Bienvenidos a Cuba

Deteriorada pero majestuosa, decrépita pero digna, divertida y exasperante a la vez, Cuba posee una magia indefinible.

Esperar lo inesperado

Cuba es como un príncipe vestido con harapos: sus fachadas, a veces destartaladas, esconden polvo de oro, y son estas ricas dicotomías las que convierten el viaje en una excitante montaña rusa. Atrapada en el tiempo y tambaleante bajo un embargo económico que dura más de medio siglo, es una nación donde el viajero puede decir adiós a las certezas occidentales y aguardar lo inesperado. Si fuera un libro, Cuba sería el Ulises de James Joyce: con diversas lecturas, difícil de interpretar, el eterno incomprendido, pero un clásico ante todo.

Legado histórico

Meticulosamente conservadas, sus ciudades coloniales no han cambiado mucho desde que piratas asolaran el Caribe. Especialmente estimulantes son el ambiente y la arquitectura de las urbes Patrimonio Mundial de la Unesco (La Habana, Trinidad, Cienfuegos y Camagüey), cuyas majestuosas plazas y calles adoquinadas narran relatos añejos de opulencia e intriga. En el resto de la isla, muchos edificios siguen maltrechos y en ruinas. Con más fondos, estas reliquias podrían emular a los tesoros coloniales de La Habana y Trinidad, prueba de que la custodia del legado histórico ha sido uno de los mayores logros de la Revolución.

Eclecticismo cultural

La música corre por las venas cubanas, una dinámica fusión definida por los entendidos como un idilio entre el tambor africano y la guitarra española. Tras macerar durante más de 500 años, estos sonidos diversos han dado lugar a una cultura compleja, teñida de ecos africanos, destellos de la España colonial, fantasmas de las tribus taínas y rasgos culturales importados de Haití, Jamaica, Francia e incluso China. La belleza reside en sus capas y matices, y su eclecticismo se hace patente en la danza, la arquitectura, la lengua, la religión y, sobre todo, en el crisol de su gente.

Más allá de las playas

Aunque las medias lunas de arena blanca que jalonan la costa norte son sublimes, una incursión más profunda revelará un terreno distinto, una tierra de fecundos bosques y pantanos infestados de cocodrilos, campos no habitados y abruptos montes tan célebres por su folclore revolucionario como por sus especies endémicas. Como apuntó el científico alemán Alexander von Humboldt, Cuba es una especie de islas Galápagos del Caribe donde coexisten curiosidades paradójicas.

Por qué me encanta Cuba

Brendan Sainsbury, autor

Cuando pienso en Cuba, siempre recuerdo mi primera noche de vuelta a La Habana tras una escapada; sus bulliciosas y pintorescas calles, sus instantáneas de vidas al aire libre e inconfundibles aromas: papaya tropical mezclada con hoja de tabaco, gasolina y alfombras enmohecidas. Cuba es una fruta prohibida, un país de contradicciones que por más que se visite nunca responderá adecuadamente a todas tus preguntas. Lo que más me gusta es su musicalidad, su arraigada cultura, su historia perfectamente preservada y el hecho de que puede ser fuente de frustración en un momento y de inesperada inspiración al minuto siguiente.

 

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