Ceuta fue una de las bases costeras del Imperio romano (su nombre árabe, “Sebta”, deriva del latín septem). Tras un breve período bajo el dominio del Imperio bizantino, la ciudad fue tomada por los gobernantes árabes de la España musulmana en el año 931 d.C.; hecho en el que se sustentó la demanda territorial de España por derechos históricos. Sin embargo, en los 500 años siguientes esta ciudad de la punta de África fue una posesión muy codiciada por la que pelearon sucesivamente príncipes españoles, sultanes marroquíes y reyes portugueses. La situación empezó a calmarse cuando Portugal y España se unieron bajo una sola corona en 1580, y Ceuta pasó por defecto a pertenecer a España. Cuando ambos países se separaron, en 1640, Ceuta continuó siendo española, y sigue perteneciendo a España desde entonces.