Indonesia es un país bastante seguro comparado con muchos otros. Los rateros causan algún que otro altercado, pero los turistas suelen sentirse más seguros que en su propio país. Los hurtos ocurren pero no son generalizados.
Indonesia tiene una política de tolerancia cero con las drogas, y ha habido varias detenciones y condenas importantes. La ejecución por fusilamiento en el 2015 de dos australianos, entre otros de “los 9 de Bali”, detenidos por tráfico de drogas, debería tomarse como una seria advertencia.
Como ocurre en muchos países en desarrollo, siempre hay alguien urdiendo estratagemas para sacar dinero a los turistas. Por ello, es difícil determinar cuándo los precios abultados se convierten en estafas; además, los timos siguen siendo frecuentes.
Fuera de resorts o bares de cierta categoría, es mejor evitar el arak, la bebida alcohólica autóctona a base de arroz o palma. Puede contener metanol tóxico, que se produce durante el proceso de fermentación y que puede llegar a causar la muerte. Ha habido casos en Bali y en las Gili de algunos vendedores sin escrúpulos que han sustituido alcoholes como vodka, ginebra o whisky por arak. Cuando el precio del alcohol es sospechosamente bajo, es mejor tener cuidado con lo que se bebe.
Los robos con violencia no son la norma, pero sí se producen tirones de bolsos en ciclomotor, hurtos en coches y habitaciones si se deja algún objeto de valor a la vista, y hay carteristas. Deben tomarse las mismas medidas que en cualquier área urbana. Cabe recordar que los turistas también pueden ser responsables de algunos robos. Algunos consejos a tener en cuenta:
La seguridad en las zonas turísticas aumentó después de los atentados con bomba de Bali del 2002 y el 2005, pero desde entonces se ha suavizado. Las posibilidades de que el viajero se vea envuelto en tamaña tragedia son extremadamente bajas. Los grandes hoteles de lujo que forman parte de cadenas internacionales suelen disponer de la mejor seguridad, pero también constituyen objetivos predilectos como lo demuestran los atentados en Yakarta de los años 2003 y 2009. En el 2017, terroristas suicidas acataron una estación de autobús en el este de Yakarta matando a dos policías, y dos iglesias fueron el escenario de otro ataque en mayo del 2018, que se cobró la vida de 28 víctimas. Sin embargo, estos incidentes son muy escasos.
Los medios de comunicación extranjeros suelen exagerar los problemas de seguridad en Indonesia, mostrando manifestaciones y pequeños episodios de disturbios civiles como si fueran un alboroto nacional. Aunque es verdad que en pequeñas zonas de Indonesia hay focos de conflicto, en general el archipiélago es seguro.
Es fundamental contratar una póliza de seguros contra robo, pérdida y enfermedad. Existe una gran variedad, y muchas de ellas se pueden contratar por internet; conviene asegurarse de que incluya la evacuación rápida en caso de urgencia médica desde cualquier lugar de Indonesia.
Los robos son un potencial problema en Indonesia. Hay que asegurarse de que la póliza cubra adecuadamente los objetos de valor. Muchas tienen restricciones sobre ordenadores portátiles y material de fotografía caro. Los reembolsos suelen cubrir el valor amortizado, no el de reposición.
También se recomienda a los que practiquen submarinismo contratar un seguro para buceadores profesionales.
Las drogas, las apuestas y la pornografía son ilegales. En el 2015, dos australianos fueron ejecutados por delitos relacionados con drogas, y otros ciudadanos extranjeros siguen recibiendo penas de muerte por este tipo de delitos.
Se aconseja consultar la información actualizada sobre alertas y recomendaciones de viaje a Indonesia en el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación
Antes y durante el viaje recomendamos que cualquier información relacionada con seguridad, salud, trámites administrativos como la expedición de visados, etc. sea verificada con el Ministerio de Asuntos Exteriores del país del viajero.