Las alfombras turkmenas gozan de fama mundial y son omnipresentes, aunque el mejor lugar para verlas es un bazar. Seda, bordados, plata y joyas son otras artesanías que se han perfeccionado con el paso de los siglos.
El arte se ha estancado desde el fin de la dominación soviética. Aunque los teatros siguen activos, únicamente programan números musicales, conciertos y obras teatrales turkmenas. El bakhshi, un impresionante canto tradicional, versa sobre las tradiciones, la guerra y el amor, y se interpreta acompañado de una dutar (guitarra de dos cuerdas).
Los soviéticos y Niyazov acabaron prácticamente con la literatura turkmena contemporánea. Rahim Esenov era la mayor esperanza literaria del país hasta su ingreso en prisión en el 2004, tras la publicación de su novela El vagabundo coronado. A los turkmenos se les anima a leer la obra del poeta Magtymguly Feraghy (1733-1783) y cada vez más la del presidente Berdymukhamedov, entre cuya contribución a la literatura destaca un volumen sobre flores silvestres.