Bienvenidos a Milán

Milán es una metrópolis acelerada donde la creatividad es un gran negocio. Desde un diseño innovador a una gastronomía creativa y una escena callejera que hace que la Semana de la Moda parezca superflua, Milán resulta trepidante y alegre. Aquí todo el mundo rezuma ideas y aspiraciones, y es contagioso. A diferencia de la Italia tradicional más al sur, los milaneses, como los neoyorquinos, son vanguardistas. Su principal divisa no es ni el euro ni sus increíbles artilugios de diseño, sino la inspiración.

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Duomo, Milán, Italia
Duomo

La catedral de Milán es un digno reflejo de la ambición y el brío creativo de la ciudad. Iniciada por Gian Galeazzo Visconti en 1386, al principio el proyecto fue considerado...

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‘La última cena’, de Leonardo da Vinci, Milán, Italia
‘La última cena’

La última cena de Leonardo da Vinci, la pintura más famosa de Milán, se esconde en una pared del refectorio contiguo a la Basilica di Santa Maria delle Grazie. Muestra a...

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Palazzo Borromeo, isole Borromee, Lago Maggiore, Italia
Isole Borromee

Las islas Borromeas (Isole Borromee), que constituyen el rincón más bonito del Lago Maggiore, continúan perteneciendo a la aristocrática familia Borromeo. Han sido...

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Bellagio, Lago de Como, Italia
Bellagio

Se recomienda pasear por sus zigzagueantes calles y jardines llenos de rododendros y por la tarde saborear un Mamete Prevostini Opera Bianco frente al lago.

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Pinacoteca di Brera, Milán, Italia
Pinacoteca di Brera

Ubicada en la Academia de Brera, esta galería alberga la colección de grandes maestros de Milán, en gran parte “recogida” por Napoleón durante sus campañas italianas. La...

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Museo del Novecento, Milán, Italia
Museo del Novecento

Con vistas de la Piazza del Duomo y la catedral, el Palazzo dell’Arengario es el lugar desde el que Mussolini arengaba a las masas. Hoy alberga el museo de arte del s. XX...

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Museo Poldi Pezzoli, Milán, Italia
Museo Poldi Pezzoli

Al heredar su fortuna a los 24 años, Gian Giacomo Poldi Pezzoli también heredó el amor de su madre por el arte. Durante sus viajes por Europa se sintió inspirado por la “casa...

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Castello Sforzesco, Milán, Italia
Castello Sforzesco

Este castillo de ladrillo rojo fue el hogar de la poderosa dinastía Sforza que gobernó el Milán renacentista. Las defensas del castillo fueron diseñadas por Leonardo da Vinci...

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Museo Nazionale Scienza e Tecnologia, Milan, Italia
Museo Nazionale Scienza e Tecnologia

A los futuros inventores se les saldrán los ojos de las órbitas en el Museo Nazionale Scienza e Tecnologia Leonardo da Vinci, el museo de ciencias más grande de Italia. Es un...

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Duomo y alrededores

El centro de Milán es compacto y todo queda a mano. La catedral ocupa una extensa plaza llena de turistas y vendedores ambulantes. Desde allí se puede escoger entre lo divino, lo material, lo artístico o lo musical, o abarcar los cuatro temas visitando la museo Galleria Vittorio Emanuele II, el Teatro alla Scala, las galerías del Palazzo Reale y la Gallerie d’Italia. Hay que dirigirse temprano al Duomo para pasear entre los santos que adornan los pretiles. Si hace sol, incluso pueden divisarse los Alpes sobre los tejados. Luego se puede hacer una pausa de media mañana ante un spritz (cóctel con prosecco) en Camparino y consultar la exposición más reciente del Palazzo Reale. Para almorzar, risotto al azafrán en la Trattoria Milanese, antes de sumergirse en la exposición modernista del Museo del Novecento. Después llega la hora de unirse a los compradores de la Galleria Vittorio Emanuele II. Los amantes de la ópera y el ballet que deseen ir al Teatro alla Scala deberán programarlo con antelación.
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Quadrilatero d’Oro y Giardini Pubblici

El Quadrilatero d’Oro atrae a amantes de las marcas de lujo de todo el mundo. Esta zona de 6000 m2 cuenta con más de 500 de las marcas de moda más famosas, intercaladas con museos-palacio históricos y restaurantes con pedigrí. Al noreste se halla el jardín público del s. XIX, enmarcado por la Villa Reale. Tras empezar el día en Cova, el café con más historia del Quad, se puede recorrer la casa llena de obras de arte que constituye el Museo Poldi Pezzoli. Para almorzar se puede optar por la comida mediterránea con estrella Michelin en el claustro de La Veranda o por un viaje al pasado en el histórico Il Baretto. A continuación hay que ir al norte para pasar la tarde en los Giardini Pubblici. Se puede visitar la Villa Reale de Napoleón, convertida en el museo de arte de principios del s. XX de Milán, y luego en la Casa Museo Boschi-di Stefano, con arte futurista. Y para el aperitivo, Bar Basso o LùBar.
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Brera y Parco Sempione

Las calles empedradas y los edificios antiguos de Brera recuerdan al visitante que Milán no siempre fue una moderna metrópolis. En pleno centro de este barrio se halla el Palazzo di Brera, del s. XVII, un antiguo colegio jesuita que alberga la Academia de Bellas Artes de la ciudad desde 1776. Brera es un estudio de despreocupación bohemia gracias a la academia que domina la zona. Sin duda, el visitante querrá dedicar la mañana a explorar su colección de grandes maestros. Luego se puede deambular por calles adoquinadas, de galería en galería y mirando escaparates: Via Brera, Via Solferino y Via Madonnina son algunas de las calles más pintorescas de la ciudad. Es hora de parar a comer rodeado de flores en Fioraio Bianchi o disfrutar de un teppanyaki en Tokyo Grill. Tras el almuerzo hay que ir hasta el Castello Sforzesco o la Triennale, el museo del diseño. A última hora de la tarde merece la pena cruzar el parque hasta el Arco della Pace de Napoleón. Es precioso al atardecer y está rodeado de bares de aperitivo.
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Porta Garibaldi e Isola

Con el rascacielos de César Pelli en forma de esquirla, el “invernadero” contemporáneo de Herzog & the Meuron y los bloques de apartamentos con jardines colgantes de Stefano Boeri, la zona entre Porta Garibaldi y Porta Nuova es el Manhattan en miniatura de Milán. El Corso Como comunica Corso Garibaldi con el barrio de Isola, repleto de bares, restaurantes y tiendas de vanguardia. El día empieza con un paseo por el Cimitero Monumentale. Construido en 1866 por Carlo Maciachini, se ha convertido en un surrealista museo al aire libre con modernos mausoleos. Al sur del cementerio se halla Chinatown, una de las zonas más multiculturales de Milán. Es perfecto para comer, o se puede ir al este hasta la zona más glamurosa de Porta Garibaldi y adentrarse en Eataly. Por la tarde toca visitar la Piazza Gae Aulenti para admirar los rascacielos de Milán antes de cruzar el parque hasta Isola. Es la hora de ir de copeo por Via Pastrengo y Via Thaon di Revel antes de conseguir mesa en el nuevo local de ramen de visita obligada.
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Corso Magenta y Sant’Ambrogio

La última cena de Leonardo da Vinci y la Basilica di Sant’Ambrogio son los atractivos de estas arboladas calles, pero hay mucho más. La bolsa de Milán está en Piazza degli Affari, de ahí las tiendas de lujo de Corso Magenta. Al sur y al oeste el ambiente es más informal con los estudiantes de la Università Cattolica. Una pasta en el histórico Marchesi señala el inicio de la jornada. Luego se va al Museo Nazionale Scienza e Tecnologia para admirar maquetas de artefactos bélicos de Leonardo. Es hora de hacerse con un panino gourmet en De Santis mientras se decide la próxima parada: la tumba de san Ambrosio en la basílica más importante de Milán o los divinos frescos de Bernardino Luini en la Chiesa di San Maurizio. Con la entrada vespertina para La última cena a buen recaudo, se puede saborear una copa de vino en Ricerca Vini o Bottiglieria Bulloni antes de admirar el magistral mural de Leonardo da Vinci en el refectorio de la Basilica di Santa Maria delle Grazie.
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Navigli

Debe su nombre a su elemento más característico, los canales, que en su día fueron claves para forjar las fortunas de la ciudad, y hoy es conocido por sus boutiques, bares y ocio nocturno. Vestigios del pasado remoto de la ciudad, como la basílica romana de San Lorenzo, la iglesia paleocristiana de Sant’Eustorgio y el arco de triunfo del s. xix de Piazza XXIV Maggio, proporcionan un pintoresco telón de fondo a la zona. El día empieza entre los restos del Milán romano, en Corsa di Porta Ticinese, donde pasear por las basílicas de San Lorenzo y Sant’Eustorgio. Luego se va hasta el viejo muelle. En verano se puede navegar por los canales de Milán o disfrutar de los escaparates del barrio. A continuación se cruzan las vías en Porta Genova para dirigirse a Zona Tortona. Este antiguo barrio de clase obrera está plagado de empresas vinculadas al diseño y museos contemporáneos que acogen exposiciones internacionales. Al atardecer se regresa a los canales para el aperitivo, con algunas de las mejores propuestas de la ciudad.
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Porta Romana y Porta Vittoria

Porta Romana y Porta Vittoria son zonas residenciales populares, con bloques de apartamentos art nouveau y bares y restaurantes asequibles. El arco de triunfo romano, construido por orden de Felipe III de España en 1596, continúa en Porta Romana, pero ambos barrios carecen de un núcleo y de ambiente, si bien la incorporación de la Fondazione Prada está aumentando su popularidad. Se empieza el día explorando Porta Vittoria, disfrutando la pastelería de Sissi. Por el camino se pueden curiosear boutiques y tiendas vintage. Luego se puede pasear por calles residenciales y aprovechar para visitar Santa Maria dei Miracoli e San Celso y admirar sus frescos, y el jardín heptagonal de Rotonda della Besana, donde hacer un alto para un spritz o un pícnic. A continuación se va hacia el extremo sur de Porta Romana para descubrir el vanguardista arte contemporáneo de la Fondazione Prada. La zona también es perfecta para un aperitivo o cenar, tras lo cual se puede bailar hasta el amanecer en Santeria Social Club.
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Lago di Como y alrededores

Asentada en el extremo sur del lago homónimo, Como es una ciudad histórica y segura de sí misma, fundada por Julio César en el s. I a.C. Los filósofos Plinio el Viejo y Plinio el Joven nacieron aquí y Virgilio consideraba Como, con su angosta silueta y altísimo anfiteatro alpino, el lago más espectacular de Italia. Hoy Como se ha reinventado como el enclave más estupendo del lago, a rebosar de lujosos hoteles y buenos restaurantes.
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Lago Maggiore y alrededores

Más que otros lagos vecinos, el Lago Maggiore ha conservado el aire belle époque de los primeros años del auge turístico, cuando Napoleón mandó construir el paso de Sempione hacia Suiza a través de los Alpes. Enamorada del clima suave y su fácil acceso, la alta burguesía europea acudió para comprar y construir villas junto al lago y plantar preciosos jardines en sus orillas. Lo mejor en un día La mañana comienza eligiendo el palacio que se visitará. En el Palazzo Madre se hallará romanticismo y detalles familiares íntimos; quienes busquen arte y ostentación, deberán visitar el Palazzo Borromeo, donde los príncipes Carlos y Diana de Inglaterra pasaron unas vacaciones en 1985, como invitados de la familia Borromeo. Para el almuerzo se reserva mesa junto al lago en el Ristorante Milano o en el Il Vicoletto, donde se puede pedir trucha o salvelino, especialidades del lago, y una botella de Franciacorta. Por la tarde, apetece pasear por los invernaderos tropicales y los bosques de camelias de Villa Taranto, en Verbania. Luego, se va andando a Intra por el sendero junto al lago para tomar el aperitivo en La Bottiglieria, o se regresa a Stresa para un cóctel entre estrellas de cine en la terraza del Grand Hotel des Iles Borromées.

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