práctico llevarse de casa una silla para niños si se quiere alquilar un coche o ir de safari, y recorrer volando algún tramo del viaje para evitar largos trayectos por carretera.