Más que otros lagos vecinos, el Lago Maggiore ha conservado el aire belle époque de los primeros años del auge turístico, cuando Napoleón mandó construir el paso de Sempione hacia Suiza a través de los Alpes. Enamorada del clima suave y su fácil acceso, la alta burguesía europea acudió para comprar y construir villas junto al lago y plantar preciosos jardines en sus orillas.
La mañana comienza eligiendo el palacio que se visitará. En el Palazzo Madre se hallará romanticismo y detalles familiares íntimos; quienes busquen arte y ostentación, deberán visitar el Palazzo Borromeo, donde los príncipes Carlos y Diana de Inglaterra pasaron unas vacaciones en 1985, como invitados de la familia Borromeo.
Para el almuerzo se reserva mesa junto al lago en el Ristorante Milano o en el Il Vicoletto, donde se puede pedir trucha o salvelino, especialidades del lago, y una botella de Franciacorta.
Por la tarde, apetece pasear por los invernaderos tropicales y los bosques de camelias de Villa Taranto, en Verbania. Luego, se va andando a Intra por el sendero junto al lago para tomar el aperitivo en La Bottiglieria, o se regresa a Stresa para un cóctel entre estrellas de cine en la terraza del Grand Hotel des Iles Borromées.