Bienvenidos a Tanzania

Fauna, playas, gente amable, culturas fascinantes: Tanzania tiene todo esto y más dentro de un paquete repleto de aventuras.

Culturas fascinantes

En Tanzania abundan las oportunidades de conocer a los pueblos y culturas del país: acercarse a los masáis; pasar un tiempo con los seminómadas barabaig; sentir la hospitalidad de una comida típica y los ritmos de los bailes tradicionales; charlar y hacer trueques en los mercados. Pero, por encima de todo, es el pueblo tanzano, con su cordialidad característica y la dignidad y belleza de sus distintas culturas, lo que hace tan memorable la visita. Lo más probable es que se quiera regresar, a lo que la mayoría de los tanzanos dirán “karibu tena” (bienvenido un nuevo).

Playas de ensueño

El litoral índico de Tanzania es mágico, integrado por islas y pueblos custodios de siglos de cultura suajili. Aquí uno retrocede en el tiempo a los días en los que la costa oriental africana era sede de sultanes y el eje de una ruta comercial que se extendía hasta Persia, la India y más allá; se relaja en playas de arena fina con palmeras y baobabs; contempla amaneceres; se mueve al compás de los ritmos costeros; y se sienta bajo las velas de un dhow oyendo el crujir de su arboladura y el lametazo del mar en su proa.

Monte Kilimanjaro

El Kilimanjaro saluda a los visitantes con sus laderas boscosas y su cumbre nevada. Es el pico más alto de África y el volcán exento más alto del mundo, y también el territorio del pueblo chagga y de una nutrida fauna. Los montañeros llegan por millares para desafiar sus laderas enfangadas, caminos rocosos y pedregales resbaladizos. Recompensas: la emoción de alcanzar la cúspide de África, las vistas de los campos de hielo y contemplar la salida del sol.

Fauna maravillosa

Más que cualquier otro destino, Tanzania es la tierra de los safaris. Los ñus galopan en estampida por las llanuras. Los hipopótamos se disputan un sitio en fangosos cursos de agua. Los elefantes deambulan por las rutas migratorias estacionales y los chimpancés se columpian en las copas de los árboles. Se dan oportunidades sin igual para disfrutar de toda esta riqueza natural: contratar un safari en barco y pasar junto a los cocodrilos que dormitan en la Reserva de Caza de Selous; ver a las jirafas sobre los baobabs en el Parque Nacional de Ruaha; observar cómo las aves acuáticas picotean en los bajíos de la isla de Rubondo; y contener la respiración mientras los leones rondan el vehículo en el cráter del Ngorongoro.

Por qué me gusta Tanzania

Por Mary Fitzpatrick, autora

Adoro Tanzania por la luz, los colores y la vida en casi todas sus manifestaciones, sobre todo al amanecer, cuando el sol dora las praderas, los niños van a la escuela caminando por el borde de las carreteras y los vendedores montan sus tenderetes. La exuberante naturaleza lo rodea todo: los animales más grandes se mezclan con los minúsculos, las aves llenan el aire, los árboles florecen, las colinas se pierden en el horizonte y los dhows se hacen a la vela en aguas costeras. En medio de todo esto, lo más importante es llegar a conocer a los tanzanos, con su ecuanimidad, encanto, dignidad y espíritu hospitalario.

 

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