Historia de Singapur

Los comerciantes chinos en ruta a la India surcaron las aguas alrededor de la actual Singapur como mínimo desde el s. V d.C., aunque existen registros escritos de marineros chinos del s. III que se refieren a una isla llamada Pu Luo Chung, un nombre derivado del malayo Pulau Ujong (“isla al final de la península”).

Sir Stamford Raffles desembarcó en Singapur en 1819. El entonces teniente general de Java consideró la fangosa isla el lugar ideal para un nuevo puesto comercial británico destinado a contrarrestar la influencia neerlandesa en la región. Raffles firmó un tratado con el sultán Hussein y el temenggong (alto funcionario) de Johor para usar Singapur a cambio del pago de modestas sumas de dinero anuales.

Esta cesión terminó en 1824, cuando a ambos se les pagó para que traspasaran la propiedad de Singapur a la Compañía Británica de las Indias Orientales. 

Pronto llegaron grandes oleadas de inmigrantes al puerto franco, encabezadas por comerciantes que querían evitar el pago de los elevados aranceles en el puerto rival de Malaca, controlado por los neerlandeses. A pesar de la caída de los precios del caucho en 1920, Singapur continuó prosperando, su población se disparó y muchos se hicieron millonarios de la noche a la mañana.

El 15 de febrero de 1942 el general japonés Yamashita Tomoyuki pilló por sorpresa a los británicos, les arrebató el control de la isla rebautizándola como Syonan (Luz del Sur) y arrestó y ejecutó a un gran número de locales, europeos y prisioneros de guerra aliados. Aunque los británicos recuperaron el control en 1945, la ocupación había erosionado la confianza de Singapur en la protección del Imperio británico. Esto hizo que surgieran nuevas fuerzas políticas y que se allanara el camino hacia la independencia.

Si hay alguien que pueda considerarse responsable de la posición actual de Singapur ese es Lee Kuan Yew (1923-2015). Este chino de los estrechos de tercera generación, llamado Harry Lee, fue educado para ser, según sus propias palabras, “igual que cualquier inglés”. Su educación en la elitista Raffles Institution y en la Universidad de Cambridge le prepararon para lidiar tanto con el poder colonial como con la oposición política cuando Singapur tomó el control de su destino en la década de 1960.

Los disturbios raciales de 1964 y la expulsión de Singapur de la Federación de Malasia en 1965 complicaron más la labor de Lee, que usó incentivos fiscales y nuevas y estrictas leyes laborales para atraer inversiones extranjeras. Esto, junto con los enormes recursos destinados a desarrollar un sistema educativo en inglés para crear una mano de obra competente, hizo que Singapur se industrializara rápidamente, afianzando su camino hacia el próspero modelo actual.

 

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