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El lado tayiko del valle del Wakhan es un paraíso oculto. Bordeado por el Hindu Kush y una franja del Afganistán más remoto, está repleto de fuertes de la Ruta de la Seda, santuarios ismailíes y alojamientos particulares regentados por acogedoras familias tayikas. Es un añadido esencial a cualquier ruta por la carretera del Pamir, y un potencial trampolín al norte de Afganistán. Incluso Marco Polo quedó impresionado al atravesarlo. Es buena idea alquilar un medio de transporte o ir de excursión a pie.