Explorando las tierras altas del norte de Perú
A la mayoría de los viajeros que se estrenan en una ruta por Perú les cuesta abandonar las evocadoras ruinas de Machu Picchu; pero la ‘ciudad perdida de los incas’ es tan solo un entrante en un país abarrotado de maravillas: extensos yacimientos arqueológicos, cascadas gigantes, junglas espesas, excursiones de gran altitud y deliciosos restaurantes regionales, una sorprendente cantidad de los cuales está repartida por las tierras altas del norte de Perú, prácticamente inexploradas.
Puntos de interés de la expedición a las tierras altas del norte de Perú:
1. Las ruinas de Kuélap
2. La espectacular Catarata Gocta
3. Conociendo la cultura chapapoyas en Leymebamba
4. Las altísimas cumbres de la Cordillera Occidental
5. Chacas y su arquitectura
6. Moyobamba, la ‘Ciudad de las Orquídeas’
En un viaje a Perú, si el viajero prefiere la soledad a las multitudes y la exploración por cuenta propia a los circuitos hechos a medida, que obvie el Machu Picchu y ponga rumbo al norte de Perú.
1. Las destacadas ruinas del norte de Perú en Kuélap
En los bosques nubosos del norte de Perú se hallan las ruinas de Kuélap © Westend61 / Getty Images
Más antiguo que el Machu Picchu y situado a mayor altitud, Kuélap fue un asentamiento y centro ceremonial preincaico, hoy convertido en unas ruinas distinguidas. Construido por la cultura chachapoya entre los años 900 y 1100 d.C., este extenso y bien conservado yacimiento corona una cresta a 3000 m de altura, rodeado por un anillo de formidables muros calizos que empequeñecerían a muchos castillos europeos.
Tan remota ubicación por encima del estrecho valle de Utcubamba ha hecho que Kuélap nunca haya gozado de la fama y la popularidad de Machu Picchu, si bien esto podría cambiar pronto. La instalación de un teleférico en el 2017 hace las ruinas tentadoramente accesibles. Las ‘cabinas’ de ocho plazas transportan a los visitantes a lo largo de un trayecto de 4 km a vista de cóndor que cruza un espectacular valle fluvial en forma de V y termina en un punto a 20 min de las ruinas. Desde que se inauguró el teleférico el número de turistas que visitan Kuélap es más del doble, pero, a la vez no es más que una décima parte de los que visitan cada año el Machu Picchu. ¡Hay que ir pronto!
2. La gigantesca Catarata Gocta
La Catarata Gocta impresona vista de cerca y de lejos © marktucan / Shutterstock
En el ‘top’ de las grandes cataratas del mundo, la Catarata Gocta apenas aparece. Antes de que esta gigantesca catarata de dos niveles quedara registrada por una expedición en el 2005, solo sabían de su existencia los lugareños de la zona. La publicidad inicial aseguraba que Gocta, con 771 m de altura, era la tercera catarata más alta del mundo, aunque estudios posteriores la han situado en la 15ª posición. Sea cual sea su ranking, es una cascada mágica, y durante la última década el gobierno peruano ha empezado a abrir la zona al turismo.
Un conjunto de rutas bien señalizadas dirige a los excursionistas a través del espeso bosque húmedo hasta lo más cerca que se puede llegar de las cascadas superior e inferior, unidas entre sí por un sendero embarrado. Sorprende que, dada la espectacularidad del entorno, el turismo en esta zona sea todavía tan bajo y, en un día tranquilo, es posible que el viajero tenga una de las maravillas naturales de Perú a su total disposición.
3. Leymebamba, el diminuto asentamiento colonial del norte de Perú
Reconstrucción de casas chapapoyas en el Museo Leymebamba © Matyas Rehak / Shutterstock
Leymebamba, dos horas al sur de Chachapoyas, es poco conocido fuera de los círculos arqueológicos. Y, sin embargo, alberga uno de los mejores pequeños museos de Perú gracias a un grupo de entusiastas excavadores que, en 1996, descubrieron más de 200 momias precolombinas en torres funerarias de la cercana Laguna de los Cóndores. Ubicado 5 km al sur de la ciudad, junto a un delicioso jardín de colibríes y un café ecológico, el Museo Leymebamba expone dichas momias, de un realismo espeluznante, en una sala especial con control de la temperatura ambiente y paneles que narran su descubrimiento, además de incluir fascinantes datos sobre la cultura chachapoyas que representan.
Si al viajero le interesa su historia, es posible contratar guías y alquilar caballos para embarcarse en una ruta de tres días hasta la remota Laguna donde fueron halladas las momias. Allí el alojamiento es en sencillas cabañas, y se puede ir a pescar al lago además de descubrir una visión poco conocida de los míticos guerreros de las nubes del norte de Perú y su estilo de vida.
Itinerario por el salvaje y antiguo norte de Perú
4. La Cordillera Occidental
La cristalina Laguna Churup se acurruca en la Cordillera Occidental © tbradford / Getty Images
La nevada Cordillera Occidental de Perú es una de las cumbres de los Andes. En ella se hallan algunas de las montañas más altas de Sudamérica, incluidas el Huascarán (6768 m, el pico más alto de Perú) y la imponente Siula Grande, famosa gracias al libro y la película Tocando el vacío. Pero este denso conjunto de montañas arrugadas no es solamente una especie de parque recreativo escarpado para alpinistas avanzados. La desaliñada pero hospitalaria ciudad de Huaraz, 420 km al norte de Lima, es la capital senderista de Perú; en ella se congregan excursionistas de todos los niveles, que se dan cita en veteranos bares mochileros para intercambiar consejos, recomendaciones y anécdotas de las rutas.
La travesía de varios días más popular de la zona es la Santa Cruz Trek, de tres días y 45 km, una alternativa más tranquila al Camino Inca Inca que sube al Machu Picchu, adorada hasta el exceso. Sube hasta los 4750 m, pero no requiere la compañía de guías, ni permisos que deban tramitarse con antelación, ni una gran técnica alpinista. Una parte de la diversión a la hora de recorrer esta ruta es que también anima al viajero a emprender algunas excursiones de aclimatación previas; entre ellas, una de las favoritas es la breve y suave subida a la Laguna Churup, en un gélido anfiteatro natural a pocos kilómetros del centro de Huaraz.
5. La arquitectura de Chacas, uno de los pueblos del norte de Perú
La arquitectura de Chacas se compone de emblemáticas casas blancas © Estivilml / Getty Images
Los terremotos dañaron los pueblos del norte de Perú, la mayoría de los cuales se reconstruyeron a toda prisa y con la inversión mínima en un estilo actual y anodino. El diminuto Chacas, a 3360 m sobre el nivel del mar en el flanco este de la Cordillera Blanca, es una agradable excepción. La razón no es otra que un previsor misionario italiano llamado padre Ugo de Censi, quien, tras llegar al pueblo como cura de la parroquia a mediados de los años setenta, creó una cooperativa de carpinteros para luchar contra la pobreza de la región. La Cooperativa Don Bosco no solo ofrece a los jóvenes peruanos de la zona la oportunidad de desarrollar su habilidad artesanal con la madera (y desde hace poco, también con el cristal y los tejidos), también ha ayudado a rejuvenecer el tejido urbano de Chacas. Dañada por varios terremotos, el Santuario Mama Ashu ha sido reconstruida como un bello edificio de inspiración renacentista, adornado con bellas puertas de madera y embellecido con un precioso coro y un altar barroco meticulosamente restaurado.
La labor de la cooperativa se puede admirar más allá de la iglesia y por toda la ciudad, con las casas encaladas que destacan por sus emblemáticos balcones y balaustradas de madera. Chacas también funciona como una excelente base de excursiones largas en la Cordillera Blanca circundante.
6. Moyobamba, la ‘Ciudad de las Orquídeas’
Los colibríes de Moyobamba, esperan visita @ Bob Balestri / Getty Images
Avanzar hacia el este en el norte de Perú lleva al viajero de las playas surfistas de Máncora a las puertas del mayor bosque pluvial del mundo, en Moyobamba, pasando por los bosques nubosos envueltos en bruma de las tiierras altas del Norte.
A menudo Moyobamba no es más que una esperada parada de autobús para quienes se adentran en la jungla amazónica de Perú, pero la llamada ‘ciudad de las orquídeas’ merece mucho más que un vistazo rápido. Las autoridades turísticas, trabajando codo con codo con las comunidades locales, han organizado varias actividades ecológicas en la zona, que incluyen excursiones por el boscoso Morro de Calzada (un cerro y mirador local muy rico en vida aviar), rutas en barco por el sinuoso Río Mayo (aperitivo del gran Amazonas), y visitas al Waqanki Orchid Center, donde viven varias especies de colibríes.
A pesar de que los terremotos han derribado una gran parte de los edificios históricos de la ciudad, la plaza principal de Moyobamba, engalanada con flores, está a un corto paseo a pie de excelentes cafeterías que venden el café local. Si el viajero procede del oeste, la ciudad será también su primera oportunidad para degustar la auténtica cocina amazónica, con platos como el siluro a la parrilla, los juanes (bolas de arroz hervido envueltas en hojas de bijao) o –si uno se siente intrépido– las termitas. Es buena idea que la primera parada sea La Olla de Barro, decorada al estilo tiki.