Aunque las islas Canarias sean españolas, su arquitectura, su arte y su cultura en general son sutilmente distintas de las de la Península, y tienen muchos puntos en común con Latinoamérica. En general, el pueblo canario es cálido y simpático, muy entregado a su tradición, a la familia y a divertirse. Las fiestas son de una vitalidad desbordante y contagiosa, así que merece la pena asistir a alguna.
La mayor parte de la arquitectura prehispánica de las islas está considerablemente restaurada, o directamente reconstruida. Los guanches vivían principalmente en cuevas y se conserva muy poco de las rudimentarias casas que edificaban; sin embargo, en Gran Canaria y Fuerteventura hay un par de yacimientos fascinantes con valor arqueológico, aunque solo contienen ruinas o cimientos de edificios. Son útiles para hacerse una idea de la clase de viviendas que se construían en época prehispánica. Se encontrará un ejemplo de camino a Pozo Negro (Fuerteventura): el poblado de La Atalayita, las ruinas de un asentamiento en medio de un paisaje lunar.
Aunque se hable de “arquitectura típica canaria”, es complicado definir qué es esta exactamente, porque a lo largo de los siglos las Canarias han recibido multitud de influencias, y tampoco es extraño encontrar un edificio que presente varios estilos.
La arquitectura de la época colonial es un buen ejemplo de esta mezcla de influencias, con elementos españoles, portugueses, franceses, flamencos e italianos. Cuando Castilla terminó la conquista del archipiélago, a finales del s. XV, el gótico y el mudéjar ya eran más bien cosa del pasado. Aun así, el interior de la catedral de Santa Ana de Las Palmas es una buena muestra de lo que algunos historiadores del arte han calificado como gótico atlántico. A las islas llegaron solamente algunos rasgos del estilo mudéjar, la mayoría apreciables en los artesonados de madera.
Pueden verse señales mínimas del plateresco (el estilo arquitectónico con adornos inspirados en la filigrana ornamental de los plateros del s. XVI) en la catedral de Santa Ana de Las Palmas y en la iglesia de la Concepción de La Laguna. Esta última es una obra de referencia para varios estilos, desde el gótico al plateresco, pasando por el mudéjar. El barroco, característico del s. XVII, dejó huellas en todo el archipiélago, especialmente en la iglesia parroquial de Betancuria, en Fuerteventura.
Algunos de los aspectos más distintivos de la arquitectura de este período son los patios interiores y la talla exquisita de balcones y ajimeces. El barrio de Vegueta, en Las Palmas de Gran Canaria, exhibe algunos ejemplos excelentes, al igual que La Orotava y la avenida Marítima de Santa Cruz de la Palma.
Es posible ver un gran número de edificios modernistas en la calle Mayor de Triana y en las mansiones y casas particulares del barrio de Triana, en Las Palmas de Gran Canaria. No lejos de allí, alrededor del parque San Telmo, se encontrarán más ejemplos magníficos.
El mayor genio de la arquitectura canaria fue César Manrique. Sus creaciones sensibles con el medio ambiente, que a menudo emplean piedras volcánicas y otros materiales de la tierra, se hallan diseminadas por todas las islas, pero especialmente en Lanzarote, su patria chica. Sus proyectos son tan fabulosos que hay quien viaja a Canarias exclusivamente para conocer su obra a fondo.
Tenerife cuenta con dos iconos de la arquitectura canaria contemporánea: el Auditorio de Tenerife, diseñado por Santiago Calatrava, que domina la zona ribereña de Santa Cruz de Tenerife con su inconfundible perfil en forma de ola rompiente, y las potentes líneas e integración en su entorno del Tenerife Espacio de las Artes (TEA), un espacio arquitectónicamente impresionante e innovador, con una biblioteca magnífica (abierta 24 h).
Las Palmas de Gran Canaria es también muy reseñable por sus espacios arquitectónicos: el interior del Centro Atlántico de Arte Moderno, de Sáenz de Oiza; el Auditorio Alfredo Kraus, de Óscar Tusquets; y la torre Woermann, de Iñaki Ábalos y Juan Herreros.
La cronología y las tradiciones artísticas de las islas se remontan a sus primitivos pobladores. Se encontrarán bellos ejemplos de pinturas rupestres aborígenes en varios sitios, como en la Cueva Pintada de Gáldar (Gran Canaria).
Las pinturas guanches, normalmente de diseño geométrico, han inspirado a algunos de los artistas canarios más famosos, como Manolo Millares (1926-1972), nacido en Las Palmas de Gran Canaria. También se utilizan para decorar objetos de cerámica y camisetas de recuerdo, que son más asequibles y fáciles de encontrar. La escultura más valiosa de la época es el ídolo de Tara, hallado en Gran Canaria: una curvilínea figura femenina de terracota, símbolo de fertilidad e icono guanche que se verá estampado en telas y réplicas de cerámica.
El tinerfeño Gaspar de Quevedo, que vivió en el s. XVII, fue el primer pintor canario notable. En el s. XVIII tomó su relevo Cristóbal Hernández de Quintana (1659-1725), cuyas pinturas decoran la catedral de La Laguna, en Tenerife. Fue más importante Juan de Miranda (1723-1805), entre cuyas obras destacadas se encuentra La Adoración de los Pastores, en la iglesia de la Concepción de Santa Cruz de Tenerife.
En el s. XIX, Valentín Sanz Carta (1849-1898) fue uno de los primeros paisajistas canarios, junto con Lorenzo Pastor, Filiberto Lallier y Cirilo Truhilé, cuyas obras pueden verse en el Museo de Bellas Artes de Santa Cruz de Tenerife. El pintor canario más internacional del s. XIX fue Manuel González Méndez (1843-1909), cuya obra La Verdad venciendo al Error se exhibe en el ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife.
Las obras de José Aguiar García (1895-1976), nacido en Cuba de padres gomeros, se encuentran por todo el archipiélago; su Friso isleño puede verse en el casino de Santa Cruz de Tenerife.
Todas las grandes corrientes artísticas europeas se filtraron a las islas Canarias. De los denominados coloristas hay que destacar a Francisco Bonnín Miranda (1911-1963) y Jesús González Arencibia (1911-1993), creador del impresionante gran mural de la iglesia de San Antonio Abad, en Las Palmas de Gran Canaria.
La primera exposición surrealista de España se celebró el 11 de mayo de 1935 en Santa Cruz de Tenerife. El mayor exponente canario del surrealismo, el tinerfeño Óscar Domínguez (1906-1957), terminó instalándose en París en 1927 y estuvo muy influenciado por Pablo Picasso. Otro artista fue el cubista Antonio Padrón (1920-1968), cuyo antiguo estudio en Gran Canaria alberga un museo magnífico.
A la cabeza del arte abstracto canario se halla Manolo Millares (1926-1972), mientras que el grancanario Alberto Manrique (1926) disfruta alterando la perspectiva para lograr un efecto espectacular e irreal. Puede verse una exposición permanente de su obra en el Centro de Arte Canario de La Oliva, en Fuerteventura.
Existe una gran tradición artesana en el archipiélago, con distintas especialidades según la isla. Por todo el archipiélago se encuentran encajes delicados y tapetes, manteles y servilletas bordados, pero Ingenio (Gran Canaria), Mazo (La Palma) y La Orotava (Tenerife) son especialmente famosos por sus piezas bordadas. Hay que tener cuidado con las importaciones chinas que se intentan hacer pasar por productos locales, sobre todo en los mercados callejeros. Una forma de identificar a los auténticos (aparte de la calidad) es el precio; los bordados genuinos no son baratos, debido a la habilidad y el tiempo que se requieren para su confección. Aun así, los precios están bajando porque ya no hay tanta demanda de estos artículos.
Las sencillas alfombras y traperas entretejidas –normalmente a rayas y de colores alegres– tienen una calidad más atemporal y aún se elaboran cuidadosamente de forma artesana. También son artes populares la cestería de mimbre, la cerámica de estilo guanche, la alfarería y la confección de sombreros de paja de todas las formas y tamaños.
El símbolo del patrimonio musical canario es el timple, un instrumento parecido al ukelele de origen incierto; posiblemente fue introducido en las islas por los esclavos bereberes en el s. XV. Es un instrumento pequeño de cuatro o cinco cuerdas, redondeado por atrás y de tono agudo.
En todas las fiestas tradicionales se puede ver un timple acompañando bailes como la isa y la folía o, con mucha suerte, el tajaraste, el único baile guanche que se ha conservado y sigue siendo popular en La Gomera.
Es complicado resumir cómo es la gente y las tradiciones en un archipiélago de ocho islas. Las costumbres, expresiones, gastronomía, arquitectura y música varían considerablemente de isla a isla, y las rivalidades entre islas son fuertes, especialmente entre Tenerife y Gran Canaria (las dos más importantes). Sin embargo, todos los habitantes tienen en común un gran orgullo por ser canarios, y la convicción de que su singular historia y cultura los diferencian del resto de España.
Poco después de la victoria electoral de los socialistas en 1982, Canarias se convirtió en una de las 17 comunidades autónomas de España. A algunos canarios (pocos pero ruidosos) les gustaría que sus islas fuesen completamente autónomas, y de hecho quizá se vean algunas pintadas del tipo “Canarias no es España”, “Viva Canarias Libre” o “Godos fuera” (“godos” es como se llama despectivamente a los españoles de la Península).
La división del archipiélago en dos provincias, Santa Cruz de Tenerife y Las Palmas, no se ha modificado, al igual que la rivalidad entre ambas, hasta el punto de que el Gobierno autónomo tiene sedes en ambas capitales de provincia, que se turnan cada cuatro años.
El mayor cambio en la forma de vida de las Canarias es el que ha generado la industria del turismo. A partir de los años sesenta, la sociedad pasó en unas pocas décadas de ser principalmente agrícola a depender en gran medida del sector servicios. Las tareas tradicionales de las pequeñas fincas agrícolas o pueblos de pescadores han sido reemplazadas por el trabajo en el sector turístico. La adaptación de la vida rural tradicional isleña a la velocidad de la vida moderna ha traído consigo algunos problemas inevitables. El coste de la vida se ha disparado, lo que ha obligado a quienes habían conservado empleos en la agricultura tradicional a complementar sus ingresos con trabajos en el sector terciario. La educación es otro problema, pues las islas pequeñas carecen de universidad y los jóvenes tienen que estudiar en Tenerife o en Gran Canaria, lo que puede afectar mucho a un presupuesto familiar a menudo reducido. Al terminar los estudios, muchos universitarios canarios abandonan su isla natal para buscar empleos mejores en Tenerife, Gran Canaria o la Península. Muchas familias canarias tienen que separarse por necesidad.
Aun así, la familia sigue siendo el centro de la cultura canaria. Las grandes fiestas isleñas siempre se celebran en familia y acuden emigrantes canarios desde sitios lejanos como América para reunirse con sus familiares y amigos. La mayoría de las celebraciones religiosas y culturales también están dirigidas a la familia. Aunque ahora ya no sean tan amplias como antes, la familia sigue siendo una unidad social muy importante. Como en toda Europa, las parejas esperan más para casarse y tener hijos, lo que demuestra que la sociedad canaria ya no es tan tradicional como antaño.
Las islas Canarias son un destino estupendo para hacer deporte, pues tienen un clima agradable y soleado, muchos kilómetros de costa y la costumbre de pasar mucho tiempo al aire libre. Como buenos españoles, el deporte favorito de los canarios es el fútbol. Existe una selección canaria de fútbol, pero no está afiliada a la FIFA, la UEFA ni la CAF y solo disputa partidos amistosos, ya que a nivel internacional las islas están representadas por la selección española. Resulta mucho más exótica la lucha canaria, cuyo origen supuestamente se remonta a los guanches, un pueblo robusto y belicoso que gustaba de demostrar su fuerza: saltando barrancos, sumergiéndose en el mar desde grandes alturas y con este estilo tan peculiar de lucha. Un miembro de cada equipo se enfrenta a su adversario en el “terrero” (siempre circular) y, después de un saludo formal y otras señales de amistad y nobleza, intenta tumbar a su rival. No se puede tocar el suelo más que con las plantas de los pies, y el primero que cae pierde.
Para enterarse de las competiciones que van a tener lugar en el ámbito local, hay que preguntar en la oficina de turismo más cercana o consultar en www.fedluchacanaria.com/federacioncanaria.
Las islas Canarias, que durante tanto tiempo fueron una región de emigrantes, reciben hoy más gente de la que exportan. Tanto los trabajadores del sector hotelero, de la construcción y la restauración como los ciudadanos del norte de Europa que acuden en busca de un sol casi eterno, aumentan las cifras de la población canaria. Con más de medio millón de plazas turísticas en hoteles, apartamentos y casas por todas las islas, se produce una afluencia constante de turistas de todo el mundo, sobre todo de Europa, algunos de los cuales deciden establecerse para vivir.
Un fenómeno más reciente son los inmigrantes de América, muchos de ellos descendientes de canarios que emigraron a Venezuela o a otros países hispanoamericanos y que ahora vuelven a las islas de sus antepasados.
En el pasado, las islas Canarias se enfrentaron a graves problemas con los inmigrantes ilegales que llegaban de las costas africanas en gran número, si bien en los últimos años la cifra ha disminuido bastante.
La Iglesia católica desempeña un papel importante en la vida canaria. La emigración ha traído otros credos y creencias, y en la actualidad, la sociedad canaria es mucho más multiplural y multirreligiosa. Musulmanes, cristianos y otras religiones conforman el mapa canario.