Bienvenidos a California

Desde los imponentes bosques de secuoyas del brumoso norte hasta las soleadas y surfistas playas del sur, el Pacífico baña este “Golden State” (Estado Dorado).

Belleza natural

A pesar de su imagen de frescor, California es muy vieja. Los acantilados y los picos nevados se crearon a lo largo de milenios por movimientos tectónicos que casi la arrancan del continente. Después de que las prospecciones mineras, la tala y las exploraciones petrolíferas incontroladas del s. XIX hiciesen peligrar este esplendor natural, los líderes medioambientales californianos –como John Muir y el Sierra Club– rescataron árboles centenarios e instigaron la creación de unos parques nacionales y estatales que aún deslumbran.

Comida y bebida de fábula

Como principal proveedor agrícola del país, cualquier cambio en el menú que se haga en California tiene un impacto a nivel nacional. Cada vez que se sientan a comer, los californianos se plantean numerosos dilemas morales: ecológico o sin pesticidas, de granja o cultivado en jardines urbanos, veganismo o carne de vacas felices. Se pida lo que se pida, lo más probable es que sirvan cocina local, creativa y muy buena. Además, California produce el 90% del vino de EE UU y tiene el doble de fábricas de cervezas que cualquier otro estado.

De Hollywood a Silicon Valley

Desde la fiebre del oro hasta la burbuja de las puntocom, California ha sobrevivido a auges y caídas. Hollywood aún es la gran fábrica de películas y programas de TV del mundo, con el apoyo del activo panorama escénico estatal. Las modas nacen aquí, pero no de la mano de grandes magnates, sino de la variopinta multitud de deportistas, artistas y soñadores que hay detrás de mundos tan dispares como la biotecnología o el skateboard. En sus galerías, cafés y bares se puede vislumbrar el futuro.

Viajar por carretera

Por las carreteras de California todo gana en espectacularidad conforme las grandes ciudades se quedan atrás: los árboles son más altos, los pueblos, más bonitos, y las playas, más idílicas. Nada como las hwys 1 y 101, de México a Oregón, para contemplar los acantilados junto al mar, las curvas de la Hwy 49 para recorrer el histórico Gold Country o los caminos rurales para visitar los viñedos de California (los de Napa no son los únicos). Un fin de semana por el lago Tahoe completará la experiencia.

Por qué me gusta California

Por Alison Bing, autora

De camino entre Hong Kong y Nueva York, quise hacer una pausa de un día en San Francisco. Desde las galerías de arte de Geary St a Waverly Place llegué a Chinatown, justo cuando empezaba el servicio en los templos. La niebla transportaba el aroma del incienso y el pato asado. Me aventuré en el sótano de la City Lights Bookstore, y junto al apartado de sensacionalismo vi un cartel pintado por los miembros de una secta de los años veinte: “Yo soy la puerta”. Es cierto: California es el umbral entre Oriente y Occidente, entre la realidad y la ficción, entre el cuerpo y el alma. Esa revelación es de hace 20 años. Aún sigo aquí. Estáis advertidos.

 

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