Mujeres viajeras a los 20, 30, 40, 50 y 60 años. ¿Cómo es viajar sola?
Cada vez hay más mujeres que viajan solas por todo el mundo, y eso es algo que puede hacerse a cualquier edad. Cinco mujeres a las que les apasiona viajar así han querido compartir sus historias con Lonely Planet, explicando qué tal es lo de viajar sola a los veinte, treinta, cuarenta, cincuenta y sesenta años. Aunque cada una de ellas navega ahora mismo por una década vital distinta, todas dan un mensaje común sobre ser mujer y viajar sola: no hay más hay que hacer las maletas y marcharse, ¡nadie se arrepentirá!
1. Viajar sola a los 20 años: Fabiana Palmieri
Fabiana en su viaje a Marruecos © Travels and other stories
Fabiana Palmieri (26 años) es de Turín y trabaja como controller comercial en la industria del automóvil. Se enamoró de los viajes al conseguir una beca Erasmus para estudiar seis meses en Lisboa, y después continuó su formación académica en Sídney como estudiante de intercambio.
“Empecé a viajar sola mientras estudiaba en Sídney porque, por horarios, era difícil que a mis compañeras de piso y a mí nos coincidieran las fechas. Me apunté a un grupo de Facebook en el cual había chicas de todo el mundo compartiendo sus experiencias viajando solas, y aquella misma noche reservé mi primer viaje en solitario a la Gold Coast.”
“Las mejores experiencias fueron las que disfruté sin haberlas planeado, como cantar una canción de Bob Marley a bordo de un autobús rumbo a Nimbin, la ciudad más jipi de Australia, ver koalas en plena naturaleza y contemplar a las ballenas saltando en el océano. Y también bailé descalza mientras se ponía el sol Byron Bay, cuando el sol púrpura empezaba a acostarse”.
Fabiana tuvo a mano su guía Lonely Planet en Marruecos © Travels and other stories
“Mi experiencia viajera favorita la viví cuando decidí reservar una sesión de esnórquel en la Gran Barrera de Coral. Primero navegamos hasta la playa de Whitsundays, un paraíso divino, y después empezó la experiencia con el esnórquel. La emoción de sumergirme allí hizo que me olvidara de que no sabía nadar. Superé mis miedos y fue la mejor experiencia de mi vida.”
“Mi familia y mis amigos se preocupan por mí, y me gusta de que lo hagan. El secreto está en mantenerles siempre informados sobre dónde estoy y adónde quiero ir. Nunca he tenido malas experiencias, pero mi consejo es mantener los ojos siempre muy abiertos e intentar saber en quién puedes confiar, comprar datos para el móvil y nunca ir sin dinero por ahí. En casi todos los países aceptan tarjetas de crédito, pero conviene tener dos tarjetas diferentes por si se da una emergencia”.
“La ventaja de viajar sola es que tú te ocupas de todo. Si quieres parar, paras; y si el sitio no te gusta, te vas a otro. La desventaja es que muchas veces la soledad forma parte del juego. Por ejemplo, he visto puestas de sol increíbles en la costa este de Australia que me habría encantado compartir con mis amigos o con mi pareja”.
“La sensación de libertad y audacia que te da viajar sola a los veinte años es indescriptible. Te sientes poderosa y sabes que no hay nada que no puedas superar. A los veinte no es fácil decidir dónde quieres estar y con quién. El mío fue un viaje increíble y a veces agotador, y viajar sola me ayudó mucho más de lo que habría podido imaginar. Al final de cada día, sin importar lo duro que fuera, sabía que lo había conseguido todo por mí misma, y estaba contenta.”
Fabiana piensa que viajar a los veinte años es empoderante © Travels and other stories
“Si tu principal miedo es a sentirte sola, no te preocupes por ello ni un solo segundo. La red de mochileros es sólida y ayudan mucho cuando les necesitas. Viajar así me ha mostrado mi poder como persona, he aprendido a estar sola y a superar problemas y preocupaciones sin la ayuda de nadie más. Mi consejo para quien se esté planteando un viaje a solas es que no lo piense mucho. Que cierre los ojos, respire hondo y… ¡reserve un vuelo!”
Se pueden seguir las aventuras de Fabiana en Instagram y en su blog, Travels and other stories.
2. Viajar sola a los 30 años: Rachel Hill
Rachel Hill es una emprendedora de Florida © Rachel Travels
Rachel Hill (32 años) es una emprendedora de Florida. Empezó a viajar sola cuando estudiaba un posgrado, momento en el que optó por pasar un semestre como maestra de educación básica en Nairobi. Ahora vive entre Florida y México.
“Para una mujer de treinta años viajar sola es fantástico. Aprendí tanto sobre mí misma a los veinte que mi actitud y mi perspectiva en la siguiente década de mi vida vienen de la plenitud. Viajar sola a los veinte fue divertido, pero todavía estaba buscándome, intentando comprender quién era realmente, lo que quería de la vida y lo que valía. Ahora soy capaz de crear fácilmente las experiencias que deseo en mis viajes.”
Rachel sostiene que viajar sola es fantástico siendo treintañera © Rachel Travel
“Todas las mujeres deberían viajar solas en algún momento de su vida. Mi consejo es que busquen la experiencia que más les apetezca tener y los destinos que la ofrezcan, y que después se organicen un presupuesto y trabajen a partir de ahí. Yo he viajado sola a más de 30 países, y algunos de mis favoritos han sido Zambia, Tailandia, Filipinas y Curazao. En mi próximo viaje me gustaría ir a la Antártida.”
“Una de mis experiencias viajeras favoritas fue visitar el Círculo Polar Ártico en Laponia. Hacía un frío que pelaba, pero fue un viaje increíble, y monté en trineo de perros, fui a pescar en el hielo, piloté motos de nieve… Hice un montón de cosas. Una de las mejores experiencias que he vivido viajando sola ha sido conocer gente nueva y entablar amistades bonitas y genuinas, ¡e incluso ser ‘adoptada’ por una familia! Una vez terminé ‘colándome’ en una boda en Egipto, bailando con la novia, el novio y los invitados toda la noche. Todavía sigo en contacto con ellos a través de Facebook de vez en cuando.”
Rachel ha viajado sola a más de 30 países © Rachel Travels
“Creo que las ventajas superan las desventajas cuando se trata de viajar sola. Las ventajas incluyen la capacidad de moverte a tu ritmo, ampliar el círculo de citas si estás soltera, empujarte a salir de tu zona de confort y revisar tus pensamientos y líos mentales. También te ayuda a aumentar tu autoestima y la confianza en ti misma: estás viajando sola, ¡es genial!”
“Las pocas desventajas que hay es que puedes sentir añoranza o sentirte sola. También puede salir caro según lo que vayas a hacer; por ejemplo, no puedes dividir el coste del alojamiento.”
“Puedo afirmar honestamente que nunca he tenido una mala experiencia viajando sola. Sí he vivido alguna situación en la que algún tipo me mirando fijamente durante demasiado tiempo, pero nunca he experimentado una sensación de peligro. La intuición es mi mayor activo.”
“Cuando tengo un pálpito de que algo no va bien, suelo confiar en lo que siento. También acostumbro a compartir mis ubicaciones con mi familia y amigos. Mis posts en las redes sociales suelen ir con un retraso de varios días o semanas, y cuando viajo siempre aplico el mismo sentido común que aplicaría si visitara sola algún lugar de mi país.”
Viando sola, Rachel se ha descubierto como una persona resiliente y segura de sí misma © Rachel Travels
“Viajando sola he aprendido que soy una persona resiliente y segura de mí misma. Tener que confiar en ti mientras recorres un entorno que no te es familiar hace que te sientas capaz de conseguir cualquier cosa. La mejor manera de inspirar a mujeres treintañeras para viajar solas es que vean que yo puedo hacerlo, y como yo, también hay un montón de treintañeras que lo hacen. Expandirá los límites de sus vidas y nunca, nunca se sentirán solas, a menos que realmente así lo deseen.”
Pueden seguirse las aventuras de Rachel en Instagram y en su web, Rachel Travels.
3. Viajar sola a los 40 años: Claudia Tavani
Claudia Tavani, de Cagliari, Cerdeña, es bloguera de viajes © My Adventures Across the World
Claudia Tavani (44 años) es de Cagliari, Cerdeña. Empezó a viajar sola a los 38 años y hoy es bloguera de viajes a tiempo completo.
“Cuando finalmente me decidí a viajar sola fue porque sentía una necesidad imperiosa de viajar por mi cuenta, siendo 100% egoísta y sin tener que acomodarme a las necesidades de otras personas. Tenía que hacerlo yo sola.”
“Viajar sola a los cuarenta es fabuloso. Hago lo que me apetece, cuando me apetece. Y por fin tengo los medios para viajar con más comodidad que antes. Puedo decidir si quiero compartir una parte de mi viaje con gente que conozco por el camino o continuar disfrutando de la soledad. Es una auténtica maravilla.”
A los cuarenta años, Claudia por fin tiene los medios para viajar con más comodidad que antes © My Adventures Across the World
“Disfruté muchísimo mi primer gran viaje en solitario, cuando visité Bolivia, Chile, Argentina y Uruguay. En febrero viajé a la Tierra del Fuego, en Argentina. Hice un par de circuitos con un buen operador que tuvo a bien mostrarme la hospitalidad fueguina. Fue un fin de semana de comer asado, beber excelentes vinos y salir con gente maja. Mucho más que un simple viaje.”
“Para mí, la principal ventaja de viajar sola es el hecho de que no tengo que comprometerme a nada. No hay nadie diciéndome que haga algo, que vaya a alguna parte o que no vaya. Viajar sola me vuelve más abierta de mente ante nuevas experiencias y ante la posibilidad de conocer a gente nueva, porque tengo más libertad y más tiempo para hablar con personas que no son mis compañeros de viaje.”
“La mayor desventaja, aparte de no poder compartir gastos, es la sensación de que no tengo a nadie cerca con quien pueda contar si me pasa algo. La única mala experiencia que puedo recordar fue cuando intenté alojarme en una casa particular en Santiago de Chile y tuve que salir corriendo en plena noche.”
“Por lo que respecta a la seguridad, cuando estoy de viaje confío en mi instinto. Si no me siento cómoda haciendo algo o yendo a algún sitio, no lo hago. Si alguien no me da buenas vibraciones, no me acerco a él o a ella. Intento vestir ropa discreta y mantener los objetos de valor fuera de la vista.”
En lo que respecta a la seguridad, Claudia confía en su instinto cuando viaja © My Adventures Across the World
“Solo porque tengas cuarenta años o más no significa que no te merezcas dedicarte un tiempo de calidad a ti misma. Yo he cambiado desde que empecé a viajar, porque ahora viajo mucho más lentamente. Y es que me di cuenta de que intentaba abarcar mucho en muy poco tiempo, y que eso me cansaba. Valoro las conversaciones con los lugareños y valoro la calidad. No evito los albergues, pero me reconforta saber que no dependo de ellos para alojarme.”
Claudia se dio cuenta de que intentar abarcar mucho en muy poco tiempo la agotaba © My Adventures Across the World
“En cuanto a mi nivel de energía, ahora priorizo la calidad ante la cantidad. Visito pocos sitios, pero paso más tiempo en cada destino. No se trata de ir tachando cosas de ‘la lista de cosas que hacer antes de morir’ –odio esa expresión–, se trata de hacer algo con sentido. Viajar me ha enseñado que soy más abierta de mente y más generosa de lo que yo creía. Mi consejo para cualquier mujer que esté pensando en viajar sola es: ¡Vete, será el viaje de tu vida!
Se pueden seguir las aventuras de Claudia en Instagram y en su web, My Adventures Across the World.
4. Viajar sola a los 50 años: Marie-France Roy
Marie-France Roy es una escritora y bloguera de viajes de Montréal © Big Travel Nut
Marie-France Roy (56 años) es una escritora y bloguera de viajes de Montréal, que ahora vive en Toronto. Viajar era su sueño desde que era una niña.
“Mi primer viaje sola fue a París en 1992, cuanto tenía 29 años. Tuve que pasar muchos años estudiando, trabajando y ahorrando dinero primero; y después pasé unos cuantos años más intentando convencer a novios y amigas para que viajaran conmigo. Parecía que toda la gente de mi alrededor tenía otras prioridades, así que finalmente tomé la decisión de irme sola. Era eso o no viajar, y ya había esperado demasiado. Ahora ya he visitado más de 65 países, y la mayoría de ellos, sola.”
Marie-France Roy en Atenas, Grecia © Big Travel Nut
“Cuando viajas sola no tienes que consultar nada a nadie ni comprometerte a nada, y también eres más abierta con otros viajeros y con los lugareños. Así que, por muy contradictorio que parezca, acabas conociendo a más gente cuando viajas sola. También sueles estar más atenta a todo lo que te rodea. Eres más observadora, te das cuenta de pequeños detalles y reflexionas sobre lo que descubres, sin un compañero o compañera que te distraiga.”
“Viajar sola cuando eres una mujer mayor tiene sus ventajas. En los últimos años, mis compañeros de asiento en los vuelos han empezado a ayudarme con las maletas, sin ni siquiera preguntarme. Y estoy segura que, en algunos países, que me vean mayor me ahorra vivir situaciones de acoso.”
Marie-France Roy en su primer viaje en solitario, en 1992 © Big Travel Nut
“Las precauciones de seguridad que siempre tomo incluyen no andar sola de noche por sitios donde no hay gente y prestar atención a cualquier peligro concreto o zonas conflictivas de los países que visito. Tengo mi certificado de vacunación al día y llevo siempre conmigo un botiquín básico. Guardo las tarjetas de crédito por separado, de modo que no estén todas en el mismo sitio, y solo llevo encima la cantidad de dinero mínima. Y siempre confío en mi instinto.”
“Es imposible pasarse tres décadas viajando y no tener ninguna experiencia negativa. La mía ocurrió cuando me mordió un perro callejero en Puerto Iguazú, una semana antes de que zarpara mi crucero a la Antártida. Fue muy estresante y tuve miedo, pero intenté mantener la cabeza fría, me fui a una clínica y me pusieron la vacuna de la rabia y algunos antibióticos.”
Marie-France Roy en la Antártida © Big Travel Nut
“Aquel crucero fue sin duda mi viaje más espectacular. La naturaleza tan prístina del lugar, con sus icebergs azules, sus glaciares y cientos de pingüinos y otros animales, hizo que nos sintiéramos como si fuéramos los primeros humanos que llegaban hasta allí. Parece que las experiencias más especiales que vivo me ocurren cuando salgo de mi zona de confort; por ejemplo, cuando me lancé en paracaídas en tándem a los 46, o cuando hice autostop por primera vez en mi vida a los 52 en Nueva Zelanda, que creo que es un país seguro para probar cosas nuevas.”
“Dos grandes experiencias fueron viajar a las Islas Galápagos en un pequeño velero a motor, y recorrer el Camino del Inca. Otras experiencias especiales han sido conocer a lugareños y ser agasajada con una comida casera o invitada a visitar el local nocturno favorito de la gente que me acogía. Incluso para una persona introvertida como yo, lo que más se recuerda de los viajes son las conexiones humanas que una establece.”
Marie-France Roy saltando en tándem en Nueva Zelanda © Big Travel Nut
“Cuando empecé a viajar sola, solía alojarme en hoteles baratos y en pensiones. No descubrí los albergues hasta los treinta y pico, y entonces me alojé en varios de ellos, pero siempre he preferido tener una habitación para mí sola. Ahora suelo alojarme en alguna habitación o apartamento de AirBnB, o busco algún hotel o pensión económicos en Booking.com. Me gusta tener un baño para mí sola, también. De vez en cuando hago intercambio de domicilio para conseguir alojamiento gratis con una plataforma en línea llamada Trusted Housesitters. Al ser una mujer mayor, la gente confía en mí más fácilmente.”
“Cuando empecé a viajar todo era nuevo para mí y yo quería ver cuanto más, mejor, así que cambiaba de ciudad cada pocos días. Entonces tenía más energía que ahora; antes de los cincuenta mi calidad del sueño también era mejor, así que seguro que eso me ayudaba. Dicho esto, también es verdad que duermo mejor cuando viajo, quizá porque gasto más energía y porque me encuentro en un entorno diferente, lejos de las preocupaciones de la vida en casa.”
Marie-France Roy en Petra, Jordania © Big Travel Nut
“Ahora me gusta quedarme más tiempo en un sitio y descubrirlo poco a poco paseando a pie por los barrios y observando a las personas en las cafeterías. Sigo disfrutando con las clases de cocina, las rutas guiadas o las excursiones de un día, pero ya no me siento obligada a visitar todas y cada una de las atracciones turísticas.”
“A las mujeres de cincuenta años que quieren viajar les diría que si quieren ver el mundo, que empiecen ya. No quiero parecer truculenta, pero a los cincuenta la gente empieza a morirse. Mi tía favorita murió a los 57, y el año pasado murió una amiga mía que tenía 61 años. Cuando llegas a los cincuenta, tienes que dejar de procrastinar.”
Marie-France Roy en un glaciar de Islandia © Big Travel Nut
“Ahí fuera hay un montón de gente que viaja sola de todas las edades y la mayoría son mujeres. Nunca estarás sola del todo. Si siempre estás rodeada de gente, una buena forma de acostumbrarte a estar sola es explorar tu propia ciudad sin la compañía de nadie. Si alguien cree que puede sentirse nerviosa la primera vez que viaje sola, que pruebe a unirse a un grupo reducido de turistas en un circuito por el país que elija, y que después pase un tiempo con ellos cuando el circuito termine.”
Marie-France Roy en Kotor, Montenegro © Big Travel Nut
“Como todo en esta vida, cuanto más viajas sola, más fácil te resulta, tanto logística como psicológicamente. Hacerlo repetidas veces lo normaliza. Viajar sola me ha enseñado que soy más fuerte y resolutiva de lo que pensaba, y que puedo con todo lo que se me ponga por el camino, porque voy solucionando los problemas a medida que surgen. Esto me ha ayudado un montón a desarrollar la confianza en mí misma a lo largo de los años.”
Se pueden seguir las aventuras de Marie en su perfil de Facebook, este here, y en su blog, Big Travel Nut, dedicado a los viajes asequibles para personas mayores de cuarenta años.
5. Viajar sola a los 60: Isabel Conway
Isabel Conway (60) en Kinsale, Cork © Travel Times
Isabel Conway (60 años) es una galardonada escritora de viajes de Limerick, Irlanda, que también ha vivido y trabajado en Bélgica, Suecia y Países Bajos. Hoy vive en Kinsale, Cork.
“Empecé a viajar sola por accidente. Mi amiga y yo íbamos a San Francisco, pero hubo una huelga y ella se quedó atrapada en un piquete. Yo reuní el dinero de mis vacaciones y me marché, y cuando llegué a San Francisco, al principio me sentí muy sola.”
“Me apunté a un circuito por la ciudad y tuve que dar esquinazo a un tipo espantoso que quería algo conmigo y me perseguía por Alcatraz. ¡Yo tenía 21 años y él era de la edad de mi abuelo! La vida nocturna fue lo más difícil estando sola. Echaba de menos entrar en los bares y tomarme algo tranquilamente porque en esa época si entrabas sola en un bar era como si andaras ‘buscando algo’; hoy es muy diferente.”
Isabel Conway de excursión en Verbier © Travel Times
“Cuando tenía 18 años solía hacer autostop para ir a la facultad en Dublín, pero ahora ya no lo haría. Y creo que algunos países de los que he visitado eran mucho más seguros para las mujeres antes comparados con ahora. Lo mejor de hacerse mayor es que desarrollas un sexto sentido sobre los sitios y la gente que no son seguros. Mi consejo es que siempre hay que mostrarse resuelta, que nunca te vean perdida, consultando un mapa en la calle. Tampoco hay que llevar mochilas aparatosas ni cámaras colgando.”
“Pese a todo, todavía tengo la sensación de que salimos al mundo y confiamos en las personas, porque, aunque hay que ir con cuidado para no meterse en situaciones peligrosas, la gente en general es buena y siempre te ayuda cuando viajas al extranjero.”
“En comparación con la época en la que empecé a viajar, hace 40 años, ahora hay mucha más información disponible en internet y en las redes sociales, lo cual ayuda a planificar mucho mejor los viajes. He viajado por todo el mundo por mi cuenta, e incluso cuando voy a un viaje de prensa por trabajo suelo quedarme más tiempo para poder conocer el destino por mi cuenta. Me gusta ver el mundo con mis propios ojos y hablar con la gente.”
Isabel Conway de excursión a caballo en el sur de © Travel Times
“Lo que les diría a las mujeres de mi edad que quieran viajar solas, es que si tienen la oportunidad y el dinero, que lo hagan ya mismo. Que no esperen que su mejor amiga se quede viuda o rompa su insufrible matrimonio, porque se quedarán esperando toda la vida y perderán la oportunidad. Para empezar, lo mejor es viajar con un operador turístico pequeño que esté especializado en viajes para gente que viaja sola, así ya se cuenta con un grupito para salir.”
“Cuanto más mayor te haces, más fácilmente te difuminas de forma anónima en el mundo, y atraes ayuda genuina y simpatía de gente desconocida. Viajar es maravilloso, y despegar es fabuloso. Puedes encontrarte a ti misma, entablar nuevas amistades y desarrollar tus conocimientos. Dicen que viajar hace a la gente más feliz, y la verdad es que viajar sola a mí me ha ayudado a aprender a disfrutar de mi propia compañía, a confiar más en mí misma y a contemplar mejor el mundo que me rodea.”
Se pueden seguir los viajes de Isabel en Instagram y en su web, Travel Times.
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