Nueva Escocia

Escrito por
Dean Petty, autor de Lonely Planet

9 Noviembre 2022
6 min de lectura
© Mark Fleming / Stocksy United
Fora de Peggy’s Cove.

Por qué visitar Nueva Escocia

Nueva Escocia es un rincón del mundo maravillosamente auténtico. Ofrece el equilibrio perfecto entre una impresionante belleza natural, una gente increíble y resuelta, y muchas actividades divertidas. El mágico “arraigo” a este lugar es algo indescriptible. Simplemente así es la “good Ol’ Nova Scotia” (buena y antigua Nueva Escocia).

Cuándo visitar Nueva Escocia

  • May-jun: el viajero evitará la subida de precios del verano y sentirá que tiene toda la provincia para él solo.
  • Jul-ago: las flores silvestres florecen a medida que aumentan las temperaturas y los precios, mientras que los días parecen no terminar nunca.
  • Sep-oct: los habitantes locales disfrutan al máximo del impresionante follaje otoñal antes de que empiece el largo invierno.

 

Presupuesto diario

  • Habitación doble en hotel de precio medio: 150-250 €
  • Cena en un restaurante local: 15-30 €
  • Copa de vino: 11 €
  • Pinta de cerveza: 7,50 €

 

Las mejores experiencias

Para experimentar a fondo Halifax y explorar los rincones más remotos de la provincia, sería aconsejable contar con entre 7 y 10 días para poder abarcarlo todo. Vale la pena viajar despacio: tomarse su tiempo, codearse con los locales, empaparse de la belleza y realmente disfrutar de la experiencia.

Lo mejor quizá sea dejar a la improvisación la mayor parte del viaje por Nueva Escocia. Abundan los lugares para detenerse y relajarse mientras se disfruta de vistas fabulosas. Este es uno de esos lugares donde “el plan de no tener plan” puede ser el mejor plan.

Pero, si se necesitan algunas sugerencias para empezar, aquí se detallan varios lugares que hay que visitar.

 

Empezar el viaje en Halifax

No hay nada como levantarse con un bonito amanecer para ir a comprobar el estado del mar. Si el mar está en calma, se puede salir a hacer surf de remo. Otra opción es simplemente ir a la ciudad a desayunar.

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Puerto de Halifax. ©benkrut/Getty Images

Puerto de Halifax. ©benkrut/Getty Images

Humildemente recomendaría mi café, el Two if By Sea, como el lugar perfecto para disfrutar de un capuchino matutino y un delicioso cruasán. Mi contiguo tostadero, el Anchored Coffee, suministra el café que se sirve en el Two if By Sea. Nos gusta que todo quede en casa.

Tras desayunar, se puede tomar una bicicleta e ir hasta el Salt Marsh Trail en Cow Bay, un llano y concurrido sendero de gravilla con mucha naturaleza para disfrutar. Si el viajero se siente con fuerzas, una ruta genial consiste en recorrer el sendero desde Cow Bay hasta Lawrencetown (solo hay que asegurarse de llevar repelente para mosquitos).

Tras quemar toda la mantequilla y la cafeína del desayuno, hay que ir a la playa de Rainbow Haven Beach para darse un rápido baño en el refrescante Atlántico Norte.

Una vez que el viajero esté seco, es hora de volver a comer. Las opciones para almorzar son interminables, pero cuando viene algún amigo a la ciudad siempre vamos al John’s Lunch en Woodside. Sirve algunas de las opciones más sencillas y frescas de pescado y marisco frito de los alrededores. Es un sitio sin parafernalias, simplemente con deliciosos productos del mar perfectamente salados y fritos.

Para una opción más ligera, se puede visitar mi local de pizza Yeah Yeahs Pizza (con sucursales en Ochterloney St, en Dartmouth, y en Barrington St). Recomiendo pedir una porción de pizza y una ensalada César. Además, el viajero puede hacer un dibujo en un plato y pegarlo en la pared para dejar su huella.

Hay que asegurarse de echar un vistazo a Pro Skates Halifax, una de las tiendas de skate más antiguas de América del Norte. Este sitio es toda una institución. Y, si se necesita un corte de pelo mientras se está en la ciudad, solo hay que ir a la barbería Oddfellows, en la parte de atrás de la tienda, para ponerse en manos de Joel.

Para cenar, recomiendo visitar el The Narrows Public House para disfrutar de buena y reconfortante comida casera de Nueva Escocia. Además de deliciosas opciones como pepperoni frito, paté de caballa ahumada y pollo picante con relleno, The Narrows ofrece uno de los ambientes más acogedores de la ciudad para saborear una deliciosa cena con amigos.

 

Desplazarse al interior hasta el valle de Annapolis

Ahora que el viajero ya se ha atiborrado de deliciosa comida y ha disfrutado de la costa, es hora de dirigirse al valle de Annapolis para experimentar un ambiente, un paisaje y un microclima totalmente diferentes. Se debe conducir con calma, ya que hay muchos pequeños y encantadores mercados de productores y puestos de productos agrícolas familiares para parar a lo largo del camino. Si al viajero le gustan las antigüedades, también encontrará muchas tiendas geniales que vale la pena visitar. La Country Barn Antiques es una de mis favoritas: es un placer rebuscar entre los chismes y objetos diversos de sus cinco plantas cargadas de nostalgia.

Dato curioso: en el valle se producen algunas de las mareas más altas del mundo, que dejan tras de sí numerosas orillas mareales en pendiente, perfectas para tirarse por el barro. Esta es una actividad que no puede verse en muchas otras partes del mundo y es una experiencia increíble. Recomiendo ir al muelle de Avondale Wharf, cuyo barro es uno de los más rápidos para deslizarse; además, los lugareños son realmente fabulosos. Un consejo de un profesional en tirarse por el barro: hay que llevar algunas toallas que puedan ensuciarse y agua dulce para limpiarse, pues se acabará lleno de barro.

Tras una pausa para limpiarse y descansar, se disfruta de una fantástica y tranquila tarde en el viñedo familiar Lightfoot & Wolfville. Con una soberbia carta de comida y un sinfín de deliciosos vinos, este es el sitio perfecto para contemplar el atardecer mientras se conoce y se comprueba por qué el microclima del valle de Annapolis produce unos vinos tan especiales.

 

Moverse entre las bonitas poblaciones costeras de la costa sur

A continuación, recomiendo ir a explorar las bonitas poblaciones costeras de la costa sur. Cuando uno piensa en Nueva Escocia, probablemente le venga a la cabeza la imagen de un faro, y el de Peggy’s Cove puede que sea el más bonito de toda la provincia. Quizá sea un poco turístico, pero el viajero entenderá por qué en cuanto llegue a este pintoresco pueblo pesquero con grandes rocas de granito adentrándose en el océano. Es un lugar de una belleza extraordinaria y un sitio genial para tomarse un delicioso helado; recomiendo disfrutar de uno en el Central Smith Ice Cream.

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Centro de Lunenburg. ©lazyllama/Shutterstock

Centro de Lunenburg. ©lazyllama/Shutterstock

Siguiendo por la carretera hacia el sur está Lunenburg, declarado Patrimonio Mundial por la Unesco. Si el viajero cree que este pueblo es suficientemente bonito como aparecer en una postal, solo tiene que entrar en cualquier tienda turística y su impresión se confirmará. Lunenburg es el paradigma perfecto de un animado pueblo pesquero, y cuenta con algunos restaurantes fabulosos.

La mejor forma de disfrutar de las vistas del pueblo es desde el mar. Recomiendo montarse en un barco con el capitán Walter Flower: el viajero no solo conseguirá una foto de Lunenburg digna de Instagram, sino que también podrá observar la fantástica fauna marina de la zona, como ballenas, focas y algún que otro tiburón.

De vuelta a tierra firme, hay que ir al The Knot Pub para disfrutar de un bocado y una pinta. Este es un sencillo pub, estilo Provincias Marítimas, que no tiene nada de sofisticado, tan solo cerveza fría, comida sencilla y deliciosa, y gente genial. No se puede pedir mucho más en la vida.

Si se busca un alojamiento confortable y tranquilo, recomiendo ir a Ivy House, un hotel-boutique de Lunenburg, con tan solo tres suites, inaugurado en el 2019. Tara, su propietaria (y amiga mía), describe la decoración como “escandinava moderna con estilo y un toque costero”. Es un sitio excelente para descansar tras un largo día recorriendo la costa y navegando por el mar.

 

El autor

Dean Petty

Me llamo Dean Petty y me siento extremadamente afortunado de que Nueva Escocia sea mi hogar. Originalmente me mudé aquí para ir a la universidad hace 18 años e inmediatamente sentí como si perteneciera a este lugar. Tras abrirme camino labrándome una carrera como surfista y haciendo varios trabajos esporádicos, ahora poseo varios pequeños negocios, incluidos un tostadero de café (@Anchoredcoffee), algunos locales de pizza (@yeahyeahspizza), un café (@twoifbyseacafe) y una empresa de diseño (@workshopdesingco).

Realmente me encanta mi trabajo y no puedo imaginarme viviendo en ningún otro lugar. Nueva Escocia tiene todas mis cosas preferidas: excelentes olas, deliciosa comida, una increíble pesca, personas maravillosas, una bonita costa... y la lista sigue y sigue. Con un poco de suerte, el viajero también conseguirá experimentar esa magia.

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