La capital gallega se ha convertido en un gran centro cultural, con espacios dedicados al arte, las ciencias y la historia. Grandes literatos como Valle-Inclán se inspiraron en sus cuidadas alamedas y jardines. Es innegable el influjo que ejerce sobre ella la universidad, algo que se palpa en el día a día, con estudiantes por doquier y una animada vida intelectual y también nocturna.
Tampoco pasan desapercibidos los peregrinos, con acentos de todo el mundo, cuyos pasos retumban en las calles de piedra. La continua corriente de peregrinos que durante siglos ha llegado a la ciudad convierten Santiago en un monumental catalizador de ideas e influencias procedentes de toda Europa.
Los monasterios, templos y pazos señoriales que se aglutinan en el casco histórico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, obligan a detenerse y levantar la vista una y otra vez. Destaca entre todos ellos la catedral de Santiago de Compostela, que ejemplifica de manera formidable el románico español. Según la tradición popular, hasta estas costas llegó el cuerpo del apóstol Santiago el Mayor y su sepulcro es el final del trayecto peregrino. Cada plaza que rodea la catedral se diferencia por su carácter y todas ellas albergan edificios de notable belleza que dan una idea del desarrollo de la ciudad.