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Bañados por el fulgor dorado del último rayo de sol, los emblemáticos acantilados de Moher son solo una de las joyas del condado de Clare. Estas altísimas paredes de piedra poseen una espectacular belleza que bulle de vida gracias a las abundantes aves marinas, como los graciosos frailecillos. Más al sur, en el cabo Loop, se alzan pilares de roca sobre el mar con casitas de piedra abandonadas cuya existencia misma es todo un misterio. Por toda la costa hay preciosas aldeas, como Ennistymon, donde disfrutar de sesiones de música tradicional, y Lahinch, meca del surf.