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El santuario sintoísta más majestuoso de Tokio está dedicado al emperador Meiji y la emperatriz Shōken, durante cuyo reinado [1868-1912] el Japón aislacionista se transformó en una nación moderna. Edificado en 1920, quedó arrasado en la II Guerra Mundial y fue reconstruido en 1958; sin embargo, a diferencia de muchas reconstrucciones de posguerra, el Meiji-jingū (明治神宮) conserva intacta toda su atmósfera.