Con la costa más larga de Irlanda y más de 100 playas, en Donegal es posible verse solo en una playa desierta. Casi fuera del radar, el condado irlandés más septentrional es salvaje, pero posee un gran corazón y un ambiente muy cordial. Alberga los acantilados marinos más altos de Europa, en Slieve League, de 601 m de altura, y kilómetros de senderos costeros vírgenes a lo largo de la Wild Atlantic Way. Sus antiguas fortalezas, tradiciones musicales y el rico patrimonio de la lengua irlandesa ofrecen una experiencia inmersiva al visitante curioso.
¿Qué no te puedes perder?
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Ver los acantilados de Slieve League (Sliabh Liag), en la Wild Atlantic Way, que superan en altura a la Torre Eiffel y a los acantilados de Moher.
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Nadar en Silver Strand, una cala en forma de herradura en Malin Beg.
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Ninguna visita a Donegal está completa sin visitar Malin Head, un cabo rocoso desde donde se ven auroras boreales.
Cala de Silver Strand, en Malin Beg. © Lukassek/Shutterstock
Playas singulares y excursiones sin igual
Las playas de Donegal son su secreto mejor guardado, y nunca se está lejos de un lugar mágico para nadar. Desde las rojizas arenas de la playa de Ballymastocker en las costas occidentales de Lough Swilly hasta el descenso a la escarpada y escondida bahía de Kinnagoe en Inishowen, el atractivo del océano es único, y puede que el viajero esté solo en varios kilómetros a la redonda.
Faro de Lough Swilly. © Lukassek/Shutterstock
Con árboles que crecen hasta la orilla del agua, el Ards Forest Park está lleno de calas desiertas, ideales para un chapuzón (sobre todo en Lucky Shell Beach) antes de ir a curiosear por las tiendas de la bonita localidad costera de Dunfanaghy, a un corto trayecto en coche. Los aventureros pueden ir al Parque Nacional de Glenveagh, repleto de rutas senderistas, donde un nuevo sendero se convierte en un gran atractivo en este extremo del condado y donde el pico del Errigal se yergue, orgulloso, sobre las Tierras Altas de Donegal.
Marismas en el Parque Forestal de Ards. © Lukassek/Shutterstock
Estamos activos
Donegal posee una de las mayores concentraciones de negocios de turismo activo de Irlanda, a menudo de gestión familiar. Muchos operadores apuestan por el turismo 'slow' y sostenible, y su esfuerzo empieza a dar fruto. Eco Atlantic Adventures de Hugh Hunter ofrece rutas en kayak por Lough Swilly con el compromiso de mantener bajos tanto los costes como el kilometraje de ida y vuelta.
El ciclismo no tiene por qué ser solo un descenso adrenalínico: Off The Beaten Path ofrece circuitos panorámicos y tranquilos en bicis fat bike eléctricas por el Parque Nacional de Glenveagh, rutas costeras por Magheraroarty y circuitos por la isla de Tory.
Ciclismo en Lough Beagh en el Parque Nacional de Glenveagh. © Umomos/Shutterstock
La costa este, salpicada de farallones, cerca de la isla de Arranmore, es una visita inolvidable en Donegal. Los circuitos de 2 h por mar y de patrimonio marítimo que salen de la isla respetan la fauna local, que incluye focas, delfines y sus crías. La isla también tiene una ruta de esnórquel.
Y si se va a visitar el hogar espiritual del surf irlandés, habrá que cabalgar las olas. A pocos pasos de la ancha playa de Rossnowlagh está Fin McCool Surf School, una academia de surf.
Comida de barrio
Casas de colores en Donegal. © Madrugada Verde/Shutterstock
Desde restaurantes efímeros hasta chefs multipremiados que han vuelto a Donegal para conciliar la vida laboral y familiar, el condado bulle con nuevos restaurantes que han abierto después de la pandemia y apuestan por los productos locales y asequibles con un toque casero.
Desde que se puso al mando de la cocina del Olde Glen Bar cerca de Carrigart, el chef Ciarán Sweeney inició una revolución culinaria que hizo que todos los chefs del condado se pusieran las pilas. Con las ostras locales y el pescado fresco que llega a diario, ha renovado su enfoque por la comida sencilla de alta calidad que le ha valido un lugar en la Guía Michelin. Desde el Fisk Seafood Bar en Downings hasta el bistró Nancy’s Barn de Ballyliffin, en la península de Inishowen, los chefs cocinan productos de temporada locales, como la premiada sopa de marisco con pan de trigo de Nancy’s Barn.