Nadie debería abandonar la ciudad sin darse un garbeo por la Alameda, su verdadero centro de ocio repleto de terrazas de bares y restaurantes. Locales alternativos que conviven con apuestas modernas en un barrio que conserva el encanto popular de la calle Feria, con su mercado de abastos; y a Hércules, el mítico fundador de Sevilla, que vela para que todos disfruten.
La basílica de la Macarena, templo de la Virgen más piropeada de España, es ideal para comenzar. Tras contemplar la muralla almorávide, un paseo por la calle San Luis permite admirar la iglesia barroca de San Luis de los Franceses.
Las calles Socorro y Sol desembocan en la plaza de los Terceros, donde la taberna Los Claveles tienta a refrescarse. Para el almuerzo, El Rinconcillo, el bar más antiguo de Sevilla. Luego, subir a la terraza del Metropol Parasol y visitar su Antiquarium es como viajar del presente al pasado.
El Eslava es la mejor opción para cenar. Por delante queda toda una noche en la Alameda, desde la primera copa en el Habanilla y otra en el Corral de Esquivel hasta el animado Fun Club.