Machu Picchu, Perú. El enigma inca
Mirar boquiabierto el Machu Picchu desde la Puerta del Sol tras una extenuante ruta de cuatro días por el Camino Inca es un rito iniciático para los viajeros que viajan a Perú.
Lo que convierte el Machu Picchu en un lugar fuera de serie no es el espectacular paisaje andino ni la manera en que la ciudad se aferra a las escarpadas laderas… lo realmente asombroso es que nadie sabe qué sucedió. Es un enigma total.
Existen numerosas teorías: desde que fue un refugio de la realeza o un templo para vírgenes hasta una zona de aterrizaje alienígena… pero son tan solo eso, teorías. Incluso Hiram Bingham, el arqueólogo amateur estadounidense que se tropezó con las ruinas en 1911 y se pasó años excavándolas, no sabía qué era aquello. (De hecho, Bingham murió convencido, erróneamente, de haber encontrado Vilcabamba, la ciudad perdida de los incas.)
Hoy es posible deambular por la misteriosa metrópolis de las montañas en el más absoluto desconocimiento y crearse una teoría propia, lo que resulta muy liberador. El camino que sube al Templo de la Luna de Huayna Picchu, la montaña que se alza sobre las ruinas, pone a prueba el valor del visitante.
De interés: Cuzco es la puerta de entrada al Machu Picchu. Hay que tomar un tren hasta el kilómetro 88 y luego recorrer a pie los 42 km del Camino Inca.