Grandes experiencias en las Fiyi
Fiyi goza de merecida fama por su sol, su mar y sus espectaculares alojamientos; pero si apetece aventurarse más allá de la piscina del resort, no hay más que seguir leyendo este artículo.
Aunque es un país muy disperso –las 330 islas que forman el archipiélago se reparten a lo largo y ancho de 3 millones de km2–, Fiyi rebosa experiencias alternativas al turismo clásico que ofrecen una inmersión genuina en la cultura, la naturaleza y el estilo de vida fiyianos.
Navala es la aldea más pintoresca de Fiyi. © Donyanedomam / Getty Images
1. Visitas a aldeas y estancias en casas particulares de Fiyi
Toda persona que haya puesto un pie en un resort de las Fiyi puede atestiguar que ha sido recibida con calidez y canciones de bienvenida. Pero para ir más allá del bula! (“hola”) es buena idea alojarse en una una casa particular o visitar una aldea.
Una estancia en una casa particular ofrece una visión auténtica e incomparable de las Fiyi ‘de verdad’: se convive con una familia local y se vive como una familia local. Las visitas a aldeas aportan una experiencia igual de fascinante, pero más breve. En la isla principal de Viti Levu, la espectacularmente panorámica Navala ofrece a sus visitantes una estancia inmersiva en una de las aldeas más tradicionales de Fiyi; y, un poco más lejos, las estancias en casas particulares de la Isla de Waya acogen viajeros con ganas de experimentar la vida local al estilo de las Yasawa.
Generalmente los huéspedes de casas particulares y los visitantes de las aldeas son recibidos con una ceremonia de kava (yaqona), un ritual que incluye la ingesta de esta bebida ligeramente narcótica elaborada con polvo de raíz de kava mezclada con agua y servida en un cuenco de coco (bilo). Si bien es más que probable ver una meke (una animada danza comunal que escenifica antiguas historias tradicionales) en un resort que en una aldea, en esta última hay muchas posibilidades de ser agasajado con un festín de lovo (horno fiyiano) a base de grandes y suculentos platos de carne y pescado, abundantes verduras de raíz (yuca, taro, ñame) y palusami (carne enlatada, cebolla y crema de coco envuelta en hojas de taro).
En Fiyi, a casi todos los visitantes se les ofrece al menos una ceremonia kava © Tammy616 / Getty Images
2. Experiencias locales en Fiyi
Más allá de los muros de los resorts, esta nación insular mantiene muy vivas sus tradiciones, sus fabulosos festivales y la diversión al más puro estilo fiyiano. Una gran parte de la vida local gira en torno al rugby y a la iglesia, y los visitantes son bien recibidos tanto en los partidos de rugby como en las misas.
El deporte nacional –y el fútbol, que también despierta pasiones– se puede contemplar en el National Stadium de Suva o al lado de los aficionados en los banquillos de los partidos que se juegan en los pueblos. Los domingos, la piel de gallina está casi asegurada –sea cual sea la fe del viajero– cuando las congregaciones locales armonizan con el cielo; en particular, los servicios de la Wairiki Catholic Mission de la isla de Taveuni son divinos.
Invierno es una estación propicia para que los lugareños se diviertan en sus festivales: el viajero puede unirse a la fiesta en el Bula Festival de Nadi, divertirse en el Hibiscus Festival de Suva, y contemplar la asombrosa devoción por el poder de la mente sobre el cuerpo en el South Indian Fire-Walking Festival. A medida que la temperatura empieza a subir en octubre, hindúes y cristianos de todo el país se preparan para celebrar el Diwali.
Diwali, el festival que ilumina la India
Piñas maduras en un puesto junto a la carretera, Fiyi © Kolbz / Getty Images
Durante todo el año se pueden descubrir los sabores de Fiyi en los ubicuos mercados al aire libre del país. Desde el más grande, el concurrido mercado municipal de Suva, hasta los más pequeños, con esterillas en el suelo en los poblados más recónditos, los mercados son el cuerpo y el alma de las Fiyi, porque ofrecen a los lugareños un lugar donde comprar, charlar y conectar con la comunidad.
3. Encuentros con la fauna
Si bien el aislamiento de las Fiyi hace que las especies de mamíferos autóctonos sean contadas, en sus árboles y sus mares vive una prolífica población de aves endémicas y criaturas marinas. Conviene llevar los prismáticos en la mochila y la cámara submarina para las inmersiones: ¡es hora de conocer a los otros habitantes de las islas!
Uno de los grandes atractivos del país es la posibilidad de nadar y practicar esnórquel junto a enormes mantarrayas, sobre todo en el canal situado entre el grupo Yasawa de las islas Nanuya Balavu y Drawaqa, y más al sur, en el Manta Reef (o arrecife de las mantas) de Kadavu.
Breve guía para naufragar en el Pacífico
En las Yasawa, los resorts Mantaray Island y Barefoot Manta ofrecen encuentros ‘se mira pero no se toca’ con mantarrayas; y en Kadavu se puede ir de excursión con el equipo del Matava Resort. Si se prefiere algo más emocionante, Aqua-Trek Beqa organiza aventuras submarinas desde su base de Pacific Harbour que hacen temblar incluso al buceador más intrépido: ¡encuentros para dar de comer a enormes tiburones toro y tiburones tigre!
El espeso bosque pluvial de Taveuni es un imán para la diversa vida aviar, Fiyi © Donyanedomam / Getty Images
En tierra, la ‘Isla Jardín’ de Taveuni es famosa en todo el mundo ornitológico. Dando cobijo a más de 100 especies de aves, la tercera isla más grande de las Fiyi cuenta con excelentes puntos de observación de aves, incluidos el frondoso pico Des Voeux Peak (1195 m), hábitat del raro y esquivo tilopo naranja y del diminuto y amenazado cola de seda; la Vidawa Rainforest Trail, con rutas de observación de aves a cargo de chamanes; y la húmeda y encantadora costa de Lavena.
La escarpada y remota isla de Kadavu también es un gran destino para los aficionados a las aves; sus bosques pluviales albergan un caleidoscopio de aves tropicales, y cuatro de ellas no se encuentran en ningún otro lugar del mundo.
4. Cruceros de buceo
Que el viajero se imagine buceando en plácidas aguas turquesas, envuelto en el silencio y cautivado por el movimiento de un pez payaso descarado. De repente, percibe un movimiento a su espalda: ¿será un tiburón? ¿Una mantarraya gigante? No: es un grupo de buceadores de esnórquel haciéndose una selfi submarina.
Nadando con una espectacular manta en Fiyi © Tobias Bernhard / Getty Images
Si esta situación le resulta demasiado familiar al viajero, la solución podría ser un crucero de buceo por las Fiyi, una atractiva aventura para los submarinistas más intrépidos –aunque también los hay dirigidos a buceadores de esnórquel y para los que nunca han montado en barco– que permite visitar enclaves de buceo no masificados que quedan muy lejos de los destinos de los operadores de tierra.
Nuevas tendencias de viaje: los cruceros de exploración
Algunos cruceros de buceo incluso echan el ancla en islas a las que no se puede acceder de otra manera. La mayoría de los itinerarios duran cinco, siete o diez días, y la comida y el alojamiento van incluidos en el precio. Tui Tai Expeditions explora los arrecifes y zonas remotas del norte de Fiyi y acepta también a quien no bucea, mientras que Nai’a (en Lautoka) está más dedicado a los submarinistas.
5. Consideraciones culturales a tener en cuenta en el viaje a Fiyi
- Evítese visitar las aldeas fiyianas los domingos a menos que se reciba una invitación expresa: es el día de la familia y de la iglesia.
- Procúrese ofrecer un sevusevu (obsequio) al jefe de la aldea nada más llegar. La raíz de kava (disponible en casi todos los mercados de las Fiyi) es el sevusevu más habitual.
- Conviene vestir con discreción, cubriéndose los hombros (tanto hombres como mujeres). Lo ideal es usar una sulu (una falda o un pareo).
- Quitarse el calzado antes de acceder a una bure (cabaña tradicional) e inclinarse al cruzar el umbral. Sentarse con las piernas cruzadas sobre la esterilla y mantener la cabeza más baja que la del anfitrión.
Lonely Planet ha escrito este artículo con el apoyo de Fiji Airways. Los autores de Lonely Planet aseguran su integridad y su independencia editorial siguiendo su propio criterio al margen de las instituciones que han prestado algún tipo de colaboración y nunca prometiendo nada a cambio como, por ejemplo, reseñas positivas.