Museo Goya – Colección Ibercaja Excelente muestra zaragozana de la obra del artista aragonés famoso en todo el mundo.
Museo del Teatro de Caesaraugusta Da vida al esplendor de un teatro romano en Zaragoza con capacidad para 6000 espectadores.
Museo Origami El arte del papel doblado alcanza su máxima expresión en este museo único que hay en Zaragoza.
Museo Diocesano Alberga una extraordinaria colección de frescos románicos originales. En Jaca.
Museo de Teruel Seis plantas de exposiciones bien presentadas, que van de la Prehistoria a la Edad Media, e incluyen un enorme mosaico romano.
Las cocinas y las mesas aragonesas las preside la carne, presentada en combinaciones ingeniosas con otros ingredientes en numerosos locales gastronómicos o a la brasa, guisada o estofada en los restaurantes más tradicionales.
Los fríos y duros vientos de la región aportan las condiciones ideales para curar jamón, una de las tapas más preciadas. Algunos de los mejores jamones proceden de la zona de Teruel, que tiene su propia D.O. (denominación de origen; región productora con certificado de calidad). El contundente ternasco (cordero joven) suele servirse asado o como costillas con patatas, y un buen sitio para probarlo es Los Xarmientos, en Zaragoza.
Los quesos locales de Aragón, que suman 130 variedades, deben probarse en cualquier parte de la región. Los de Albarracín, Tronchón y Benasque son algunos de los mejores.
Estando tan cerca de Francia no sorprenderá que los caracoles sean otra especialidad aragonesa. ¡Hay que probarlos!
A los aragoneses también les gusta la bollería: de Zaragoza hacia el norte, destaca la Trenza de Almudévar, un largo bizcocho elaborado con harina, yemas de huevo, mantequilla, almendra, nueces y pasas, cuya forma recuerda –como su nombre indica– a la de una trenza.
Los vegetarianos querrán probar las alubias pochas (alubias blancas muy gustosas con pimiento, tomate y cebolla) y un buen sitio para hacerlo es La Cocina del Principal, en Sos del Rey Católico. Quienes hayan optado por una dieta vegana estarán tentados de pasar todas las vacaciones en la Posada Magoría, una curiosa pensión vegana en el pueblo pirenaico de Ansó.
Incluso el pueblo más pequeño de Aragón cuenta al menos con un bar casero donde satisfacer el apetito. De vez en cuando se encuentra alguna joya gourmet en algún pueblecito remoto. El animado panorama de tapeo alegra la vida en plena calle en el barrio de ‘El Tubo’, en Zaragoza; en Teruel; en Jaca y en Huesca.