Con un territorio que comprende desierto, altiplano y jungla, Perú se promociona como una tierra de contrastes, algo que también podría aplicarse a sus habitantes. El país es una mezcla de ricos y pobres, de moderno y antiguo, de agrícola y urbano, de indígena y blanco. La cohabitación puede resultar difícil, pero también muy enriquecedora. Así ha sido la vida en Perú durante siglos.
Perú es en esencia una sociedad bicultural: indígena y europea. La gran mayoría habla español y mantiene la tradición criolla, el legado cultural de los hijos de españoles nacidos en Perú que administraron la colonia. Ese grupo está compuesto por una mezcla de blancos (15%) y mestizos, personas con sangre indígena y europea (37%). Los cargos de liderazgo y con mayor bienestar económico del país normalmente los ocupan personas de este grupo, en especial los blancos o de piel clara.
Cerca de un 45% de la población de Perú son indígenas puros, lo que lo sitúa entre los tres países de Latinoamérica con más proporción de nativos. La inmensa mayoría de ellos vive en zonas rurales de los Andes y trabaja en la agricultura.
También hay afroperuanos, asiáticos y otros grupos de inmigrantes, pero solo suman el 3% de la población.
Un 78% de los peruanos vive en ciudades, lo que supone un gran contraste con la década de 1960, en la que más de la mitad de la población vivía en el campo. Esta situación ha creado tensiones en las infraestructuras municipales, especialmente en la capital, y algunas cuestiones como la recogida efectiva de basura y el tendido eléctrico siguen sin resolverse, sobre todo en los asentamientos ilegales conocidos como “pueblos jóvenes”.
Aunque el auge económico del s. xxi ha tratado bien al país, la disparidad entre ricos y pobres todavía es muy grande. El salario mínimo es de 284 US$. Un 22% de la población vive por debajo del umbral de la pobreza según el Instituto Nacional de Estadística e Informática (INEI). Aunque la tasa de desempleo nacional oficial es solo del 6,7%, el subempleo está incontrolado, sobre todo en Lima y otras grandes ciudades.
La población con menos recursos de las zonas rurales sobrevive gracias a la agricultura de subsistencia, en casas tradicionales de adobe u hojalata, a menudo sin electricidad ni saneamiento. En las ciudades, los más pobres viven en chabolas, mientras que las clases baja y media lo hacen en casas de cemento tipo apartamento o individuales. Las viviendas urbanas de los más adinerados suelen ser grandes casas independientes, a menudo rodeadas de altos muros.
En general, en las casas viven miembros de más de una generación.
Los peruanos son educados, e incluso ceremoniosos, en sus relaciones. Estrechar la mano es adecuado en situaciones de negocios, pero con los amigos lo habitual es el abrazo. Entre mujeres se saludan con un beso, al igual que entre hombres y mujeres. Los indígenas no se besan y cuando dan la mano suele ser con poca energía.
Los lugareños están acostumbrados a tener menos espacio personal que el habitual para algunos viajeros: los asientos en los autobuses están muy juntos.
A pesar de que existe la libertad religiosa, Perú es un país mayoritariamente católico. Más del 81% de la población asegura serlo (aunque solo el 15% de ellos va a misa cada semana). La Iglesia tiene apoyo del Estado: posee un estatus en gran parte libre de impuestos y el catolicismo es la religión oficial del Ejército. Todos los obispos y hasta una octava parte del clero percibe un salario mensual del Estado, lo que ha provocado las protestas de algunos grupos evangelistas, que no reciben un trato tan generoso. Aun así, ellos y otros grupos protestantes son una fuerza en aumento que representa el 13% de la población.
Las mujeres pueden votar y tener propiedades, pero su situación es aún delicada en un país extraoficialmente dominado por el machismo. Especialmente en las zonas rurales, la alfabetización de las mujeres es muy inferior a la de los hombres (77% frente al 93%). Las cifras son más bajas en las comunidades indígenas. En el 2017, el salario medio de las mujeres era un 35% más bajo que el de sus homólogos masculinos, según Statistica. Con todo, la situación ha mejorado. Se han aprobado leyes que prohíben la violencia doméstica y las agresiones sexuales, y las mujeres integran el 28% de las profesiones liberales del país (directivos, gerentes y legisladores) y casi un tercio del Congreso.
El fútbol es el deporte rey. La participación de Perú en el Mundial de Fútbol del 2018 supuso un acontecimiento histórico para el país, que lo hizo bastante bien (dos derrotas y una victoria 2-0 contra Australia). El país no se clasificaba para esa competición desde 1982 (aunque ganó la Copa América en el 2004).
La temporada futbolística va de finales de marzo a noviembre. Hay muchos equipos, pero los mejores son de Lima. El clásico enfrentamiento es entre el Alianza Lima y el Universitario de Deportes (La U).
Las corridas de toros también tienen muchos seguidores, en especial en la capital. La temporada taurina comienza en octubre y acaba a principios de diciembre: la plaza de Acho de Lima tiene caché internacional.