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Un cochinillo gira en un espetón, animadas conversaciones se elevan por encima del ruido de sartenes y copas, y los camareros se afanan entre las mesas mientras sirven generosas raciones de conill amb ceba (conejo con cebolla), frit mallorquí (fritada de asaduras de cordero) y llom amb col (lomo de cerdo envuelto en col). Se puede comer copiosamente y beber vino del país bajo vigas de madera y junto a enormes barricas en los cellers de Inca, los sitios más genuinos para tomar una comida mallorquina.