Cultura

Yurta dulce hogar

Nada es más emocionante para los nómadas de espíritu que hacer noche en una yurta bajo una montaña de mantas preguntándose si vendrá algún lobo.

Las yurtas son las viviendas de los pastores, tiendas de campaña circulares hechas con varias capas de fieltro alrededor de una estructura de madera desmontable. La capa exterior está recubierta de grasa de oveja impermeable, y la interior está revestida con una estera de paja que aísla del viento. Las paredes y las vigas están aseguradas por medio de largas tiras de lana.

El interior está decorado con tejidos, cubiertas para las paredes y baúles tallados. El suelo está acolchado con fieltro grueso y recubierto de alfombras.

Similar a una rueda, el tunduk es la parte central sobre la que descansa el techo, cuyo diseño aparece en la bandera de Kirguistán.

 

Religión en Kirguistán

La población es masivamente musulmana. Los kirguises del norte están más rusificados y son menos proclives a seguir la estricta doctrina islámica que sus vecinos del sur. Aun así, la práctica del islam crece con rapidez, en parte como reacción contra la corrupción percibida en la esfera secular. Aún se ven comunidades cada vez más reducidas de cristianos ortodoxos rusos, sobre todo en Bishkek y Karakol, donde hay catedrales ortodoxas en activo.

 

Gastronomía en Kirguistán

El té es la hospitalidad en forma líquida y las tazas deben llenarse solo hasta la mitad, pues si se añade más se puede dar a entender que uno tiene prisa por marcharse. En las casas (aunque no en los restaurantes), el té suele infusionarse muy fuerte en una tetera y luego se diluye al servirlo. La vida nocturna se limita sobre todo al vodka y la cerveza económica, aunque Bishkek cuenta con más opciones y mejor servicio.

 

Las alfombras artesanales en Kirguistán

Las características alfombras de fieltro y las piezas decorativas llamadas shyrdaks las confeccionan mujeres artesanas a partir de trozos de lana de oveja tras semanas de lavado, secado y tratamiento contra las plagas. Los motivos de los retazos suelen ser de kochkor mujuz (plantas), teke mujuz (cuernos de cabras montesas) o kyal (ostentosos pergaminos) orlados en un estilo propio de la región de producción. Los diseños ganaron mucho colorido en los años sesenta, gracias a la disponibilidad del tinte sintético, pero los tintes naturales están resurgiendo, sobre todo mediante el empleo de hojas de peral y frambuesa, dalia y raíz de abedul. Un shyrdak artesanal se caracteriza por tener puntadas irregulares en la parte de atrás, y mucho más precisas en torno a las piezas. Las más pictóricas ala-kiyiz (alfombrillas o tapices con piezas de colores “difusos” prensados) se elaboran disponiendo la lana en el patrón deseado en una estera de chiy (junco), que se rocía con agua caliente, y después se enrolla y se prensa hasta compactar el tejido.

En Bishkek, Karakol, Bokonbaevo y Kochkor, varias cooperativas de elaboración de fieltro ofrecen demostraciones, y las piezas suelen venderse a través de CBT y otras oficinas de turismo comunitario.

 

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