Si una ciudad en Europa ha sabido recoger y mostrar el legado del pintor barroco Peter Paul Rubens esta es la flamenca Amberes
En este 2018, el año Rubens y del barroco, seguimos los trazos que la vida y obra del genial artista dejó en la bonita población belga en un recorrido lleno de arte y de historia. El itinerario sobre la vida y obra de Rubens forma parte de una de las muchas actividades que la Amberes barroca propone para celebrar la gran exposición sobre el barroco.
Estatua de Rubens, Groenplaats, Amberes, Bélgica © Kris Ubach
El punto de salida de la ruta por la Amberes de Rubens es la Groenplaats, la gran plaza donde se eleva la escultura de bronce del pintor. El alemán se trasladó a vivir a Amberes con apenas 19 años y a partir de aquí estableció una relación con la entonces importante y comercial ciudad flamenca erigiéndose en uno de los principales pintores de la afamada escuela flamenca. Tras pasar unos años en Roma, Rubens regresó junto a su madre enferma a Amberes donde pasaría el resto de su vida, convirtiéndose no solo como un importante pintor de la nobleza sino también en diplomático, arquitecto e intelectual, es decir, en un auténtico humanista.
Catedral gótica de Nuestra Señora, Handschoenmarkt, Amberes, Bélgica © Kris Ubach
Muy cerca se halla la Handschoenmarkt, la plaza donde se eleva la altiva catedral gótica de Nuestra Señora, que con su torre de 123 metros es el edificio gótico más alto de todos los Países Bajos. Su interior esconde cuatro valiosas obras de Rubens, entre ellas “La asunción de la virgen” que preside el altar de la catedral y con la cual ganó a su propio maestro Otto van Veen en el concurso para escoger el cuadro que tendría que ocupar tan privilegiado espacio. Y es que el talento del joven artista despuntaba en la comercial Amberes. Se puede palpar con tan solo dar una ojeada al dramatismo barroco de los otros cuadros que brillan con luz propia en el templo catedralicio.
Cuadro de Rubens en la catedral gótica de Nuestra Señora, Handschoenmarkt, Amberes, Bélgica © Kris Ubach
El recorrido sigue por las bonitas calles que rodean la Catedral y la conectan con la plaza más icónica de la elegante ciudad flamenca, la Grote Mark, acordonada por edificios de bonitas fachadas renacentistas, donde sobresale especialmente el ayuntamiento de la ciudad. Muchos de estos edificios guardan la memoria de las antiguas sedes de las casas gremiales, culminadas por los símbolos de dichos gremios. Entre ellas se haya la antigua sede del gremio de los pintores, el gremio de San Lucas, de la cual fue socio Rubens. En 1609, cuando tras su estancia en Italia se convirtió en el pintor de la corte, el renombrado pintor quedó exento de seguir las reglas de la cofradía.
Monumento del gigante Antigoon y el soldado Brabo y fachadas de casas gremiales, Grote Mark, Amberes, Bélgica © Kris Ubach
En medio de la plaza el monumento del gigante Antigoon y el soldado Brabo representa la leyenda que bautiza la ciudad. “Antwerpen” significa algo así como lanzar la mano. Cuenta la leyenda que en la época romana, cuando el gigante Antigoon dominaba la ciudad, cortaba la mano a todos aquellos que no podían pagar las tasas que permitían cruzar el puente sobre el río Esclada. Pero el soldado Brabo le plantó cara y consiguió deshacerse de él, liberando Amberes del malvado gigante y lanzando su gran mano al río, como hacía él con sus víctimas.
El itinerario conduce ahora hasta otra iglesia estrechamente vinculada a la vida de Rubens, la de San Pablo, perteneciente a la orden de los dominicos. Y es que el interior de la iglesia cobija una serie de cuadros de artistas flamencos que representan el camino del Rosario. Cuadros de nombres de paletas tan virtuosas como Jordaens, Van Dyck o el mismo Rubens cuelgan de las paredes de esta singular iglesia. “La adoración de los pastores” es otro lienzo de atmósfera dramática que los monjes dominicos encargaron a Rubens. En plena época de la Contrareforma, Rubens cubrió un importante papel a la hora de pintar imágenes religiosas que habían sido prácticamente eliminadas con la iconoclastia del la reforma luterana.
Iglesia de San Carlos Borromeo, Amberes, Bélgica © Kris Ubach
De obligada visita es la plaza Hendrik Conscienceplein con la iglesia de San Carlos Borromeo cuya fachada muestra el esplendor del barroco más imponente y en cuyo diseño participó el polifacético Rubens influenciado por el despampanante barroco italiano. También su interior conserva un cuadro firmado por Rubens, “El retorno de la Sagrada Familia de Egipto”.
Reflejo de la Contrareforma son las más de 150 estatuas de la virgen que decoran muchas esquinas de la ciudad. Acompañan al paseante hacia el siguiente punto de la ruta, de nuevo, una iglesia, en este caso la que fue la parroquia del pintor, la iglesia de Santiago, aunque frecuentaba otros templos para las misas de domingo.
Tumba de Rubens, iglesia de Santiago, Amberes, Bélgica © Kris Ubach
Casado dos veces, Rubens tuvo 3 hijos con su primera esposa, Isabella Brant y 5 con la segunda, Helena Fourment. Justo detrás del coro se halla la capilla funeraria de la familia de Rubens y su propia tumba, donde reza un epitafio escrito por el que fue alcalde de la ciudad Nicolaas Rockox que define muy bien la personalidad “Supo hacerse útil para su tiempo y para el futuro”.
La casa de Rubens
Taller de la casa de Rubens, Amberes, Bélgica © Kris Ubach
En el número 9 de la calle Wapper se enclava la que fue casa de Rubens, una noble mansión reconvertida en museo cuyo pórtico principal, que da paso al jardín, está sometiéndose durante este 2018 a una intensa renovación. Esta previsto que a finales de año la gran puerta barroca, diseñada por el propio Rubens vuelva a mostrarse con todo el esplendor con la que la concibió el artista. El museo muestra un devenir de salas, habitaciones y dependencias repletas de obras que formaban parte de la basta colección del pintor a la vez que nos muestra como las entrañas de su elegante hogar. Pero es sin duda la sala que albergó el taller del artista la más llamativa por lo que hace a obras que se exponen. Este año, y con motivo de la celebración del año Rubens, se exhibe en ella el famoso “Martirio de San Andres”, un cuadro que la iglesia madrileña de San Andrés de los flamencos ha cedido a Amberes durante este 2018, y que fue encargado por un comerciante flamenco afincado en Madrid al famoso pintor alemán.
Autorretrato de Rubens, casa de Rubens, Amberes, Bélgica © Kris Ubach
Otra pieza culminante es su autorretrato, uno de cuatro del pintor y, sin duda, el que nos muestra un Rubens más informal y a la vez, la personalidad del autor tal y como a él le gustaba ser visto, como un distinguido caballero muy seguro de sí mismo.
Tras la obligada visita a la casa de Rubens el itinerario se dirige nuevo hacia la parte más antigua de la ciudad para pararse ante uno de los museos más importantes de Amberes, el Plantin Moretus, una antigua imprenta que fue pionera en el mundo occidental y que habla de la importancia del negocio editorial en la Amberes comercial. Balthasar Moretus tuvo una estrecha relación de amistad con Rubens con el colaboró en muchas ocasiones haciendo de altavoz a su ya afamado nombre.
Jardines del Plantin Moretus, Amberes, Bélgica © Kris Ubach
Cerca del río Escalda se levanta la última de las iglesias relacionadas con la vida y obra del pintor barroco. Se trata de la iglesia de San Andrés, que fue la iglesia más cercana y de referencia para Rubens y su hermano una vez se instalaron en la vecina casa de su madre tras el viaje del pintor a Italia. Sobre su altar se muestra una de las piezas del maestro de Rubens, Otto Van Veen, “ El martirio de San Andrés”. El cuadro del Van Veen, que representa la temática que años más tarde Rubens pintaría de nuevo, sirve para comparar ambos artistas y dilucidar la evolución hacia un barroco cada vez más denotado en los pinceles del discípulo.
San Andrés con el río Escalda a sus espaldas y la ciudad antigua a sus pies pone punto y final a este artístico itinerario por la barroca Amberes de Rubens.