En general, la policía tailandesa no incordia mucho a los extranjeros, y miran hacia otro lado para no tener que hablar en inglés, sobre todo en caso de infracciones de tráfico leves. Sin embargo, sí hace respetar las leyes sobre posesión de drogas; de hecho, algunas divisiones policiales, sobre todo en las islas, ven al extranjero y sus infracciones como una fuente de ingresos.
Si se es arrestado por cualquier delito, se tiene derecho a hacer una llamada a la embajada o consulado respectivos, o a un amigo o familiar si no existe representación diplomática. Hay toda una serie de consideraciones legales que dictan cuánto tiempo y de qué forma se puede retener a alguien antes de ser acusado o de celebrarse un juicio, aunque normalmente es el criterio de los agentes el que se impone. Al tratarse de un extranjero, los policías probablemente flexibilizarán dichos trámites. Sin embargo, como en todas partes, no mostrarse respetuoso solo empeora las cosas.
La ley tailandesa no presume que un detenido es “culpable” o “inocente”, sino “sospechoso”; la culpabilidad o inocencia la dictaminan los tribunales. Los juicios son bastante rápidos.
La policía turística (24 h 1155) puede ser de gran ayuda en caso de arresto. Aunque no tienen jurisdicción sobre los asuntos gestionados por la policía normal, pueden ayudar como intérpretes u ofrecerse a contactar con la embajada que corresponda. Hay un número de atención para plantear quejas o pedir ayuda en relación con la seguridad personal.
En principio, Tailandia es un país seguro para los visitantes, pero conviene mostrarse precavido con demasiado amables desconocidos (tailandeses y extranjeros) y si se viaja en solitario.
No son habituales, pero a veces ocurren. Si se desprestigia o se hace quedar mal a un tailandés en público, este puede reaccionar de forma desmesurada y violenta. El alcohol suele ser la causa principal de tal reacción.
Tailandia ha mejorado las relaciones con sus vecinos y en casi todas las fronteras terrestres se permite el paso de personas y bienes. Sin embargo, debido a la persistente violencia en las regiones del sur profundo, la frontera con Malasia en Sungai Kolok es una zona peligrosa, y tampoco deberían visitarse en solitario las provincias de mayoría musulmana (Yala, Pattani, Narathiwat y Song-khla).
Lo mejor es informarse al respecto en el Ministerio de Asuntos Exteriores del país del viajero (abajo).
Detrás de la aparente imagen del todo vale, la posesión y el tráfico de drogas se castigan, tanto si se es tailandés como si no. Es ilegal comprar, vender o poseer opio, heroína, anfetaminas, setas alucinógenas o marihuana. La posesión de estupefacientes está penada con un mínimo de un año de cárcel. El contrabando de los mismos (intentar cruzar la frontera con ellos) comporta sanciones más duras, incluso la pena de muerte.
Los tailandeses pueden mostrarse tan afables y campechanos que algunos visitantes, confiados, caen víctimas de estafas de todo tipo. Estos simpáticos embaucadores son más comunes en Bangkok.
Hay que ignorar todas las ofertas de ayuda gratis para comprar o visitar puntos de interés, pues siempre conllevan comisiones.
Hay que proteger en todo momento las pertenencias. Conviene asegurarse de que la habitación queda bien cerrada con llave al salir, llevar siempre encima los efectos más importantes (pasaporte, dinero, tarjetas de crédito, etc.) y ser muy precavido a la hora de depositar objetos de valor en la caja fuerte de un hotel.
Hay que mostrarse igualmente cauteloso durante los viajes. Una maleta simplemente cerrada no evitará el robo en un trayecto largo de autobús.
Para no perder todo el dinero del viaje de una vez, conviene no utilizar tarjetas monedero.
La caza de clientes es una actividad con una larga tradición en Asia, si bien en Tailandia no está tan extendida como, p. ej., en la India. En Bangkok, los conductores de túk-túk y otros ‘amigos’ a menudo se prestan a llevar al recién llegado a dar una vuelta turística por la ciudad…, que siempre acaba en tiendas de sedas, joyas o artesanía donde lo presionan para que compre.
Estos especialistas en inocentes también dirigen al viajero a pensiones de las que reciben comisión. Las agencias de viajes suelen convencer a los recién llegados para que se alojen en hoteles caros y con ubicaciones poco prácticas.
A veces las agencias de viajes aparentan pertenecer a la TAT, la oficina de turismo oficial.
Es buena idea suscribir un seguro amplio que cubra al viajero ante posibles robos, pérdidas y problemas de salud. Es recomendable que incluyan la asistencia en ambulancia y la repatriación (vuelo) de emergencia. Algunas pólizas excluyen la práctica de actividades peligrosas como el submarinismo, el motociclismo e incluso el senderismo. Otras no aceptan los carnés para motocicletas adquiridos en el país de destino. Por otro lado, quizá se prefiera un seguro que se haga cargo directamente de los gastos médicos u hospitalarios a tener que adelantar los pagos y solicitar su reembolso después. Siempre hay que conservar toda la documentación y facturas, por si hubiera que reclamar.
Antes y durante el viaje recomendamos que cualquier información relacionada con seguridad, salud, trámites administrativos como la expedición de visados, etc. sea verificada con el Ministerio de Asuntos Exteriores del país del viajero.