Deià, viaje a la Mallorca sosegada

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Deià, Mallorca, Islas Baleares, España

Hay pueblos bonitos, pero en la escala de los superlativos, Deià ocupa un puesto de honor. Recuerdo que durante los años que residí en Mallorca me encantaba escaparme, y esconderme, siempre que podía en este precioso pueblo. También en Valldemossa, como os contaba hace ya algunos meses en otro post. Lugares por donde parece que no haya pasado el tiempo, salvo para ganar en comodidad, eso sí.

Deià forma parte de ese nutrido grupo de rincones maravillosos y desconocidos dentro de Mallorca; hay muchas islas dentro de esta isla. Aún sucede que cuando uno piensa en Mallorca, lo hace imaginando playas atestadas de alemanes y lugares ruidosos donde correrse una buena juerga. Bien, elimina por completo la imagen de Magaluf de tu mente y sustitúyela por la de un encantador pueblo con casitas de piedra y ventanas con persianas de colores que, junto con sus árboles frutales, palmeras, cipreses y estrechas callejuelas, forman uno de los paisajes más bellos de Mallorca. Ya estamos en Deià, a mitad de camino entre Sóller y Valldemossa, al abrigo de una de esas carreteras de curvas infinitas que transcurren a la vera del mar, es donde se encuentra el pueblo que visitamos hoy, refugio del escritor Robert Graves y su fuente de inspiración para ‘Yo, Claudio’, la novela más conocida del famoso escritor británico.

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Lo mejor que te puede pasar en Deià es que nunca pasa nada. Todo es tranquilo, fiel a su estilo propio y a sus ganas de vivir la (buena) vida. Por sus calles aún se puede respirar ese aroma bohemio que antaño tanto atrajo a pintores y artistas en busca de inspiración y cuya luz y colorido mediterráneo hizo que algunos de ellos, como William Walder, permanecieran para siempre. Este jardín con vistas al Mediterráneo es un lugar donde refugiarse, descansar y desconectar.

 

Para lograr nuestro cometido, solo hay que reservar habitación en Es Molí, una mansión señorial del siglo XVII convertida en hotel de 4 estrellas, situado en el corazón de la cordillera Sierra de Tramuntana con una máxima entre sus históricos muros de piedra: aquí se respira paz. Y verdaderamente, porque aunque no existe ni un ápice de modernidad entre sus paredes, sus muebles son centenarios y el verdadero lujo de este hotel en Deià se respira al asomarse a sus balcones y divisar el paisaje mediterráneo en estado puro. Pero como no solo de relax vive el hombre, es interesante aprovechar las bondades gastronómicas del destino, que no son pocas, reservando mesa en El Olivo, el lujoso restaurante del hotel La Residencia, el refugio mallorquín de Richard Branson, donde degustar un tradicional lechón de Mallorca asado con salsa de salvia y sobrasada o unas sabrosas gambas de Sóller. Para paladares más livianos, siempre se pueden degustar las ricas tapas del Café Miró en Son Moragues servidas con una espléndidas vistas al mágico pueblo de Deià.

Texto: Lorena G. Díaz