Tranquilidad. Los países bálticos no presentan problemas particulares para viajar con niños, ya sean bebés sonrientes o impetuosos adolescentes. Abundan las oportunidades para divertirse en familia. Incluso si el tiempo se complica, existe mucho que ver y hacer.
Puede que en el pasado, cuando los países bálticos eran repúblicas socialistas soviéticas, resultara poco apetecible viajar con niños Letonia, pero hoy supone un placer. Forma parte de la UE, así que se aplican los mismos estándares que en Londres o Viena para todo tipo de productos, desde los alimentos infantiles hasta las sillas para bebés.
La historia de los países bálticos resulta fascinante y puede interesar a los adultos, pero ver un museo de historia social con niños o adolescentes puede suponer una pérdida de tiempo. Por suerte existen formas de que los jóvenes viajeros se diviertan y aprendan en los diferentes castillos, granjas, museos interactivos y demás. Casi todas las atracciones ofrecen entradas reducidas para niños en edad escolar y gratuitas para los más pequeños.
Por toda la región se organizan excursiones, sobre todo desde las capitales, que llevan hasta los distintos puntos de interés de la región. Estas excursiones, en general, no resultan recomendables para los más pequeños. Si se viaja con niños de corta edad, es mejor diseñar un itinerario a medida.
Los niños educados son bien recibidos en casi cualquier establecimiento, aunque probablemente los restaurantes informales y familiares resulten más aptos, tanto para los padres como para los hijos. En Letonia se recomienda la cadena de autoservicio LIDO; especialmente la enorme sucursal de Atpūtas Centrs, a las afueras de Riga, con un molino de viento gigante y un parque recreativo al lado.
La textura densa, ligeramente insulsa, de la comida tradicional báltica gustará a la mayoría de los niños. Puede que se resistan a los arenques en escabeche y el chucrut, pero los numerosos platos de cerdo, pollo y patata no deberían plantear problema.
Clásicos infalibles, como la pizza y la pasta, son omnipresentes y suelen gustar también a los adultos. En cualquier caso, muchos locales ofrecen menús infantiles con raciones más pequeñas. Quien quiera probar algo diferente, pero barato, sustancioso y para todos los gustos, puede pedir un plato de pelmeņi, pasta rellena al estilo ruso.
Por contra, los restaurantes no suelen disponer de tronas y las salas para cambiar pañales prácticamente no existen.
Los pañales y los alimentos para bebés de las marcas más conocidas, incluidos los ecológicos, se encuentran fácilmente en los supermercados de las grandes ciudades.
Todas las grandes compañías de alquiler de automóviles disponen de sillas adecuadas para bebés, pero se debe comprobar la disponibilidad y reservar con antelación. Si se dispone de una silla propia tipo huevo de calidad, confortable y a la que se esté acostumbrado, puede ser adecuado llevarla, porque resultan muy cómodas para transportar al bebé.
Los días largos y las temperaturas suaves convierten el verano en el momento ideal para viajar al Báltico con niños, aunque la falta casi total de oscuridad en torno al solsticio puede complicarles el sueño. En verano, las actividades de ocio al aire libre funcionan a pleno rendimiento, las ciudades costeras se animan y se alquilan multitud de granjas en el interior. No obstante, es la época más popular para todo tipo de turistas, así que se debe reservar con antelación el alojamiento y el automóvil, y no olvidar solicitar cunas y asientos para bebés si es necesario.
No hay que estresarse con el equipaje, si se olvida algo puede encontrarse fácilmente en cualquier capital. Un traje de baño resulta esencial en cualquier época del año, ya que existen muchas piscinas interiores de agua caliente donde disfrutar si el frío excesivo impide ir a la playa.
Conviene tener a mano repelente de insectos para viajar a las islas o a los parques nacionales, pues los mosquitos son enormes y voraces.
La mayor parte de los hoteles harán que los niños se sientan como en casa. Muchos ofrecen habitaciones familiares con cama doble para los padres y otras pequeñas o literas para los niños. Suelen disponer de cunas, especialmente los grandes establecimientos, aunque es mejor preguntar y reservar una con antelación. Puede existir un cargo adicional por la cuna, pero en la mayoría de los casos los niños pueden alojarse gratis en una habitación doble.