Arte, gastronomía, paisaje, arte de vivir… La Provenza
La Provenza ha cautivado a pintores míticos como Van Gogh, Cézanne y Picasso con sus sinuosos campos de lavanda, sus rústicos pueblos cimeros y su luz extraordinaria, pero hay otro arte que permea la región entera y que escapa de lienzos y marcos.
Desde deleitarse con comida demasiado buena como para perder el tiempo retratándola en Instagram hasta disfrutar de una charla entre amigos en una noche templada, el viajero puede aplicarse al art de vivre (el arte de vivir) en una Provenza que aviva la imaginación.
La belleza natural convertida en nutrientes
“Llegará el día en que una sola zanahoria, observada con ojos nuevos, desencadenará una revolución.” Paul Cézanne
La comida, desde siempre, ha sido considerada una forma de arte en todo el mundo, pero en pocos lugares se elaboran platos con tanto estilo como en la Provenza. Existen factores medioambientales favorables que convierten esta región mediterránea bañada por el sol en un paraíso de suntuosos productos naturales: trufas incomparables, aceites de oliva dorados, hortalizas rollizas y marisco recién pescado. La cocina provenzal gira en torno a estos ingredientes locales, y elabora platos sofisticados a partir de productos sencillos de gran calidad. Incluso los restaurantes con estrella Michelin de la región cambian la pompa, el boato y lo pretencioso por la pasión de los sustanciosos platos de temporada.
Supervisada por el chef Christophe Chiavola, la cocina de Les Terrasses de l’Image en St-Rémy se rige por el concepto ‘localívoro’ (que apuesta exclusivamente por los productos locales y del huerto del chef), lo cual contribuye a la sostenibilidad de la comida de la región.
A lo largo del paseo marítimo del Puerto Viejo en Marsella, Le Poulpe, un local con carisma, presume de adquirir todos sus ingredientes en un radio de 200 km de la ciudad. Fundado en el 2013 por dos amigos de la infancia, Michel Ankri y Michel Portos, tiene en la hamburguesa de pulpo con panecillo negro uno de sus platos de inspiración mediterránea más originales.
Otro restaurante selecto es L'Atelier Rabanel, en Arlés, con dos estrellas Michelin y donde la llamada alimentación limpia (clean eating) es como una afición artística. La greenstronomie del chef Jean-Luc aprovecha el potencial de las hortalizas, plantas, verduras, flores y hierbas aromáticas de temporada; y para disfrutar de algo menos ‘verde’ se puede ir a Marie Georgette, en Aix-en-Provence, que transforma la comida casera en creaciones con mucha clase, como la hamburguesa a la crema de trufa.
Beber maravillas de la naturaleza
“La verdad está en la naturaleza, y lo demostraré.” Paul Cézanne
Cuando se piensa en vinos franceses, la Provenza no es la primera región de Francia que viene a la mente, pero esta región posee un secreto muy especial que la ha convertido en una de las grandes regiones vinícolas del mundo desde que los antiguos griegos plantaran en ella sus vides hace 2500 años. Famoso por sus vivaces blancos y rosados biodinámicos, el terreno vitivinícola combina un suelo rico en minerales, un clima bañado por el sol, y los místicos vientos de mistral, que secan la humedad de las viñas, manteniéndolas secas, maduras y libres de plagas.
El turismo vitivinícola de la Provenza es relativamente nuevo, por ello las visitas a los viñedos tienen todavía un aspecto muy rústico, casi exclusivo. Con una ubicación singular en las laderas del acantilado del cabo Canaille, el viñedo Clos St Magdeleine de Cassis produce un rosado ligero pero intenso gracias a la salmuera y al yodo del suelo. Los amantes del tinto disfrutarán más en el interior, en los viñedos de Château Romanin en Les Alpilles o de Château de Gicon en Chusclan, con ricos vinos reserva de buen cuerpo, reflejo del microclima montañoso que rodea sus bodegas.
Beber cerveza en una región donde las cartas de vino son casi poemas épicos puede parecer un poco plebeyo, pero la petite mousse forma parte del paisaje provenzal igual que Van Gogh y sus arremolinadas noches estrelladas. Los arqueólogos han descubierto que en la Provenza se elaboraba cerveza desde el s. V, y aunque la cerveza artesanal y las microcervecerías todavía no gozan del venerado estatus del vino y las bodegas, son muchos los fabricantes que van mejorando su posición, como Brasserie de la Plaine. Inaugurada en el 2013, esta cervecería biodinámica es la cuna de la primera cerveza ecológica de Marsella. Ofrece circuitos, catas y talleres para que los cerveceros aficionados consigan la pinta perfecta.
Arlés, la agonía de Van Gogh
Noches estrelladas en la ciudad
“Pienso que la noche está más viva y es más rica en colores que el día.” Van Gogh
Una gran parte del art de vivre provenzal es relajarse con amigos tomando una copa de pastis (un aperitivo con sabor de anís) al caer el día y charlando mientras llega la noche. Cuando la luz de la Provenza se apaga, lugares famosos como St Tropez y Mónaco entretendrán al viajero toda la noche. Se pueden tomar aperitivos por la tarde en el apacible bar del Hotel l’Ermitage en St. Tropez o cervezas ale artesanas en la Brasserie de Monaco. Si se busca un local menos formal se puede ir a L’Esquinade.
De día, el laberíntico casco antiguo de Niza se llena de puestos de flores y pintorescos mercados de comida, pero de noche conjura a un gentío cacofónico de fiesteros noctámbulos. The Snug & Cellar (uno de los pubs más sofisticados de la ciudad) es ideal para tomar una copa con tranquilidad, mientras que Chez Wayne’s, de estilo grunge-chic, y el bar de ambiente Le Six son ideales para los más juerguistas.
En Aix-en-Provence las noches templadas se disfrutan en las concurridas terrazas y plazas que rodean la place des Cardeurs, la place de Verdun y la place del Hotel de Ville. Si apetece visitar locales más informales se puede ir al barrio que rodea cours Julien, en Marsella, donde la ciudadanía bohemia crea un ambiente que se siente mediterráneo y de Manhattan a partes iguales. Es buena idea visitar Massilia, que tiene una cuidada carta de cervezas artesanales y cócteles excelentes, o disfrutar de la completa experiencia sensorial que ofrece el restaurante con música en directo Living Art’s, que combina un elegante interior con catas de vino, sesiones de jazz y exposiciones de arte.
Un lienzo urbano
“El propósito del arte es lavar el polvo de la vida cotidiana de nuestras almas.” Pablo Picasso
La mayor parte del imaginario bucólico que hace de la Provenza un icono está presente en la imaginación de los viajeros gracias a generaciones y generaciones de grandes artistas: Cézanne plasmó colinas pastoriles con pueblecitos de terracota dorados; Van Gogh pintó granjas solitarias y campos de iris morados; y el Desnudo bajo un pino de Pablo Picasso traza los montes escarpados y los pinos de Mont Sainte-Victoire en un audaz estilo moderno.
Hoy son los espacios urbanos lo que atrae a nuevas oleadas de artistas hasta la región. Aunque su fama como reducto hípster invite a la mofa, cours Julien, en Marsella, presume de un caleidoscópico panorama de arte urbano muy venerado.
Desde los años ochenta las calles están llenas de arte urbano, pero este enclave bohemio ha resurgido en lo artístico gracias al título de Capital Europea de la Cultura, que la ciudad ostentó durante el 2013, y se han impulsado muchas iniciativas para promover el arte. Como tal destaca el anual Street Art Festival, que invita a artistas locales a que ‘decoren’ el paisaje urbano con sus diseños a partir de una temática única, mientras que el MUR Marseille, un muro exterior de 3x5 metros en la esquina de rue Crudère y cours Julien, encarna el espíritu efímero de este tipo de arte, seleccionando artistas que rediseñan ‘el cuadro’ cada dos meses.
No solo el arte urbano da nuevas pinceladas a esta región con un patrimonio artístico tan notable. En el 2014 se inició la construcción de la Fondation Luma en Arlés, un nuevo centro cultural experimental diseñado por Frank Gehry que impulsará proyectos pioneros en fotografía, documentales y multimedia, y aunque el edificio principal no abrirá sus puertas hasta el 2019, los visitantes pueden disfrutar de una dinámica programación de eventos en los antiguos almacenes ferroviarios del recinto.
Fondation Carmignac también inaugurará un nuevo espacio expositivo en Île de Porquerolles en el 2018, antes de que Aix-en-Provence corte la cinta que inaugure el mayor museo del mundo dedicado a Pablo Picasso en el 2021. Decorando las paredes de un antiguo convento, la galería expondrá más de 1000 obras del artista y contará también con un centro de investigación, un auditorio de 200 plazas, y talleres de cerámica y grabado que darán paso a interpretaciones modernas de las figuras artísticas más icónicas de esta región.