Buscando a Frida en Ciudad de México
Descubrir los sitios de Ciudad de México que modelaron a Frida Kahlo lleva al viajero a recorrer de lleno las maravillosas contradicciones del país y su vívido e intenso panorama artístico. El legado de la artista sigue muy vivo.
Un altar del Día de Muertos en la casa de Frida Kahlo recuerda a la icónica artista, Ciudad de México, México © Seastock / Getty Images
La línea que separa el pasado del presente parece más fina en Ciudad de México que en el resto del mundo. La dinámica cultural de la ciudad y, por extensión, del país, evoluciona constantemente a la par que recupera su tumultuosa historia. El arte, la arquitectura y la gastronomía van ligados de forma inextricable a las raíces indígenas del país, la influencia colonial y el movimiento moderno. Y en el centro de todo ello se halla Frida Kahlo, símbolo de la cultura pop y artista prolífica cuyas obras retratan su ser más íntimo como icono de esta singular identidad mexicana.
Ciudad de México: un pasado innegable
El centro político y cultural de Ciudad de México es el Zócalo o Plaza de la Constitución. El recorrido empieza aquí. Esta colosal plaza, rodeada por el Palacio Nacional, varios edificios gubernamentales y presidida por la Catedral Metropolitana fue el centro ceremonial de la ciudad mexica Tenochtitlán. Kahlo pasaba cada día por esta plaza de camino a la escuela.
Hernán Cortés hizo todo lo que pudo para borrar del mapa los templos aztecas y construir Nueva España desde cero, pero el Templo Mayor, junto a la catedral, siguió en pie. A principios de los años setenta, durante unas obras, unos electricistas descubrieron un disco de piedra de más de 3 m de diámetro con la imagen grabada de la diosa mexica Coyolxauhqui. Aquello incentivó el interés por las excavaciones y de 1978 a 1982 varios especialistas excavaron todo el Templo Mayor, recuperando más de 7000 objetos mexicas. Hoy se puede visitar el enclave del Templo Mayor, ver varias réplicas del templo y descubrir la magnitud de una cultura antigua que otra cultura intentó destruir.
Mirando hacia la catedral desde el Templo Mayor es posible imaginar cómo se creó la nueva ciudad española a partir de las ruinas de Tenochtitlán, Ciudad de México, México © javarman / Shutterstock
La Catedral Metropolitana también merece una visita. Es la catedral más grande de las Américas. Las obras de su construcción se iniciaron en 1573 y se prolongaron durante todo el período colonial. La variedad de estilos arquitectónicos es impresionante, por no mencionar a las generaciones de obreros que dedicaron la vida a construir el tributo más innovador de su época al catolicismo.
Con un 82% de la población mexicana que se declara católica, el Templo Mayor y la Catedral Metropolitana son muestra de una cultura arraigada en la historia y en las prácticas indígenas, a la par que entregada a su influencia colonial.
La educación de Frida a través del arte
Frida Kahlo empezó la educación secundaria en 1922, cerca de El Zócalo. El Antiguo Colegio de San Ildefonso era antaño la Escuela Nacional Preparatoria y está a un corto paseo al norte del Templo Mayor. Kahlo fue una de las tan solo 35 niñas en un colegio de 2000 alumnos. Allí fue donde Diego Rivera, con quien Kahlo se casaría después, pintó su primer mural, inaugurando el mundialmente famoso movimiento muralista mexicano.
Mural "La creación" de Diego Rivera, en el Anfiteatro Simón Bolívar del Antiguo Colegio de San Ildefonso, en Ciudad de México, donde Kahlo cursó su educación secundaria © www.sanildefonso.org.mx
Frida Kahlo vio a Rivera componiendo su primer mural, titulado La creación, en el Anfiteatro Simón Bolívar de la escuela. El mural, junto a otros, era un encargo del gobierno mexicano poco después de la revolución. Su objetivo era educar a las masas, en su mayoría analfabetas, con una crónica visual de la historia y la política. El Palacio Nacional y el Palacio Bellas Artes, donde se instaló la capilla ardiente de Kahlo, poseen fantásticas obras de Rivera y otros dos grandes muralistas de la época: José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros.
En 1925 Kahlo sufrió un terrible accidente de autobús de camino a la escuela. Forzada a guardar cama durante un año entero a causa de sus heridas, la joven mandó colgar un espejo sobre su cama y empezó a pintar.
Frida Kahlo: los inicios de un símbolo
Cuando Kahlo fue capaz de volver a andar y ya llevaba un tiempo pintando, fue a visitar a Rivera para mostrarle sus cuadros y pedirle su opinión. En 1928 él trabajaba en un mural para la Secretaría de Educación Pública, una manzana al norte de San Ildefonso. Kahlo tenía 21 años cuando visitó por primera vez el estudio del pintor para mostrarle sus pinturas, y de aquel encuentro surgió una relación. Un año después Kahlo y Rivera se casaban en Coyoacán. Él tenía 43 años y ella, 22. Para sus padres aquella unión era como “el matrimonio entre un elefante y una paloma”.
La casa de Frida Kahlo es hoy un museo cuyos visitantes pueden ver los espacios íntimos que la artista creó para sí misma © BondRocketImages / Shutterstock
Coyoacán: cuna de un movimiento
Frida Kahlo pasó casi toda su vida en el barrio de Coyoacán de Ciudad de México. La Casa Azul, la amplia hacienda azulada donde Kahlo nació, creció y murió, es hoy un museo dedicado a su vida y su obra, el Museo Frida Kahlo, y contiene todo tipo de objetos, desde el llamativo vestuario de Kahlo hasta las fotografías de su padre.
El padre de Kahlo, Guillermo Kahlo, emigró de Alemania en 1891. La madre, Matilde Calderón y González, una mujer profundamente religiosa, era de Oaxaca.
El vestuario de Kahlo era una parte muy cuidada de su expresión creativa, algo atípico en las mujeres de su clase. El tehuana (traje tradicional de la región Tehuantepec, en el sur de Oaxaca) que vestía ocultaba su cuerpo roto, pero también la vinculaba a los indígenas de Oaxaca, la tierra de su madre, regida por una sociedad matriarcal. Por ello, su traje tradicional está considerado un símbolo del poder y la independencia femeninos.
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Después de casarse, Kahlo y Rivera se fueron a vivir a Estados Unidos un breve período de tiempo. A su regreso a México en 1931 se instalaron en San Ángel, en el actual Museo Casa Estudio Diego Rivera y Frida Kahlo. Diseñado por su amigo Juan O’Gorman, arquitecto y pintor, consta de tres edificios. El primero era la casa-estudio de Diego, unido por un puente en la azotea a la casa-estudio de Frida. El tercero, más pequeño, era la casa de O’Gorman.
Al otro lado de la calle frente al museo se halla la San Angel Inn. Hoy es un restaurante elegante de cocina clásica mexicana, pero en el pasado fue el lugar donde Pancho Villa y Emiliano Zapata acordaron dividir el control del país en 1914. Es un buen sitio para tomar un poco de mole y una margarita.
La Casa Azul, donde Frida Kahlo y Diego Rivera vivieron hasta la muerta de ella, Ciudad de México, México Juan_Esteban_Barco_Shutterstock
Con el tiempo, cuando la turbulenta relación entre Rivera y Kahlo se desbocó, ella se mudó a la Casa Azul. La pareja se divorció, pero volvió a casarse después y vivieron en la Casa Azul hasta la muerte de Kahlo.
Es buena idea visitar Coyoacán un sábado y explorar algunas de las mejores tiendas de la ciudad, viendo como los diseñadores usan estilos tradicionales para crear prendas llamativas y originales, igual que hiciera Kahlo años atrás. También es interesante ir al Bazaar Sábado, el mercado semanal de Plaza San Jacinto y la colindante Plaza Tenanitla.
Parte del tejido nacional
El arte de Frida Kahlo combinaba símbolos indígenas e iconos católicos, explorando su propia personalidad y la de su país en un intento por definir la identidad mexicana. Sus autorretratos recuerdan a los retratos de la época colonial, pero subvierten el estilo incluyendo elementos surrealistas y representándose menos atractiva. Kahlo recibió influencias de pintores clásicos y artistas populares mexicanos, creando una obra de Mexicanidad (movimiento romántico nacionalista) que pervive a día de hoy.
El Museo Soumaya, diseñado por el arquitecto mexicano Fernando Romero, es una incorporación relativamente nueva al panorama artístico de Ciudad de México, México © gabriela flores osornio / Shutterstock
Transcurridos 64 años de la muerte de Frida Kahlo, su ciudad natal rebosa arte, diseño y gastronomía que, como Kahlo, rinden homenaje a la compleja y confusa historia de México sin apartar la vista del futuro.
Destacan las galerías de arte en La Roma y el Museo Soumaya, en Polanco, un edificio modernista diseñado por el arquitecto mexicano Fernando Romero que brilla bajo el sol. En su interior, galerías elegantes y minimalistas realzan la impresionante colección de arte del empresario y ávido coleccionista Carlos Slim. La entrada es gratis porque Slim cree que todos los mexicanos deberían tener acceso al arte. La extensa colección incluye obras de artesanos precolombinos, maestros europeos y creadores modernos.