Los lagos glaciares de Italia han inspirado muchas historias. Merece la pena visitarlos, aunque solo sea una semana.
El aeropuerto de Malpensa queda próximo a Milán y el tranquilo Lago Maggiore. El viaje empieza en Stresa y las lujosas islas Borromeas: la Isola Madre, que destaca por sus jardines románticos y la Escalera de los Muertos; y la Isola Bella, que esconde una colección de arte de valor incalculable. Se aconseja subir en funicular al monte Mottarone y hacer una excursión al lago de Orta y la preciosa Isola San Giulio. La cuarta jornada se pone rumbo a Verbania y hacer un pícnic entre los tulipanes de Villa Taranto antes de surcar el lago hasta Laveno y llegar a la exclusiva localidad de Como. Merece la pena recorrer la florida orilla y dirigirse a Villa Olmo para admirar sus exposiciones artísticas y sentarse a tomar el sol en el Lido. La ciudad de Como invita a quedarse navegando o haciendo senderismo por el Triangolo Lariano. Los más valientes pueden llegar andando al elegante pueblo de Bellagio, pero también existe la opción de ir por carretera a Lezzeno para almorzar, antes de la última noche junto al lago.