Visitar casi una docena de destinos en Bélgica en dos semanas es una experiencia agotadora, pero inolvidable.
Por supuesto, se admira la Grand Place de Bruselas, se explora la polifacética Gante y se visita la idílica y popular Brujas. Habrá que añadir un día en Ypres, con su magnífica lonja de Paños y su conmovedora historia de la I Guerra Mundial; si se va en coche, se recomienda parar por el camino en la preciosa Veurne y en la meca de la cerveza, Westvleteren.
Tournai también merece una parada rápida para admirar su magnífica catedral románica. Luego se pone rumbo a Mons, con su gran oferta de museos. Volviendo atrás hacia Bruselas se puede parar en el campo de batalla de Waterloo. También es posible continuar hacia el noreste hasta Lovaina (tierra natal de Stella Artois y Leffe), con su espléndido ayuntamiento y su espectacular plaza llena de bares de estudiantes.
Antes de sumergirse en la genial Amberes, se recomienda parar en Malinas, corazón espiritual de Bélgica. Sin olvidar la preciosa Lier, una joya con canales, una gran plaza, casas antiguas, un beaterio protegido por la Unesco y un extraordinario reloj astronómico decorado con planetas y esferas.