Suspendidos temerariamente en riscos sobre el Mediterráneo, deliciosamente perdidos en la Francia interior, fortificados o coronados por un castillo, la impresionante colección de villages perchés del país invita a aminorar la marcha. Casi todos datan de la Edad Media, son de piedra dorada y están cuajados de calles adoquinadas, callejones floridos y recoletas plazas con fuentes cantarinas. Se recomienda combinar la visita con un almuerzo al fresco en La Table de Ventabren, cerca de Aix-en-Provence.
Pueblos cimeros

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