Un viaje de cine por la costa del Pacífico
Un coche descapotable o una furgoneta con aires hippies, una carretera infinita por el desierto y unas vistas a las mansiones de Hollywood o a las soleadas playas californianas… Estas estampas aparecen en muchas películas y es que California es el escenario perfecto para dejarse llevar por un gran road trip de ensueño.
San Diego
El camino comienza en el sur del estado, donde las playas de arena blanca de Silver Strand conectan la bonita Coronado con San Diego. Quien haya visto a Marilyn Monroe en Algunos las prefieren rubias reconocerá el Hotel del Coronado, donde se han alojado presidentes de EE UU, famosos y miembros de la realeza; allí se puede pasear por los pasillos laberínticos de este palacio con torretas y tomar un cóctel tropical en el Babcock & Story Bar con vistas al océano.
Tras cruzar el puente San Diego-Coronado, de algo más de 3 km, hay que desviarse hacia el Balboa Park, luego ir dirección oeste y después hacia el sur hasta el Cabrillo National Monument de Point Loma para disfrutar de unas fantásticas vistas desde un faro del s. XIX, monumento a los primeros exploradores españoles de la costa occidental. Siguiendo la carretera hacia el norte, dirección Mision Beach y el viejo parque de atracciones de Pacific Beach, se encuentra la esnob población de La Jolla.
San Clemente
La vida en el conservador Orange es muy diferente a la de la mayoría de localidades costeras, más liberales, de California. Aquí podemos todavía descubrir la cultura playera “a la antigua”, en lugares poco visitados por los turistas como San Clemente. Es el último rincón de la costa de California donde se vive el espíritu de la cultura surfista y aquí tienen su sede grandes fabricantes de tablas y la revista Surfer. Se puede surfear o nadar en la principal playa de la localidad al lado del muelle. Tierra adentro, el Surfing Heritage & Culture Center expone tablas usadas por las grandes leyendas, desde Duke Kahanamoku hasta Kelly Slater.
Long Beach
Y se sigue hacia el norte. En Long Beach, las grandes estrellas son el ‘Queen Mary’, un elegante (y supuestamente encantado) transatlántico británico amarrado aquí, y el enorme Aquarium of the Pacific, un acuario vanguardista con tiburones y medusas.
En el interior de una mansión del s. XX junto al océano, el Long Beach Museum of Art hace hincapié en el modernismo y el arte contemporáneo de California, mientras que el urbano Museum of Latin American Art se centra en el arte contemporáneo del sur de la frontera.
Desde aquí se puede continuar hacia el norte conduciendo despacio por la escarpada y pintoresca península de Palos Verdes, pasando por las playas de South Bay y siguiendo hacia el norte hasta Venice, Santa Mónica y Malibú, a casi 96 km de Long Beach.
Malibú
Dejando atrás los atascos de LA, la Hwy 1 lleva por el noroeste de Santa Mónica hasta Malibú. Paseando por las playas con sus recintos vallados propiedad de los famosos de Hollywood, uno puede sentirse como una estrella de cine. Una de las mansiones que se puede visitar es la Getty Villa, en lo alto de una colina, con antigüedades griegas, romanas y etruscas y cuidados jardines. Junto a la Malibu Lagoon State Beach, al oeste de la zona de surfistas del muelle de Malibú, la Adamson House es una villa de estilo español y árabe lujosamente decorada con azulejos pintados a mano. Si se sigue hacia el oeste por la costa, donde las montañas de Santa Mónica descienden hasta el mar, hay que parar un rato para zambullirse en las playas de arena de Malibú como Point Dume, Zuma o Leo Carrillo.
Santa Bárbara
Santa Bárbara, donde conviven surferos, aficionados a las cometas y paseantes de perros, disfruta de un tiempo casi perfecto y de una serie de idílicas playas.
Desde State St, en el centro, o desde el tribunal del condado, con una torre que se alza sobre los tejados de tejas rojas, se pueden tomar primeros planos del icónico estilo arquitectónico neocolonial español. Al mirar hacia el sur se divisan el ajetreado puerto y el muelle Stearns, y hacia el norte, la histórica Mission Church. Tras unos 45 min en dirección al noroeste el viajero puede desviarse para visitar la zona de viñedos de Santa Bárbara, y acercarse, por ejemplo, a las salas de degustación en Los Olivos, y luego seguir Foxen Canyon Rd, en dirección norte, atravesando más viñas para tomar de nuevo la Hwy 101.
Pismo Beach
Esta localidad costera de California es perfecta para hacer un alto y nadar, surfear o pasear por el embarcadero al atardecer. Después de tomar un bol de sopa de almejas y un cesto de marisco frito en alguno de sus cafés, hay que visitar la bolera retro, los salones de billar y los bares colina arriba desde la playa, o tomar la Hwy 101 para recorrer 16 km hasta el Sunset Drive-In de San Luis Obispo, donde se pueden ver los últimos éxitos de Hollywood desde el coche, en uno de esos autocines al aire libre que tanto salen en las películas.
Hearst Castle
En lo alto de una montaña, el Hearst Castle es el monumento a la riqueza y la ambición más famoso de California. William Randolph Hearst, magnate de los periódicos de principios del s. XX, recibía a las estrellas de Hollywood y a la realeza en esta finca de fantasía con antigüedades europeas, relucientes piscinas y múltiples jardines.
Unos 7 km más al norte por la Hwy 1, hay que aparcar en el mirador señalizado y caminar por la pasarela para ver la enorme colonia de elefantes marinos en la playa. Hay focas todo el año, pero la temporada invernal de nacimiento y apareamiento llega a su auge el Día de San Valentín. Cerca, el faro de Piedras Blancas es un lugar increíblemente pintoresco y la foto es siempre espectacular para compartir en las redes sociales.
Monterrey
Después de una carretera en zigzag, la Hwy 1 desciende por la colina hacia la bahía de Monterrey. Para el escritor norteamericano John Steinbeck, la comunidad pescadora de Monterrey es el auténtico corazón del país, y hoy, a pesar de que Cannery Row es un lugar muy turístico, vale la pena visitar el Monterey Bay Aquarium, que ocupa el lugar de una antigua conservera de sardinas a la orilla de un santuario marino nacional. Aquí nadan toda clase de animales acuáticos, como estrellas de mar, caballitos de mar y nutrias marinas.
Si seguimos hacia el norte, hasta Santa Cruz, se recorrerá la costa en forma de media luna de la bahía de Monterrey, pasando por el refugio de animales de Elkhorn Slough cerca del puerto comercial de Moss Landing, las plantaciones de fresas y alcachofas de Watsonville y una serie de pequeñas localidades de playa en el condado de Santa Cruz.
Santa Cruz
Aquí todavía perdura el flower power de la década de 1960 y las pegatinas en los parachoques de los coches rezan “Keep Santa Cruz weird” (Mantén Santa Cruz rara). Junto al océano, el Santa Cruz Beach Boardwalk tiene un tiovivo Looff de 1911. Su ambiente de diversión se mezcla con los gritos nerviosos del público en la vertiginosa Giant Dipper, una montaña rusa de madera de la década de 1920.
El Mystery Spot es una trampa para turistas retro y kitsch que hace que las brújulas se vuelvan locas, mientras fuerzas misteriosas empujan a los visitantes y los edificios se inclinan en ángulos imposibles.
San Francisco
La Hwy 1 conduce directamente al espacio verde más grande de la ciudad: el Golden Gate Park. Es fácil pasar aquí un día entero en el invernadero de flores, el arboreto y los jardines botánicos, o visitando la California Academy of Sciences y el de Young Museum. Hay que seguir por la Hwy 1 en dirección norte por el puente Golden Gate, que da entrada a la bahía de San Francisco.
Alrededores de Point Arena
Las flotas pesqueras de Bodega Bay y la colonia de focas de Jenner son lo último que se ve antes de que la Pacific Coast Hwy se adentre en las grandes tierras rurales del norte de California. La Hwy 1 serpentea atravesando los parques estatales de Sonoma Coast, con senderos de excursionismo, dunas de arena, reservas marinas y un fuerte ruso dedicado al comercio de pieles del s. XIX. En Sea Ranch no hay que dejarse intimidar por las casas de vacaciones de aspecto exclusivo y se siguen los letreros que indican varios senderos públicos y escaleras que conducen a playas desiertas. Más al norte, el faro de Point Arena vigila un punto de la costa sacudido por el viento desde 1908. Es el único faro de California que permite que se suba hasta su punto más alto. Desde los 35 m de su torre se puede inspeccionar la lente Fresnel y disfrutar de vistas del mar y de la falla de San Andrés.
Desde aquí hay que dirigirse hasta Mendocino, 56 km (1 h) en dirección norte, y de camino se podrá parar para estirar las piernas en playas abatidas por el viento, parques y pequeñas localidades costeras.
Mendocino y Fort Bragg
Más parecida a Cape Cod que a California, Mendocino está junto al mar y cuenta con casas del estilo de Nueva Inglaterra rodeadas de vallas blancas de madera. Con espectaculares cabos que sobresalen hacia el Pacífico, esta antigua localidad maderera y puerto marítimo fue ‘descubierta’ por los bohemios en la década de 1950. Aquí se han rodado exteriores de más de 50 películas. Después de visitar las tiendas de recuerdos y las galerías de arte, hay que escapar al norte, a Fort Bragg, con su puerto pesquero y su pub, parando primero para hacer un paseo por la escalera ecológica y el bosque de árboles miniatura de la Jug Handle State Natural Reserve.
Eureka
La Hwy 101 recorre el Humboldt Bay National Wildlife Refuge, una importante parada de aves en la ruta migratoria del Pacífico. Después se llega a la localidad ferroviaria de Eureka.
En el centro está la Carson Mansion, construida en la década de 1880 por un magnate de la madera y adornada con torretas, torres y gabletes victorianos. En el Blue Ox Millworks & Historic Park crean detalles victorianos a mano utilizando carpintería tradicional y equipo del s. XIX. En el puerto de Eureka, un barco azul y blanco de 1910 nos permitirá embarcarnos al estilo antiguo.
Redwood National Park
Al final de la ruta costera se llega al Redwood National Park y en el centro de visitantes Thomas H. Kuchel, al sur del pueblecito de Orick, están los árboles más altos del mundo. Se sigue viendo árboles en el bosquecillo de Lady Bird Johnson o en el majestuoso Tall Trees Grove (se necesita permiso para conducir y visitar) y para ver bosques de secuoyas más vírgenes, hay que seguir la Hwy 101 en dirección norte hasta Crescent City, la última parada antes de la frontera con Oregón.