7 grandes destinos alternativos de Bolivia
Bolivia es una tierra de superlativos que alberga el salar más grande del mundo, el lago navegable más elevado del planeta y el parque nacional con mayor diversidad del globo. Estos emblemáticos puntos de interés –el Salar de Uyuni, el lago Titicaca y el Parque Nacional Madidi– son los que más visitantes atrae hasta este país, pero también trazan una ruta muy marcada de la cual no es fácil desviarse. A continuación, una lista con siete destinos alternativos para quien quiera alejarse de la ruta más trillada y descubrir la Bolivia menos turística.
1. El Alto, una alternativa a La Paz
2. Sorata, una alternativa a Coroico
3. Isla Pariti, una alternativa a Isla del Sol
4. Iskanwaya, una alternativa a Tiahuanaco
5. Trinidad, una alternativa a Rurrenabaque
6. Lomas de Arena, una alternativa al Salar de Uyuni
7. Tarija, una alternativa a Sucre
1. El Alto y su estilo único
Casi todos los viajes a Bolivia empiezan en su capital de facto, La Paz. Pero por encima de esta extensa metrópolis se halla la ciudad satélite de El Alto, todavía más extensa, considerada el mayor centro urbano del mundo. El Alto (¡y tan alto!) está situada a 4150 m sobre el nivel del mar en el altiplano boliviano. Entre su población predominan las poblaciones indígenas de aimaras y quechuas, que empezaron a trasladarse a la ciudad desde la Bolivia rural en los años cincuenta.
Visitando los magníficos edificios cholet de El Alto, Bolivia © Grullab / CC
Ignorada durante mucho tiempo por los viajeros, su situación empieza a cambiar gracias a la inauguración del mayor teleférico del mundo, que conecta El Alto con La Paz en un trayecto de menos de cinco minutos. El Alto cuenta con el principal mercado de Bolivia (Mercado 16 de Julio), además de con populares combates de wrestling femeninos, en los que se enfrentan las cholitas, y con las llamativas y coloridas casas cholet, diseñadas por el destacado arquitecto aimara Freddy Mamani. Estas ostentosas mansiones de estilo neo andino y colores más que vistosos han redibujado el aspecto de El Alto, dándole un estilo único e incomparable. No hay nada igual en el mundo.
2. Rutas de vértigo en Sorata
La ruta en bicicleta desde el frío altiplano hasta la región subtropical de Yungas por la carretera de los Yungas, considerada una de las más peligrosas del mundo (la llaman ‘ruta de la muerte’), se ha convertido en un rito de paso para todo buen mochilero que viaje por Sudamérica, con lo cual la pequeña ciudad del final de la ruta, Coroico, es uno de los destinos destacados de cualquier excursión rápida desde La Paz.
Sorata se encuentra en un verde valle boliviano © Cultura Exclusive / Ben Pipe Photography / Getty Images
Antes el destino más popular para una escapada rápida era otra ciudad de Yungas, Sorata, pero los disturbios sociales a principios de la década del 2000 ahuyentaron a los turistas. Desde entonces, Sorata ha recuperado la tranquilidad y vuelve a ser la pequeña ciudad colonial que fue, con una amplia oferta. Para empezar, cuenta con un puñado de rutas vertiginosas que se ríen de la ‘ruta de la muerte’. También permite visitar glaciares andinos, pasear por cuevas ribereñas (como Las Cuevas del Rio San Cristobal) o completar la travesía de varios días de la ruta del Camino del Oro, una antigua carretera inca que conectaba el altiplano con los yacimientos de oro de las tierras bajas.
3. Isla Pariti en el lago Titicaca
Isla del Sol es el destino más popular del lado boliviano del lago Titicaca (el lago navegable más elevado del mundo, a 3810 m sobre el nivel del mar). Sin embargo, el conflicto activo entre sus comunidades del norte y el sur, sin visos de solucionarse –y la mitad de la isla declarada zona de acceso restringido a los turistas–, hace que sea un buen momento para descubrir otra joya de la corona del Titicaca, la isla Pariti.
En la isla Pariti se descubre el legado de los antiguos alfareros © Mark Johanson / Lonely Planet
Pariti está en el lago de Wiñaymarka, la parte sur del Titicaca, a orillas del pueblo de Huatajata. Rodeada por bosques de totoras y con tan solo 200 habitantes, la pequeña Pariti apareció en titulares de prensa de todo el mundo en el 2004, cuando un equipo de arqueólogos descubrió allí impresionantes ollas y ch’alladores (embudos) de la cultura Tihuanaco. Hoy aquellas piezas y otros logros artísticos de aquellos antiguos alfareros se exponen en el Museo Comunitario Isla Pariti.
4. Las enigmáticas ruinas de Iskanwaya
Tiahuanaco es el yacimiento arqueológico precolombino más popular de Bolivia gracias a su proximidad con la capital, La Paz. Pero lo que ningún aficionado a la historia debería perderse son las ruinas de Iskanwaya, mucho más misteriosas y poco visitadas.
Explorando el yacimiento arqueológico precolombino de Iskanwaya © Mark Johanson / Lonely Planet
El sitio arqueológico de Iskanwaya se extiende ladera abajo por la Cordillera Real, a unos 250 m por encima del río Llica. Se cree que es más antiguo y más grande que el Machu Picchu, pero está menos conservado. Probablemente lo construyó entre los años 1145 y 1425 un pueblo preincaico del que se sabe muy poco, los Mollo. En este lugar los visitantes podrán dejar volar su imaginación mientras comparten 13 hectáreas de ruinas con los pastores que las rondan y los cóndores que las sobrevuelan.
5. Aventuras en Trinidad
La mayoría de los viajeros van directos a Rurrenabaque (y al vecino Parque Nacional Madidi) para vivir sus fantasías amazónicas, pero la ciudad de Trinidad, más al este, es también una gran base para disfrutar de lánguidas aventuras por la jungla.
Trinidad ofrece sitios ideales para la observación de fauna © Mark Johanson / Lonely Planet
Es buena idea recorrer La Ruta del Bufeo por el vigoroso río Ibare en busca de delfines de río rosas, o dirigirse a la cercana Área Protegida Municipal Gran Mojos para avistar a guacamayos barbazules, una especie críticamente amenazada. Trinidad es también el punto de partida de cruceros ribereños de varios días por el río Mamoré, que incluyen observación de fauna y paseos por la jungla para ver lomas prehistóricas (montículos artificiales que según algunos románticos podrían ser el origen de populares leyendas españolas sobre El Dorado).
6. Las dunas del Parque Lomas de Arena
El atractivo del mayor salar del mundo, el Salar de Uyuni, es innegable, pero quien quiera huir de las multitudes y descubrir un paraje geológico interesante y menos conocido, puede poner rumbo a las Lomas de Arena.
Vistas de las prístinas dunas de arena del Parque Lomas de Arena, cerca de Santa Cruz de la Sierra © Benedek / Getty Images
Situado a tan solo 25 km de la ciudad de Santa Cruz, este mar de dunas es ideal para los viajeros más activos (la oferta de surf de arena es excelente) y para los aficionados a la observación de aves (hay 286 especies de aves en la zona). En los bosques de los alrededores se pueden ver perezosos, monos, caimanes y capibaras.
7. El territorio vinícola de Tarija
La capital constitucional del país, Sucre, ganaría fácilmente un concurso entre las ciudades bolivianas más bellas, pero Tarija, su pintoresca vecina colonial, le disputaría el título seriamente. En realidad, ha cosechado mucha atención en los últimos años gracias a su producto estrella de importación: el vino.
Tarija es territorio de viñedos © renjelharvey-photograpy / Shutterstock
Tarija es la Mendoza de Bolivia, con algunos de los viñedos de mayor altitud del mundo, situados en las afueras de la ciudad, en el Valle de la Concepción. Se pueden visitar bodegas como la Bodega Aranjuez, la Bodega La Concepción y Campos de Solana para disfrutar en Tarija de catas de vinos, probando los refrescantes rosados y los de uva tannat (rica en taninos), todo ello maridado con carnes, quesos y olivas locales. ¡Salud!