Algunos dicen que el atardecer es el mejor momento para contemplar las vistas desde esta montaña de curiosa forma. En realidad no importa cuándo se vaya; después nadie volverá a ver Río (ni ninguna otra ciudad) del mismo modo. Desde lo alto, el paisaje es todo colinas verdes, playas doradas lamidas por el mar azul e hileras de rascacielos que se elevan por la orilla. La subida en el teleférico acristalado es muy divertida; los más aventureros pueden escalar hasta lo alto.
Pan de Azúcar, Río de Janeiro
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