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La joya de Kirguistán central es el Son-Köl, un lago de alta montaña rodeado en verano de frondosos pastos y yurtas kirguises. Se puede llegar en automóvil o a pie, pero lo mejor es ir a caballo, pernoctando en yurtas por el camino. De junio a agosto es la mejor época para visitar los idílicos jailoo (pastos estivales) de Kirguistán; quizá se coincida con un festival ecuestre o la actuación de un cuentacuentos o un cetrero kirguís. Hay que llevar un saco de dormir.