Historia de Myanmar

A través de los tiempos, una sucesión de grupos étnicos ha dominado el actual territorio de Myanmar, donde los bamar solo tuvieron preeminencia en el s. XI. Tras su independencia de Gran Bretaña en 1948 estalló una guerra civil entre minorías, y la agitación continúa hoy en las zonas más remotas del país. Tras casi 50 años de régimen militar, Myanmar está emergiendo y se adentra en la senda de la democracia y el crecimiento económico.

Birmania precolonial

Primeros pobladores

Los arqueólogos creen que esta región fue poblada alrededor del 75 000 a.C.

En el 2003, el hallazgo de un fósil de 45 millones de años (probablemente el hueso del tobillo de un animal grande, parecido a un simio) en el centro del país situaría a la región como la cuna del género humano. Estas investigaciones sugieren que nuestros antecesores primates quizá procedan de Asia, y no de África.

Lo que no se discute es que hace 2500 años la zona fue una importante vía de comunicación terrestre entre mercaderes de China, la India y Oriente Próximo. Los griegos antiguos también conocían el país.

Primer Imperio birmano

Bagan tenía casi 200 años de antigüedad cuando inició su “período dorado”, marcado por el rey Anawrahta, que subió al trono en el 1044. Su conquista del reino mon y la adopción del budismo infundieron una energía creativa en Bagan, que pronto se convirtió en una ciudad de espléndidos templos y en la capital del primer Imperio birmano.

Los sucesores de Anawrahta (Kyanzittha, Alaungsithu y Htilominlo) carecieron de su visión de futuro, y el poder del reino empezó a decaer. En 1273, el rey Narathihapate cometió un error diplomático al atentar contra el poder creciente de Kublai Kan ejecutando a sus emisarios. Cuando los mongoles invadieron el territorio en 1287, Narathihapate huyó al sur y se refugió en Pyay (Prome), donde se suicidó.

En el caos subsiguiente, las tribus shan de las colinas del este, vinculadas con los siameses, se apoderaron de una parte de las tierras bajas; mientras que los mon, en el sur, se liberaban del poder de los bamar y refundaban su propio reino.

Segundo Imperio birmano

No fue hasta 200 años más tarde cuando los bamar lograron reagruparse para organizar un segundo imperio. En el ínterin, un asentamiento de refugiados bamar en Taungoo central logró sobrevivir, rodeado por los mon al sur y los shan por el norte y el este, y consiguió enfrentar a estas dos potencias entre sí.

En el s. XVI, los reyes de Taungoo extendieron su poder hacia el norte, hasta muy cerca de la capital shan en Inwa, y luego hacia el sur, apoderándose del reino mon y trasladando su propia capital a Bago. En 1550, Bayinnaung subió al trono, reunificó toda Birmania y derrotó a sus vecinos siameses de modo tan concluyente que pasaron muchos años antes de que resurgieran las antiguas fricciones entre ambas naciones.

Tras la muerte de Bayinnaung en 1581, el poder de Bamar volvió a decaer. En 1636, la capital se trasladó al norte, a Inwa. Alejada del mar, las comunicaciones en el interior del reino se interrumpieron y a la larga contribuyó a la derrota de Myanmar frente a los británicos.

Tercer Imperio birmano

El rey Alaungpaya impulsó la tercera y última dinastía birmana al enfrentarse a los mon cuando estos tomaron Inwa en 1752. Algunos afirman que su sentido de la invencibilidad sirvió de inspiración para la resistencia frente a los británicos.

Tras el breve y sangriento reinado de Alaungpaya, su hijo Hsinbyushin arremetió contra Tailandia y arrasó Ayuthaya, obligando a los siameses a reubicar su capital en lo que sería Bangkok. Fue sucedido por Bodawpaya, su hermano, que también aspiraba a la gloria y sometió a los rakáin. Este hecho terminó provocando tensiones con los británicos, que tenían intereses económicos en dicho territorio, tras lo cual la dinastía acabó sucumbiendo.

La Birmania colonial

Guerras contra Gran Bretaña

Con la mirada puesta en los mercados del sureste asiático, Gran Bretaña se apoderó de Birmania mediante tres golpes decisivos. En las tres guerras anglo-birmanas, los británicos se apoderaron de Tanintharyi (Tenasserim) y Rakáin (Arakan) en 1824, de Yangón (Rangún) y el sur de Birmania en 1853, y de Mandalay y el norte en 1885.

La primera estalló cuando el ejército birmano, bajo las órdenes del rey Bagyidaw, realizó una incursión desde Rakáin a Assam (India), controlada por los británicos, para perseguir a unos refugiados. El general Maha Bandula logró algunas victorias empleando tácticas de guerrilla, pero en 1824 cayó víctima de un cañonazo, tras lo cual el ejército birmano se rindió. Rakáin y Tenasserim pasaron a manos de los británicos mediante el Tratado de Yandabo, con la ayuda del misionero y traductor Adoniram Judson.

Dos reinados birmanos más tarde, el rey Min de Bagan se estrenó como muchos de sus predecesores: con ejecuciones masivas para eliminar a sus posibles rivales. En 1852, el presunto secuestro de dos capitanes de la marina inglesa brindó a los británicos el motivo perfecto para iniciar otro conflicto y ganar más territorio; pronto conquistaron todo el sur de Birmania, incluidas Yangón y Pathein (Bassein), y acto seguido se encaminaron al norte hacia Pyay (Prome), sin encontrar mucha resistencia.

Los dos últimos reyes

El impopular rey Min de Bagan fue derrocado por Mindon Min, más capacitado y respetado, quien trasladó la capital a Mandalay. Las intrigas de palacio, incluido el asesinato del poderoso hermanastro de Mindon a manos de los hijos de este, contuvieron al rey de nombrar sucesor. Cuando Mindon murió de repente tras un ataque de disentería en 1878, un nuevo rey, Thibaw Min, subió al trono casi a regañadientes, espoleado por su despiadada esposa y su intrigante suegra. La noticia de la consiguiente matanza de familiares (79 oponentes al rey) apareció en muchos periódicos británicos. Otros reyes anteriores no habían tenido que enfrentarse a las consecuencias de atraer la atención mundial: esta masacre propició que la opinión pública británica consintiera la última y decisiva guerra contra los birmanos.

En 1885, los británicos tardaron solo dos semanas en conquistar la Alta Birmania, exiliar a Thibaw en la India y controlar todo el país. Solo se instauró un gobierno colonial directo en los lugares donde los bamar eran mayoría, como en las llanuras centrales. Los montañosos estados Chin, Kachin, Shan, Karen y Kayah conservaron gran parte de su autonomía, lo que influyó en el proceso hacia la independencia desde 1948.

El impacto del dominio británico

Birmania fue administrada en lo sucesivo como parte de la “India británica”. El país recibió un aluvión de inmigrantes indios que actuaron como segundos colonizadores, creando empresas y arrebatándole a la hostil población indígena los contados cargos oficiales de baja categoría. En 1927, la mayoría de la población de Yangón era india. También se fomentó la inmigración de chinos, con lo que el pueblo birmano se sintió todavía más sometido y marginado. Gracias a los beneficios del arroz, muchos productos británicos baratos entraron en el país, para ruina de los negocios nacionales. Los colonizadores rebautizaron muchas ciudades y pueblos importantes: Yangón pasó a ser Rangún, Pyay fue Prome y Bagan se llamó Pagan.

Gran parte de Birmania fue considerada un destino ingrato por los funcionarios coloniales, para quienes los birmanos eran un pueblo difícil de gobernar. Por otra parte, muchos funcionarios británicos eran incompetentes e insensibles, y se negaban a respetar las costumbres locales. Exacerbado por la oposición al gobierno colonial, el desempleo y la pérdida del papel educativo tradicional de los monasterios budistas, el país registró la tasa de delincuencia más alta de todo el Imperio británico.

Auge del nacionalismo

El nacionalismo birmano floreció a principios del s. XX, a menudo liderado por los monjes budistas. El día de la fiesta nacional de 1920, los estudiantes de Yangón llevaron a cabo una huelga para protestar contra los elitistas requisitos de acceso a las universidades creadas por los británicos. Los estudiantes se trataban unos a otros de thakin (señor), pues reclamaban ser los legítimos amos y señores de Birmania.

Ante las crecientes demandas de autogobierno y la oposición al régimen colonial, los británicos se vieron obligados a hacer unas cuantas concesiones. En 1937, Birmania se separó de la India y se formó un nuevo consejo legislativo que incluía a ministros birmanos electos. No obstante, el país seguía dividido por la lucha entre los partidos políticos y los esporádicos estallidos de violencia contra la India y China.

Aung San y la II Guerra Mundial

Más famoso en Occidente por ser el padre de Aung San Suu Kyi, el general Bogyoke Aung San es considerado un héroe nacional. Nació en Natmauk, en el centro del país, el 13 de febrero de 1915, y era el menor de seis hermanos en una familia de agricultores.

De niño ya destacaba por su inteligencia, y más tarde cursó estudios en la Universidad de Rangún, donde editó el periódico y lideró el sindicato nacional de estudiantes. A los 26 años formó un grupo llamado los Treinta Camaradas y buscó apoyo en el extranjero para el movimiento por la independencia. Aunque en un principio pretendían una alianza con China, acabaron negociando con Japón y recibiendo instrucción militar en dicho país. Los Treinta Camaradas fueron los primeros soldados del Ejército Nacional de Birmania (ENB) y regresaron al país en 1941 junto con las tropas invasoras japonesas.

A mediados de 1942, los japoneses habían conseguido que tanto las fuerzas indobritánicas como el Kuomintang chino (KMT) se retiraran de gran parte del país. Pero el comportamiento de las tropas japonesas empezó a suscitar antipatías entre los birmanos. Aung San presentó sus quejas ante el cuartel general de la 15a División del Ejército japonés, radicado en Maymyo (actual Pyin U Lwin).

Aung San y el ENB se pasaron al bando aliado en marzo de 1945. Gracias a la ayuda del ENB y las valientes operaciones realizadas detrás de las líneas enemigas por los Chindits, un ejército especial de los aliados, pudieron imponerse a los japoneses en Birmania dos meses más tarde. Aung San y sus camaradas tenían una oportunidad para dictar las condiciones de la posguerra para su país.

La Birmania poscolonial

Hacia la independencia

En enero de 1947, Aung San viajó a Londres en calidad de vicepresidente colonial del Consejo Ejecutivo del gobernador. En una reunión con el primer ministro británico Clement Attlee firmó un pacto por el cual Birmania tendría el autogobierno al cabo de un año.

En febrero de aquel año, Aung San se reunió con los líderes de los estados Shan, Chin y Kachin en Panglong, en el estado Shan, y juntos firmaron el famoso Acuerdo de Panglong por el que se garantizaba a las minorías étnicas la libertad de decidir su destino político si pasados 10 años la situación no les satisfacía. El acuerdo también cubría ampliamente a los representantes ausentes de los estados Karen, Kayah, Mon y Rakáin.

En las elecciones a la asamblea, la Liga Antifascista por la Libertad del Pueblo (LALP; sigla en inglés AFPFL) de Aung San obtuvo un aplastante resultado: 172 escaños de un total de 225. El Partido Comunista Birmano obtuvo siete y la oposición bamar, liderada por U Saw, tres. Este último, que había sido primer ministro de Birmania entre 1939 y 1942, tuvo que exiliarse en Uganda hasta el final de la II Guerra Mundial por haberse comunicado en secreto con los japoneses tras un intento fallido de conseguir que los británicos aceptaran el autogobierno de los birmanos. Los 69 escaños restantes quedaron divididos entre las minorías étnicas, incluidos los cuatro que obtuvo la comunidad anglobirmana.

El 19 de julio de 1947, Aung San, que contaba 32 años, y seis de sus ayudantes fueron tiroteados en una conspiración atribuida a U Saw. Algunos especulan si los militares estaban involucrados, pues Aung San tenía planes para desmilitarizar el Gobierno y al parecer U Saw deseaba el cargo de primer ministro; sin embargo, los británicos le ahorcaron por los asesinatos en 1948.

U Nu y las primeras desgracias

Mientras Myanmar lloraba la pérdida de su héroe, el primer ministro Attlee y el protegido de Aung San, U Nu, firmaron un acuerdo para efectuar el traspaso de poderes en octubre de 1947. El 4 de enero de 1948, Birmania logró la independencia y abandonó la Commonwealth británica.

Casi de forma inmediata, el nuevo Gobierno tuvo que enfrentarse a la desintegración del país, protagonizada por rebeldes, comunistas, bandas y fuerzas anticomunistas del KMT chino, que contaban con respaldo de EE UU.

Los pueblos tribales de las montañas, que habían apoyado a los británicos y luchado contra los japoneses durante la guerra, se mostraban recelosos ante la mayoría bamar y se aliaron con la oposición armada. Los comunistas se retiraron del Gobierno para atacarlo. Los musulmanes de la zona de Rakáin también se enfrentaron al nuevo Gobierno. Los mon, que durante mucho tiempo parecían integrados con los birmanos, se sumaron a las sublevaciones. Facciones diversas, ejércitos privados, grupos de la resistencia de la II Guerra Mundial y simples insurrectos complicaron aún más el panorama.

A principios de 1949 casi todo el país se hallaba en manos de los grupos de rebeldes y los enfrentamientos llegaron hasta los suburbios de Yangón. El Gobierno estuvo a punto de rendirse a las fuerzas comunistas, pero poco a poco fue contraatacando y entre 1950 y 1951 consiguió recuperar el control de gran parte del país.

Con la caída de las fuerzas del KMT de Chiang Kai-Shek ante Mao Zedong, los despojos del KMT se replegaron hacia el norte de Birmania, desde donde prepararon incursiones hacia la provincia china de Yunnan. Como no pudieron con los comunistas chinos, el KMT decidió establecer su propio feudo en territorio birmano.

El primer gobierno militar

A mediados de la década de 1950, el Gobierno había afianzado su poder en el país, pero la economía iba de mal en peor. U Nu consiguió mantenerse en el poder hasta 1958, año en que por voluntad propia cedió las riendas a un Gobierno militar encabezado por el general Ne Win. El cambio fue visto con buenos ojos, debido al orgullo que el Ejército birmano despertaba en la mayor parte del país, tras haber contribuido a la independencia.

Libre de las cargas “democráticas” de un Gobierno civil, Ne Win consiguió notables avances durante los 15 meses de su Gobierno militar. Se restableció un cierto nivel de orden público, se redujo la actividad de los rebeldes y se llevó a cabo una limpieza general en Yangón.

En The River of Lost Footsteps, Thant Myint-U sostiene que el primer mandato de Ne Win fue para algunos “el más eficiente de la historia moderna de Birmania”. Lamentablemente, no se puede decir lo mismo de su segundo período, mucho más prolongado, al frente del país.

La vía birmana al socialismo

En diciembre de 1960 se celebraron elecciones libres y U Nu recuperó el poder con una mayoría mucho más holgada, en parte por haber convertido el budismo en religión de Estado. Esto, unido a las acciones desestabilizadoras de diversas minorías étnicas para abandonar la Unión de Birmania, provocó un alzamiento militar en marzo de 1962.

U Nu fue encarcelado junto con varios ministros, hasta que salió al exilio en 1966. Ne Win creó un Consejo Revolucionario de 17 miembros y anunció que el país “avanzaría hacia el socialismo por la vía birmana”. Confiscó la mayor parte de las propiedades privadas y las entregó a empresas estatales de administración militar.

La nacionalización hizo que los productos de uso cotidiano solo pudieran conseguirse en el mercado negro y que miles de trabajadores fueran despedidos. Ne Win también prohibió las organizaciones de ayuda internacional, las publicaciones en lengua extranjera, los periódicos nacionales de propiedad privada y los partidos políticos. El triste resultado de todo ello fue que el mayor exportador de arroz del mundo antes de la II Guerra Mundial, en 1967 era incapaz de alimentarse a sí mismo.

Disturbios y protestas callejeras

La oposición al Gobierno de Ne Win estalló en mayo de 1974 con una huelga de los trabajadores del petróleo y otros sectores, y disturbios durante el entierro del ex secretario general de la ONU, U Thant. El Gobierno respondió con firmeza, disparos y detenciones para controlar la situación y siguió empobreciendo al pueblo con sucesivas devaluaciones de la moneda.

Aunque Ne Win abandonó la presidencia de la república a finales de 1981, continuó gobernando a través de su cargo de presidente del Partido del Programa Socialista Birmano (PPSB), el único partido legal según la Constitución de 1974, y de su sucesor, San Yu, cuyo gobierno continuó con la política de Ne Win.

En 1988 la gente volvió a tomar las calles, insistiendo en que Ne Win tenía que marcharse. Las protestas ciudadanas alcanzaron su punto álgido el 8 de agosto de 1988 (8-8-88), pero el Gobierno no cejó en su afán de aplastar toda oposición: se calcula que unas 3000 personas murieron y muchas más fueron detenidas. Decenas de miles de personas, sobre todo estudiantes, huyeron del país.

El SLORC celebra elecciones

El golpe militar de septiembre de 1988 (se cree que contó con las bendiciones de Ne Win) trajo consigo la formación del Consejo Estatal para el Restablecimiento de la Ley y el Orden (sigla en inglés SLORC) y la promesa de elecciones libres antes de tres meses.

Aunque 235 partidos concurrieron a las elecciones, postergadas hasta mayo de 1990, desde el principio se vio que el claro vencedor sería la Liga Nacional para la Democracia (LND). La LND estaba liderada por varios ex generales y por Aung San Suu Kyi (hija de Aung San), que ya había impresionado al público en las manifestaciones de 1988.

En el período previo a las elecciones, el SLORC intentó aplacar a las masas con proyectos de construcción, repintando muchos edificios de Yangón y abandonando el socialismo a favor de una economía capitalista. En 1989, cambió el nombre del país por el de Myanmar, puso a Aung San Suu Kyi bajo arresto domiciliario y detuvo a numerosos partidarios de la democracia.

Convencido de que al fin se había librado de la oposición, el Gobierno siguió con sus planes de celebrar las primeras elecciones nacionales después de 30 años. La participación fue del 72,59%, la más alta en la historia del país. La LND ganó de forma aplastante, con 392 de los 485 escaños posibles (un 60% de los votos), mientras que el Partido de la Unidad Nacional (PUN), respaldado por los militares, solo obtuvo 10 escaños y el 25% de votos.

Myanmar después de 1990

Ataque a la LND

El SLORC impidió que los miembros electos del Parlamento asumieran sus cargos al decretar que antes se debía someter a referéndum nacional una Constitución aprobada por los estados. En octubre de 1990, los militares asaltaron las oficinas de la LND y arrestaron a sus líderes. Cinco años más tarde el SLORC consideró que la liberación de Aung San Suu Kyi ya no entrañaba riesgos; al mismo tiempo, muchos otros disidentes, entre ellos Tin U y Kyi Maung de la LND, salieron también de la cárcel.

En mayo y septiembre de 1996, se celebró un congreso de la LND en una audaz táctica política para demostrar que el partido todavía estaba vivo. La Junta Militar respondió con la detención de centenares de asistentes al congreso y la calle que llevaba a la casa de Suu Kyi fue bloqueada para impedir que pudiera lanzar discursos desde su domicilio.

En 1998, Suu Kyi intentó abandonar Yangón para encontrarse con sus seguidores, pero fue interceptada por los militares y devuelta a la ciudad. El segundo intento de “La Dama” (como se la conoce con afecto) por viajar en coche a Mandalay en septiembre del 2000 acabó con su detención en un control de carretera y su posterior arresto domiciliario. Salvo un año y días (del 6 de mayo del 2002 al 30 de mayo del 2003), pasaría la década siguiente encerrada.

Than Shwe toma el poder

Debido al boicot al turismo promovido por la LND y otras organizaciones, la campaña de la Junta “Visita Birmania Año 1996” tuvo un resultado decepcionante. El aumento de las sanciones al país obligaron al Gobierno a buscar otro tipo de ingresos: el comercio con China, la India y Tailandia.

Khin Nyunt, el temido jefe de la inteligencia militar, se convirtió en primer ministro en el 2003. Conocido como el Príncipe de las Tinieblas, se puso al frente del plan de la Junta “hacia una democracia floreciente y disciplinada”. Pero un año más tarde, el general Than Shwe, de la línea dura, derrocó a Khin Nyunt y a muchos otros oficiales de inteligencia; en un juicio secreto Khin Nyunt fue condenado a 44 años de cárcel.

Than Shwe prometió continuar con la transición a la democracia, pero sus movimientos revelaban un interés por negociar millonarios tratos económicos con China, la India y Tailandia, e importar armas y conocimientos militares de Rusia y Corea del Norte.

En el 2005 se creó una capital nueva en los áridos campos cercanos a Pyinmana. La Junta llamó Nay Pyi Taw (“capital real”) a dicha ciudad en construcción y dejó claro a todo el mundo que Than Shwe pensaba y se inspiraba más en los reyes birmanos del pasado que en el mundo moderno.

La Revolución Azafrán

A mediados del 2007, el precio del gas natural subió un 500% y el del petróleo un 200%, lo que produjo alzas generalizadas de los precios, desde los billetes de autobús al arroz. A finales de agosto, un grupo de manifestantes de la “generación de 1988” fue arrestado por organizar una marcha contra la inflación. Las protestas aumentaron tras el 5 de septiembre, cuando los monjes denunciaron el aumento de los precios en una manifestación en Pakokku.

Como respuesta se formó la Alianza de Monjes de Toda Birmania (sigla en inglés ABMA), que calificó al Gobierno de “maligna dictadura militar”, negándose a aceptar limosnas de los militares (una práctica denominada pattam mikkujana kamma). Hacia el 17 de septiembre las marchas de protesta se sucedían a diario, con una participación cada vez más multitudinaria en grandes ciudades como Yangón, Mandalay, Meiktila y Sittwe.

Repentinamente, el día 22 de septiembre se permitió que las multitudes guiadas por los monjes rezaran con Aung San Suu Kyi frente a la puerta de su casa. Dos días después, entre 50 000 y 150 000 personas se manifestaron por las calles de Yangón en la que vendría a llamarse la Revolución Azafrán. Mientras tanto, el Gobierno observaba y fotografiaba a los participantes.

El 26 de septiembre el Ejército abrió fuego contra los manifestantes e impuso un toque de queda. A finales de la semana se habían asaltado monasterios, unas 3000 personas habían sido detenidas y más de 30 habían muerto, entre ellas un fotógrafo japonés cuya muerte en el centro de Yangón fue filmada en vídeo.

El ciclón Nargis

Tras las manifestaciones del 2007, Than Shwe concluyó la tan postergada nueva Constitución, que llevaba discutiéndose desde 1993, y anunció un referéndum nacional para aprobarla el 10 de mayo del 2008. Pero el 2 de mayo, el ciclón Nargis –el segundo más mortífero de la historia– azotó el delta del Ayeyarwadi.

Los vientos superiores a los 195 km/h y la marejada consiguiente barrieron pueblos de cabañas de bambú y dejaron más de dos millones de personas sin casa, comida ni agua potable. Se calcula que los daños ascendieron a 2400 millones de US$. Yangón se salvó de lo peor, pero los vientos de 129 km/h derribaron árboles y la ciudad estuvo dos semanas sin electricidad.

La torpe reacción del Gobierno ante el desastre fue ampliamente condenada. Las organizaciones humanitarias encontraron obstáculos para acceder al país por falta de visados y la Junta se negó a que los aviones extranjeros socorrieran a la población. La gente del país llenó el vacío organizando sus propios equipos de auxilio. Mientras tanto, el Gobierno mantuvo la fecha prevista para el referéndum, ante la indignación de nacionales y extranjeros.

Una nueva Constitución

Antes del ciclón, los grupos de activistas y miembros de la LND habían pedido al pueblo que votara “no” en el referéndum para cambiar la Constitución, pues temían que consagrara el poder de los generales. A otros les preocupaba que la abstención intensificara todavía más el poder militar en el Gobierno y no dejara espacio a la participación de otros partidos políticos.

La votación tuvo lugar en dos vueltas en mayo del 2008, mientras más de 2,5 millones de personas precisaban todavía de alimentos, cobijo y asistencia médica. Los militares anunciaron que el 98,12% del censo electoral había votado y que el 92,48% había aprobado la nueva Constitución, aunque pocos ciudadanos habían podido leer el documento antes del referéndum.

Con el programa de Shwe “hacia una democracia floreciente y disciplinada” a punto y con un motivo más para mantener a su eterna amenaza Aung San Suu Kyi bajo control, en noviembre del 2010 se celebraron las primeras elecciones generales de Myanmar en 20 años.

La hoja de ruta a la democracia

Más de 30 partidos políticos vencieron numerosos obstáculos para concurrir a las elecciones del 2010, entre ellos la Fuerza Democrática Nacional (FDN), una escisión de la LND que, a diferencia del partido matriz, decidió participar en los comicios. Como se esperaba, el Partido para la Solidaridad y el Desarrollo de la Unión (PSDU; sigla en inglés USDP) triunfó en unas elecciones que la ONU calificó de “sumamente defectuosas”. Lógicamente, para muchos el cambio de gobierno fue en gran medida cosmético, pero una vez confirmada la victoria, a Aung San Suu Kyi se le levantó el arresto domiciliario y se le permitió tener contacto con los medios internacionales.

En febrero del 2011 por primera vez celebró sesión un Parlamento casi civil que sustituía al Consejo de Estado para la Paz y el Desarrollo (CEPD; sigla en inglés SPDC) del régimen militar. El antiguo general y primer ministro Thein Sein fue “elegido” nuevo presidente para sustituir al general Than Shwe, jerarca supremo de Myanmar durante las dos décadas anteriores. Desde entonces, su figura se ha ido difuminando discretamente, y en diciembre del 2015 incluso llegó a reunirse con Aung San Suu Kyi, su antigua contendiente.

Tras las elecciones del 2010

En vista de cómo los atisbos de esperanza democrática para Myanmar se habían frustrado tan cruelmente en el pasado reciente, no es de extrañar el recelo de muchos ante el discurso inaugural de Thein Sein, en el que prometió reformas significativas para el país, entre ellas combatir la corrupción y la pobreza.

Pero un año más tarde, después de que el presidente se reuniera con Aung San Suu Kyi, los presos políticos empezaran a ser excarcelados, se relajara la censura y se aprobaran varias leyes liberalizadoras de la economía (como la flotación del kyat), quedó claro que en Myanmar se producían cambios positivos. Se puso fin a las sanciones internacionales, varios líderes mundiales viajaron a Yangón, y el país parecía estar saliendo del aislamiento y la postración.

El alto el fuego acordado con los karen en el 2012 supuso también un paréntesis en la insurrección más prolongada de la historia contemporánea. Sin embargo, la violencia en el estado Rakáin y en el centro de Myanmar ha atemperado desde entonces el optimismo sobre las reformas en Myanmar, por cuanto demuestra que el país tiene aún enormes dificultades que vencer.

La LND en el Parlamento

En las elecciones parciales de abril del 2012, los 42 candidatos de la LND obtuvieron una incontestable victoria, incluida Aung San Suu Kyi, convertida en líder de facto de la oposición. La economía creció con fuerza, en la medida en que la inversión extranjera se apresuraba a tomar posiciones en un mercado aislado del mundo durante casi medio siglo. La relajación de la censura dio paso a la irrupción masiva de nuevos medios de comunicación, sin complejos a la hora de documentar los múltiples defectos del país, así como sus éxitos. En el 2014, Myanmar presidió la Asociación de Naciones del Sureste Asiático (Asean), un privilegio que le había sido negado en el 2006.

Sin embargo, las inicialmente cordiales relaciones entre Suu Kyi y Thein Sein no tardaron en agriarse. El presidente nombró a la nueva parlamentaria presidenta de una comisión para investigar un conflicto laboral en la mina de cobre de Letpaudaung, saldado con numerosos manifestantes heridos por las fuerzas del orden. Cuando en el 2013, el informe de la comisión autorizó la reanudación de la actividad en la mina, con tan solo una leve crítica a la acción policial, la indignación pública fue notoria.

El silencio de Suu Kyi y la LND ante los episodios de violencia entre budistas y musulmanes, primero en el estado Rakáin y luego en otras zonas, provocó asimismo críticas. La decisión del partido de no incluir musulmanes entre los más de 1000 candidatos a las elecciones nacionales y regionales del 2015 no hizo sino generar dudas sobre su supuesta voluntad democrática y políticas antidiscriminatorias.

Acuerdo Nacional de Alto el Fuego

Al llegar al poder, Thein Sein afirmó que su máxima prioridad era poner fin a las guerras civiles que han asolado Myanmar en la era moderna. En octubre del 2015, semanas antes de las elecciones nacionales, 8 de las 16 principales etnias rebeldes que habían participado en los cuatro años de negociaciones firmaron un alto el fuego, que dejaba la puerta abierta al diálogo político y la inclusión de otros grupos étnicos.

Thein Sein calificó el Acuerdo Nacional de Alto el Fuego (NCA) de “regalo histórico a las generaciones futuras”; no obstante, el comunicado ignoraba el hecho de que el Ejército para la Independencia de Kachin, el Ejército del Estado Shan y el Ejército del Estado Wa Unido lo habían rechazado y seguían controlando la mayor parte del territorio y las armas. Durante las fechas previas a las elecciones, el Tatmadaw siguió combatiendo a estos grupos rebeldes en varios frentes.

Elecciones del 2015

La suspensión por parte del Gobierno de unas elecciones parciales en el 2014 y la destitución en agosto del 2015 de Shwe Mann como portavoz de la cámara baja y presidente del partido PSDU (en opinión de varios ex generales y otros militares en activo se había vuelto demasiado conciliador con Aung San Suu Kyi) hizo saltar las alarmas sobre las elecciones generales de noviembre del 2015. Aun así, y pese a un intento de última hora para posponer los comicios amparándose en las inundaciones del estado Chin, se votó como estaba previsto.

Aunque lejos de ser modélicas, los observadores locales e internacionales las calificaron de libres y justas. Todos habían pronosticado unos buenos resultados para la LND, pero a medida que se hacía público el recuento, la magnitud de la victoria quedó patente. El partido de Aung San Suu Kyi logró una aplastante victoria, obteniendo el 79% de los escaños y una amplísima mayoría en ambas cámaras (235 en la cámara baja de representantes y 135 en la cámara alta de nacionalidades). Cuando el presidente y el Ejército admitieron la derrota y dieron a entender que respetarían el resultado, la gente salió a celebrarlo en todo el país.

 

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