Viajar con niños en Brasil no es fácil por las enormes distancias que se deben recorrer, pero las ventajas son muchas: diversión infinita en las playas, paseos por bosques tropicales, viajes en barco y en tren y observación de la naturaleza. Pero lo mejor es el trato de los brasileños, que se desviven con los pequeños visitantes.
Apto para las familias, este país ofrece muchas propuestas para los más pequeños. Se necesita algo de planificación previa, pero normalmente los brasileños se esfuerzan en la atención a los niños.
No suele suponer un problema. Los ubicuos restaurantes al peso están muy bien, con un montón de platos y un ambiente relajado. Comidas como las pizzas, las hamburguesas y los helados se encuentran por todas partes, y a veces son objeto de divertidas improvisaciones (pizza con chocolate o con plátano y canela). Los centros comerciales son ideales para comer algo rápido.
Los bares de zumos son cómodos para picar algo y descansar: sirven decenas de zumos, así como hamburguesas a la plancha, sándwiches, chipá, etc.
La mayoría de los restaurantes dispone de una cadeira alta (trona). Pocos ofrecen menú infantil, pero como las raciones son enormes, los niños pueden comer de lo que hayan pedido sus padres. Conviene llevar cosas para entretenerlos.
Debido al gran tamaño de Brasil, el tema del transporte presenta dificultades: hay que elegir entre largas horas de autobús o caros viajes en avión. Limitarse a una o dos regiones es lo mejor para evitar complicaciones. Alquilar un coche sale rentable y permite moverse de forma más eficiente.
Los menores de 2 años suelen volar gratis o a mitad de precio, mientras que los niños de 2 a 12 años pagan el 10-25% de la tarifa. En autobús, viajan gratis si van sentados sobre el regazo, pero si ocupan un asiento tienen que abonar el precio.
Ilha Grande (al oeste de Río de Janeiro) Isla cubierta de bosque tropical, con una vieja prisión abandonada, excursiones en barco, submarinismo, playas y monos aulladores, y todo sin tráfico rodado.
Balneário Camboriú (Santa Catarina) Este municipio turístico tiene muchas atracciones para niños, como un teleférico, playas y una montaña rusa, todo en las proximidades del parque de atracciones Beto Carrero World.
Porto Belo (Santa Catarina) Otro tranquilo centro turístico del sur. Además de buceo con tubo, hay una bonita reserva natural y un ecomuseo en una isla cerca de la costa.
Arraial d’Ajuda (Bahía) Discreta e ideal para los playeros irredentos, tiene todas las diversiones costeras habituales, y también se puede alquilar un buggy para explorar senderos arenosos en el litoral.
Foz do Iguaçu y alrededores (Paraná) Las ruidosas y estruendosas cataratas son aptas para toda la familia. Los niños tienen descuentos en la entrada y duermen y comen gratis en el pueblo. También hay aventuras en la naturaleza y actividades en barco.
‘Serra Verde Express’ (Paraná) Memorable viaje en tren a través de bosques exuberantes, con amplias vistas hasta la costa.
Bonito (Mato Grosso do Sul) Cuevas, bosques tropicales, pasarelas sobre los árboles y ríos cristalinos en los que bucear.
Viajar con niños, de Lonely Planet ofrece consejos generales para viajar con niños. Recuérdese tramitar todos los visados necesarios antes de partir.
Si se planea alquilar un vehículo, conviene llevar sillita propia, ya que no todas las agencias de alquiler las ofrecen.
Se venden pañales en todas partes, pero fuera de las ciudades grandes quizá sea difícil encontrar cremas, alimentos infantiles o ciertos medicamentos. Es aconsejable llevar repelente de insectos, protector solar y otros artículos básicos, pues en Brasil son mucho más caros.
Casi todos los supermercados venden alimentos para bebés.
Si se viaja fuera de las ciudades costeras principales, es necesario informarse sobre vacunas y medicamentos contra la malaria (sobre todo para la Amazonía).
Para evitar las aglomeraciones, pero disfrutar de un tiempo aún cálido, lo mejor es ir de noviembre a enero o finales de marzo y abril.
En general, los niños menores de 5 años tienen alojamiento gratis y los menores de 12 años pagan la mitad. Pero no siempre hay cunas, por lo que conviene tener un plan alternativo antes de llegar. Casi todos los hoteles ofrecen servicio de canguro.