Nueva York Bio, Eco y Verde

© Juan Antonio Fuentes Flores
Manhattan, Nueva York, Estados Unidos

Imágenes inesperadas de la ciudad

Nueva York es probablemente la ciudad con más asfalto del planeta, pero también es, sorprendentemente, la más ecológica. La Gran Manzana encierra una cantidad increíble de “agujeros vegetales” a modo de respiraderos. Extensos parques y jardines “de bolsillo”, jardines comunitarios, patios llenos de plantas y edificios verdes… La lista es larguísima. Si a esto añadimos los restaurantes que se han apuntado a la moda de lo ecológico, los colmados y supermercados orgánicos, como los Greenmarkets, llenos de frutas, derivados lácteos y productos frescos y cultivados como en los viejos tiempos, podremos descubrir una ciudad verde, bio y ecológica.

Mercados ecológicos, parques grandes y pequeños, edificios llenos de plantas, jardines comunitarios, supermercados orgánicos… en Nueva York hay un, o varios, recorrido alternativo que nos hacen olvidar la “jungla de asfalto”. El mejor punto de partida es el mítico Central Park, con sus bucólicos caminos y sus estanques.

Parques y jardines

Entre las decenas de zonas verdes de Manhattan, Central Park es la más mítica pero quienes busquen nuevos espacios pueden descubrir un bosque en Harlem: el Inwood Hill Park. Está en el extremo norte de Manhattan, en la confluencia de los ríos Hudson y Harlem. Es un “auténtico” bosque que evoca el aspecto que debía de tener la isla antes de la llegada de los europeos, con árboles de hoja caduca y coníferas, senderos y roca, cantos de pájaros y murmullo de ardillas y pájaros. Desde las zonas más altas se contempla una magnífica vista del Hudson. Un auténtico oasis al que se puede llegar en transporte público: línea A hasta el final, en Inwood-207th St.

Greenmarkets

Los neoyorkinos, preocupados por su estado de salud, se han apuntado con frenesí a la moda de lo ecológico. Por toda la ciudad hay tiendas y supermercados orgánicos, como los greenmarkets, cuyas estanterías desbordan de fruta, verduras, derivados lácteos y otros productos frescos cultivados y elaborados con amor, como en los viejos tiempos. El más importante y concurrido se instala en pleno corazón de Manhattan, en Unión Square, cuatro veces a la semana. Es el mercado “campesino” de Manhattan, y huele a campo. El objetivo de los greenmarkets es garantizar a los neoyorkinos el abastecimiento de productos frescos apoyando al mismo tiempo a los pequeños productores de los alrededores en una iniciativa ecorresponsable. Los neoyorquinos gourmets lo aprecian y repiten. En estos últimos años han aparecido más de cincuenta mercados de este tipo, desde el Bronx a Staten Island, pasando por Williamsburg y Astoria.

Greenacre Park

Es el jardín preferido por los neoyorkinos. Está al sureste de Central Park, en dirección hacia el jardín de las Naciones Unidos. Está plantado con algarrobos, un pino piñonero, una magnolia, un ciprés de Notka y un arce japonés. La pérgola está equipada con calefacción para el invierno. Greenacre Park está considerado como uno de los más logrados vest-pocket parks (pequeño parque urbano accesible a todo el mundo),que posee todos los ingredientes ya clásicos –cascada, mesas y sillas, quioscos con bocadillos, yogures y zumos de fruta fresca– y además algo diferente: tal vez es su terraza elevada o los magníficos rododendros, el caso es que es un lugar perfecto para una pausa. Su creación se debe a Abby, la hija mayor del riquísimo filántropo John D. Rockefeller Jr, que deseaba crear “momentos de serenidad en este mundo tal convulso”.

Gramercy Park

Se trata del último parque privado de Manhattan. Para entrar en este delicado parque se necesita una llave y solo unos pocos elegidos de la vecindad tienen acceso a este precioso paraíso, entre ellos, los huéspedes del Gramercy Park Hotel. El parque está abierto al público el día de Navidad, en Yom Kippur y en determinados días del año para actividades del barrio.

La ciudad en bicicleta

El Manhattan Greenway promete muchos más para los próximos años, pero mientras tanto, ya se puede pedalear por los casi 200 km de carriles bici y prácticamente dar la vuelta completa a la isla, incluida una excursión por Brooklyn, a través del puente de Brooklyn. La tranquilidad está garantizada en Central Park y Prospect Park, pero hay otros tramos que también merecen la pena, sobre todo el Riverside Park, a lo largo del Hudson. Importante: en Nueva York se puede subir al metro con la bicicleta. Por toda la ciudad hay montones de sitios donde alquilar bicicletas.

Un paseo a pie por Battery Park City

Una forma diferente de ver la ciudad es recorrer a pie los parques de Battery Park City y explorar todas las cuevas secretas y los puertos escondidos que hay a lo largo del camino. Los parques, senderos y jardines de Battery Park Citty abarcan un tramo largo y panorámico del Lower West Side que se extiende junto al río Hudson desde Wagner Park en el extremo sur de Manhattan, hasta Rockefeller Park y los muelles en torno a Chambers Street. Además de los populares paseos flanqueados de árboles, hay un montón de jardines menos conocidos, casi escondidos, que se pueden descubrir en la caminata, junto con bancos de hierro fundido ocultos entre los árboles en South Cove o mesas de ajedrez en Rector Park y el secreto Scholar’s Garden, frente al concurrido puerto de North Cove.

Jazz al aire libre

Todos los años, a finales de verano, se celebra un fin de semana dedicado a la música y concretamente a Charlie Parker, una de las influencias más fuertes y perdurables del mundo del jazz. Como Parker dividió su vida laboral entre Harlem y el East Village, el Charlie Parker Jazz Festival comienza el sábado en el Marcus Garvey Park y acaba el domingo en el Tompkins Square Park. En realidad, lo mejor del festival es estar al aire libre un fin de semana. A lo largo de todo el año no es difícil encontrar conciertos improvisados en los parques neoyorkinos.

New York Botanical Gardens

Este parque de algo más de cien hectáreas es el más grande y mejor conocido de los tres jardines botánicos de la ciudad. Tiene ríos y lagunas, cerros, rocas y veinte hectáreas de bosque protegido, además de cuarenta y ocho jardines distintos. Conviene dedicarle un día y perderse en este entorno natural espectacular y hermoso.

Governor’s Island

Durante décadas, para los neoyorquinos Governor’s Island solo fue un islote verde, intocable y misterioso, frente al puerto. En 2003, el Gobierno federal transfirió la propiedad de esta isla de 70 ha al Servicio de Parques Nacionales (que posee 9 ha) y a la Corporación de Conservación y Educación sobre Governor’s Island, ambas encargadas del trabajo y el privilegio de transformar este terreno en un parque público con un paisajismo muy elaborado. El resultado ha sido excelente y todos los días llegan ferries abarrotados. Entre todas las zonas verdes destaca Picnic Point (3 hectáreas con mesas para hacer picnic, hamacas, vistas de la Estatua de la Libertad y un puesto de comida caribeña); o la zona de Water Taxi Beach, una playa de arena donde se celebran eventos de todo tipo, desde fiestas de baile hasta conciertos. También muy recomendable es el sendero para bicicletas de 5,7 km por todo el perímetro de la isla, que se puede recorrer con las bicicletas alquiladas en Bike and Roll a 10 dólares la hora (gratis los viernes).

Highline

Es un parque diferente. Inaugurado en 2009, es después de la de París, la segunda vía férrea convertida en un paseo arbolado del mundo. Es un parque largo, estrecho y pintoresco que ofrece algunas maravillosas perspectivas, un logro de dos entusiastas vecinos del barrio (un artista y un escritor), que salvaron una vía en desuso para transformarla en algo atractiva. Parecía una fantasía irrealizable pero ahora está salvada de las malas hierbas que la invadieron desde que en 1980 pasó el último tren  y la vía fue abandonada. Empieza en el Meatpacking District y sube hacia el oeste de Chelsea. A ras del agua se suceden los muelles y de vez en cuando aparecen unas diminutas playas de arena entre dos muelles, aunque no animan precisamente a meterse en el agua.