La lista definitiva para los fans de la playa
Para disfrutar del verano, nada mejor que una buena playa de arena fina, sombrillas o palmeras y aguas transparentes. Hay playas de todos los tipos y para todos los gustos. Esta selección recoge algunas de las más bonitas del mundo, todas envueltas en la magnética y paradisiaca atmósfera del trópico.
1. Rangiroa (Polinesia Francesa)
Este impresionante atolón coralino en medio del Pacífico, el segundo más grande del mundo, es el lugar más remoto y solitario que pueda encontrarse. Muchos turistas van allí para practicar submarinismo, pero ¿qué tiene de malo estar tumbado en la playa y tomarse un par de cócteles? También hay una enorme laguna, casi un mar interior, que aumenta la ya amplia percepción y sentido de la perspectiva; incluso el propio nombre de la isla significa “vasto cielo”. Rangiroa es una de las propuestas de viaje dentro de la Polinesia Francesa para los que Bora Bora, Moorea o Tahití les parezcan lugares demasiado turísticos.
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2. Cabo Tribulación (Australia)
Esta región de Queensland, declarada Patrimonio Mundial, merece atención por muchas razones; espléndidas playas y antiguos bosques tropicales que llegan hasta el agua, arrecifes costeros, hermosa fauna y flora, piscinas en las rocas, mangles, paseos marítimos de madera e impresionantes montañas escarpadas como telón de fondo. A 40 minutos de la costa está la Gran Barrera de Coral, un lugar único en el mundo.
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3. Islas Gili (Indonesia)
Este grupo de tres encantadoras islas situadas al noroeste de Lombok, en Indonesia, posee lo esencial para unas vacaciones: arrecifes de coral, prístinas aguas, fantásticos lugares para pescar o bucear y cordiales lugareños. Según la leyenda, también hay un anillo mágico a su alrededor que impide que la gente se vaya. Hay que ir y comprobarlo. Si se es inmune al poder del anillo, quizá los lomos de atún, la abundante cerveza local y la absoluta ausencia de vehículos de motor alcancen lo que la magia no consiguió.
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4. Fernando de Noronha (Brasil)
Este archipiélago poco poblado, situado frente a la costa noreste de Brasil, es famoso especialmente entre los submarinistas por sus delfines, pecios y corales. Y no solamente eso, sino que alberga la mayor colonia de aves marinas tropicales del Atlántico occidental, algo que acelera el pulso de cualquier observador. En Fernando de Noronha no hay muchas instalaciones, pero en cambio las islas se conservan más o menos como han estado durante los últimos 500 años.
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5. Lalomanu (Samoa)
Gracias a Dios que existe el Pacífico Sur, guardián de más mar, arena y sol del que pueda ver una persona en toda su vida. Esta vez le toca el turno a Samoa, cuya playa de Lalomanu, en Upolu, es el lugar perfecto para la natación y el buceo de primera. Desde la playa se puede ver la isla deshabitada de Namua. Si se quiere dormir en ella, las fales (cabañas abiertas) corroboran que se está en una isla tropical, una especie de realidad virtual para los hastiados occidentales. Los lugareños están completamente de acuerdo: Lalomanu es lo que es y hay que ver sus puestas de sol para creerlo.
6. San Andrés y Providencia (Colombia)
Los amantes de los paraísos tropicales con sabor caribeño deberían visitar este poco conocido refugio, con sus aventureras historias de ingleses, jamaicanos y piratas. Este enclave goza de una gran influencia rastafari y sus hermosas playas, cuevas, calas y pozas se unen a la arquitectura local con mucho reggae, ron y cócteles para proporcionar un sensual placer. Es imprescindible visitar el islote perfecto de Cayo Johnny con barcos que zarpan del puerto cercano al acuario Decamerón.
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7. Tulum (México)
No hay que equivocarse; este lugar de la península de Yucatán, en el estado mexicano de Quintana Roo, es un centro arqueológico, pero también una de las mejores playas del mundo. Posee 7 km de arena fina, unas perfectas aguas azules que parecen salidas de un sueño y sus famosos alojamientos tipo cabaña, sin electricidad, junto a la costa. ¿No es suficiente todo esto? Como valor añadido, el telón de fondo es asombroso: las ruinas de una ciudad maya amurallada cuyo origen data del s. VI (Tulum quiere decir “muro” en maya), seguramente el escenario más majestuoso del mundo.
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8. Cabo Verde
Este archipiélago de 10 islas volcánicas frente a la costa de Senegal siempre ha sido sinónimo de misterio y exotismo. Extraña amalgama de ritmos de África occidental y colonialismo portugués, finalmente ha sucumbido al turismo y el Gobierno pretende comercializar todo su esplendor bañado por el sol. Pero hay que andar con pies de plomo: su costa sin desarrollo turístico y sus atractivas playas desiertas protegen un ecosistema muy frágil plagado de especies autóctonas.
9. Playa de Ipanema (Brasil)
No existe nada comparable a la experiencia de quitarse las chanclas y pasear por la playa más famosa de Río de Janeiro. Rodeando la base de la montaña de Dois Irmaos (Dos Hermanos), en el extremo occidental de la playa, Ipanema es el patio trasero de la ciudad, gratis y abierta a todo el mundo, con todo tipo de entretenimientos, desde correr por el paseo hasta sentarse con un agua de coco en la mano para observar cómo los jugadores de vóley sudan a mares.
La playa está dividida por una serie de postos (torres de socorrismo) en tramos de 2 km; y cada tramo alberga a sus parroquianos. El posto 9 señala la Garota de Ipanema, adonde suelen ir los bañistas que lucen cuerpos atléticos. La zona también se conoce con el nombre de Cemitério dos Elefantes por los antiguos hippies y artistas que la frecuentan. Los gais acuden a otro sector de playa conocido como Praia Farme, y el posto 8 es la zona de los niños de las favelas. En realidad no importa dónde se plante la toalla: es indudable que el lugar de nacimiento del bikini de cortinilla sigue siendo tan sexy como siempre.
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10. Aitu (Islas Cook)
El ajuar tropical al completo está en este rincón en medio del Pacífico: playas desiertas, aguas azules y arenas blancas como la nieve. Aunque también hay algo más: un grupo de cuevas de piedra caliza de múltiples cámaras, escondidas en la espesura de la jungla de las coralinas llanuras costeras que la rodean. Algunas se utilizaron como tumbas, pero se puede estar tranquilo, los feroces guerreros de la isla desaparecieron hace mucho tiempo. Hoy es la meca del ecoturismo y tiene más flora y fauna de la que se puede captar con unos prismáticos.
11. Ko Phi-Phi (Tailandia)
Con sus aguas azul celeste, rodeadas por una corona de acantilados calizos cubiertos de jungla, la bahía de Maya en Ko Phi-Phi Leh encabezó la lista de lugares que todo mochilero debe visitar tras estrenarse la película La playa en el año 2000. Este lugar de peregrinaje es de los más bellos y concurridos de Tailandia. Como no se puede pernoctar en Leh, al atardecer los excursionistas regresan en tropel a sus cuarteles en la vecina Phi Phi Don, donde los largos días descansando en blancas playas dan paso a sudorosas noches de copas y bailes. Hay que subir los 300 m del mirador de Phi Phi para contemplar la exuberante belleza de la isla en forma de mariposa o hacer un circuito en barco por el mar.
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12. Kuna Yala (Panamá)
Si se introduce en Google “paraíso tropical”, seguramente se encontrarán imágenes de este archipiélago. Estos islotes (también conocidos como islas de San Blas) forman parte del territorio semiautónomo del pueblo kuna y poseen palmeras, playas fabulosas, cabañas con techo de paja y un encanto atemporal. El desarrollo no ha hecho mella gracias a las leyes de conservación del medioambiente impuestas por los kuna. Así que no hay hoteles horribles que estropeen el paisaje ni turismo masivo que contamine el ambiente, únicamente muchas islas deshabitadas por explorar.
