La mayoría de visitantes viajan por Colombia sin sufrir incidentes, pero hay ciertas enfermedades que conviene conocer y varias cosas que pueden hacerse para no enfermar. Casi todas las dolencias son fruto de la ubicación tropical de Colombia. Si se viaja por la costa o la selva, habrá que contar con ciertas molestias tropicales, como picaduras de insectos infectadas, sarpullidos y agotamiento por sobreexposición al calor. Otras aflicciones más peligrosas, como la malaria y la fiebre amarilla, pueden presentarse en viajeros que se alejen de las rutas marcadas o pasen mucho tiempo haciendo senderismo en parques nacionales.
El dengue, el chikungunya (el más nuevo virus transmitido por mosquitos, llegado a Colombia en el 2014) y el zika que golpeó al país en el 2016 son un riesgo en las poblaciones de tierras bajas, aunque la epidemia ha pasado y actualmente se registran pocos casos.
Otros problemas pueden darse en las montañas, como el soroche (mal de altura). Lo bueno es que Colombia cuenta con uno de los mejores sistemas de asistencia médica de Sudamérica.
El mal de altura puede aflorar en viajeros que asciendan demasiado rápido a altitudes superiores a los 2500 m, incluidos los que viajan directamente a Bogotá.
Antes y durante el viaje recomendamos que cualquier información relacionada con seguridad, salud, trámites administrativos como la expedición de visados, etc. sea verificada con el Ministerio de Asuntos Exteriores del país del viajero.